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lunes, 3 de diciembre de 2012

Carta a Capella



H. LIC. JESUS ALBERTO CAPELLA IBARRA
SECRETARIO DE SEGURIDAD PUBLICA
MUNICIPAL DEL XX AYUNTAMIENTO
DE TIJUANA, BAJA CALIFORNIA
(Para que no quede duda de ubicación)

Personalmente no tengo el gusto o disgusto de conocerle, aunque me ha visto en varios eventos públicos y cuando le entrevistamos los medios de comunicación; pero un trato más cercano, luego de ver lo quisquilloso que es, afortunadamente no lo tenemos; y sin embargo, no crea que me preocupa si le va bien o le va mal a usted, sino que me preocupan los resultados de la inseguridad pública en Tijuana, clima que yo veo nuevamente caldeándose, y por eso es que considero que no solamente un servidor, sino muchos medios de comunicación, han cuestionado su eficiencia y eficacia.
Al final de cuentas, como persona y profesionista le deseo lo mejor; pero como servidor público, no yo, ni tal o cual reportero, es el pueblo de Tijuana el que le reclama que se ponga las pilas y garantice un auténtico clima de tranquilidad y seguridad.
Desde que inició la actual administración pública municipal, que encabeza el señor empresario don Carlos Bustamante Anchondo, NO HA HABIDO MAS AVANCES EN LA CERTIFICACION DE POLICIAS, al grado tal de que NO HAY OTRA DELEGACION REGIONAL DE POLICIA QUE LA QUE SE UBICA ENTRE LA 5 Y 10 Y EL COMPLEJO INDUSTRIAL PACIFICO: LA QUE LLEVA EL NOMBRE DE MARGARITO SALDAÑA.
Eso es solamente para mostrarle la parte superficial de la poca eficiencia de la Policía Municipal en Tijuana, con el Capitán Gustavo Huerta, primero, y luego con usted, al frente de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tijuana.
Me causa tristeza que por no soportar usted la crítica constructiva, ande declarando públicamente que me va a demandar o me demandó penalmente por DIFAMACION Y CALUMNIAS, y que no parará hasta sus últimas consecuencias: que me disculpe yo públicamente, o que pague los daños y perjuicios ocasionados a su persona, como funcionario público.
Por mí no hay ningún problema de pedirle unas disculpas públicas, si tuviera que pedirlas, pero NO ENCUENTRO NINGUNA RAZON PARA PRESENTARLE DISCULPAS PUBLICAS, ya que siempre me he conducido en mis artículos apegado a lo que se ve, se percibe, se palpa, y si aplico algunos adjetivos, llevan el propósito de APREMIARLE A CUMPLIR CON LO QUE SI DEBE HACER COMO SERVIDOR PUBLICO, y que está usted haciendo a un lado, para llorar como un chiquillo de que le critican.
Sépase que TODOS LOS SERVIDORES PUBLICOS están expuestos a la crítica, y si todos se quejaran y presentaran denuncias como usted, por SUPUESTAS DIFAMACIONES Y CALUMNIAS, se llenarían tanto de trabajo las Agencias del Ministerio Público, que las distraeríamos de asuntos mucho más importantes y que le urgen a la sociedad: procesar a auténticos delincuentes, no entretenerse en chismes de lavadero.
Ahora bien, supongo que se molestó por el artículo que hice respecto del problema que está pasando el compañero periodista Hugo Isaac Rea Torres, que según percibimos, usted le ha proferido amenazas, y una prueba palpable es que lo demandó penalmente por supuestas difamaciones y calumnias, y se valió de la timidez y pusilánime forma de ser del Procurador de los Derechos Humanos, Arnulfo de León Lavenant, que sutilmente quiso obligar al compañero Hugo Rea a revelar sus fuentes informativas, siendo que la Constitución y leyes que de ella emanan, garantiza para los periodistas la secrecía de las fuentes de información, cuando existen sospechas fundadas de recibir represalias de individuos que, como usted, no soportan la crítica.
Es por eso que en mi artículo escribí “si deveras Alberto Capella estudió para abogado, y no solamente para vender alfombras, antes de ser el “gato” de don Carlos Bustamante Anchondo, antes de que lo lanzaran a las palestras públicas, debe tener pleno conocimiento de las Garantías Constitucionales que tenemos los periodistas y de las últimas reformas a las leyes en materia de información y de periodistas; por lo tanto, es absurdo que exija a Hugo Rea que revele quiénes son sus informantes, y todavía especule nombres, porque está claro que siente pasos en la azotea”.
En primer lugar, como antes dije, si utilizo algunos adjetivos es PARA QUE SE UBIQUE, y no exija lo que la Ley no obliga al periodista. No se ofenda porque no estoy cuestionando si obtuvo o no el título de abogado, que por supuesto debe tenerlo, para poder acreditar que lo pusieran como Secretario de Seguridad Pública Municipal; lo que pasa es que, en el argot popular, se pone en duda los estudios cuando vemos que alguien demuestra ignorancia sobre asuntos que se supone debió estudiar o debe tener de conocimiento al dedillo.
