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lunes, 20 de mayo de 2013

El garlito de Osuna Millán.


Palco de Prensa                  


   Por : Gilberto LAVENANT

La palabra garlito, no es de uso común. En sí, es una especie de red, en la que quedan atrapados los peces, sin que puedan volver a salir. Es pues, una trampa. Por eso la advertencia : hay que tener cuidado, para no caer en el garlito.


En el asunto del transporte público, en la zona costa de Baja California, el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, ha tendido una red, o garlito, para endilgar a los bajacalifornianos, residentes de Tijuana, Playas de Rosarito y Tecate, un sistema de transporte, supuestamente moderno, pero que a los autores del proyecto, les redituará, magníficas ganancias. Incluso a él mismo.

Ya es sabido, que, asumiendo una facultad que no le corresponde, y sin tomar en cuenta para nada el parecer de los Alcaldes de Tijuana, Playas de Rosarito y Tecate, otorgó 3 concesiones de transporte intermunicipal, a igual número de empresas, ignorando por completo a cientos de transportistas, que con dichas concesiones serán desplazados.

Esto de la concesiones se supo, no porque Osuna Millán, haya puesto en práctica su campaña mediática, esa de ¡Abre los ojos! sino simple y sencillamente, porque tratándose de un servicio público, tuvo que publicarlas en el Periódico Oficial del Estado, el 3 de mayo del año en curso.

Las “ganonas”, en este asunto, y que lógicamente pagaron cuantiosas cantidades de dinero, aunque oficialmente se diga lo