En segundo lugar, no debe ofenderse por haber trabajado vendiendo alfombras para costear sus estudios y luego colocarse en una oficina; aunque sea un trabajo humilde, es honroso, y se entiende que todos, excepto los que nacen con pañales de seda y en mansiones, alguna vez pasamos por trabajos humildes, y es parte de nuestra preparación, en lo que logramos nuestros objetivos de superación personal. En mi caso, no me da ninguna vergüenza decir que mi padre es albañil, y me siento muy orgulloso de él; incluso me siento muy orgulloso de haber nacido en un petate y haber crecido en barrios miserables, conociendo el dolor y necesidades de las clases populares bajas; e  incluso, antes y después de mis desempeños laborales como profesionista en el periodismo, he trabajado en tareas humildes como peón de albañil, anaquelero, mozo de limpieza, y obrero de maquiladora. ¿Cuál puede ser la ofensa a eso? Por el contrario, me congratulo y exhibo orgulloso de haber trabajado en tareas lícitas, y nunca en trabajos ilícitos; mis padres pueden sentirse orgullosos de que salí trabajador y no delincuente.
En ese mismo sentido, como puede notar, he sido “gato” de muchos patrones, y no me ofendo por ello, y es del amplio conocimiento que en sus pininos como abogado recibió un buen “padrinazgo” de don Carlos Bustamante Anchondo, lo cual, créame, envidio a la buena, porque cualquiera desea tener ese tipo de padrinos para apuntalar nuestras carreras profesionales.
Lo demás se explica por sí mismo: es absurdo pedir lo que la Ley no nos obliga a los periodistas, y sépase que los que usted menciona, y que despidió por pérdida de confianza o lo que usted quiera, NO SON LOS UNICOS QUE ESTAN EN DESACUERDO CON LAS DIRECTRICES DE USTED, para no ser exagerados, podría decirle que AL MENOS LA MITAD DE LA CORPORACION POLICIACA ESTAN EN DESACUERDO CON SUS DIRECTRICES.
La verdad es que de todas maneras a los policías no les “cuadra” la mayoría de las veces los SECRETARIOS que les imponen, pero se disciplinan, se institucionalizan. Y en cuanto a la corrupción en las corporaciones, siempre la habrá; tengo la hipótesis de que hasta los Secretarios llegan a corromperse, pero eso está difícil de comprobarlo; solamente le puedo decir que he visto personalmente lugares donde llegan policías a pedir su cuota, “porque le tienen que reportar su parte a LOS DE ARRIBA”. Lo he dicho muchas veces, quedito y recio, para acabar con la corrupción debemos cambiar la sociedad entera, no solamente los policías o los altos mandos o los gobernantes; pero bien, eso es lo que no tiene remedio, o que por lo menos, aunque los periodistas lo publiquemos, no parece hacer mella; el mundo entero yace en lo inicuo.
Acerca de que la denuncia que usted presentó contra Hugo Rea fue solamente un buscapié, se basó, como dice el artículo que escribí, en que después del boletín que usted envió, preguntamos en el Ministerio Público del Fuero Común, y no había ninguna denuncia suya contra Hugo, por eso, al menos hasta el tiempo de esa publicación, todo parecía “puro chisme”. Ahora que, al parecer sí presentó denuncia, incluso, según dijo usted en televisión, hasta contra mía y contra la compañera Carmen Olsen, que publica columnas de Hugo Rea en su portal de Rosarito en la Noticia, pues usted disculpe si me equivoqué al decir en aquél momento que fue solamente “otro buscapié del atolondrado funcionario municipal que no da pie con bola, y que mejor haría si fuera un buen servidor público, para que nadie tenga que recalcarle sus incapacidades y deficiencias en el cargo”. Disculpe por lo de “atolondrado” y que “no da pie con bola”, pero fíjese bien que le estoy conminando, como intermediario de la voz del pueblo, a que demuestre con hechos su eficiencia y capacidad, porque de nada sirve que usted demande por supuestas difamaciones y calumnias, si cientos de miles de familias tijuanenses se quejan de que la ola de robos a casa habitación está a la alza, que los asaltos en la calle están también a la orden del día, que falta vigilancia también a comercios establecidos y en mercados sobre ruedas; ¿por qué no le pone más empeño a eso para que con hechos nos calle a la boca?
Por lo demás, en mi artículo me limito a que el lector se forme su propio juicio con la transcripción literal de su boletín y de la carta que envió Hugo Rea a la Secretaría de Gobernación.
Sin más por el momento, quedo a sus órdenes para más aclaraciones que usted quiera.
Atentamente:
José Angel Inzunza Mendoza
Director Tijuana del Semanario Séptimo Día, Fundador y Director General de la Revista El Poder de la Libertad, ex columnista del periódico El Sol de Culiacán, ex reportero del Diario de Sinaloa, ex reportero del Sol de Sinaloa, ex diseñador gráfico y columnista del periódico Regional El Mexicano, ex reportero del Sol de Tijuana, ex reportero del Semanario El Avance, ex reportero del periódico Rumbo Político, y ex Director General del Semanario Séptimo Día antes de fundar el periódico El Poder de la Libertad, y Secretario General de la Delegación Tijuana de la Asociación Nacional de Periodistas A.C. (ANPAC).
Es cuanto.

P.D. Espero que, en vista de las actitudes paranoicas del lic. Capella, no me esté exponiendo a ser agredido por sus esbirros, por lo que, en caso de ver en riesgo mi integridad, tendría que contra demandar. Espero cordura del funcionario, porque lo escrito aquí creo haberlo hecho con profesionalismo y ética, con educación, y lo cortés no quita lo valiente.

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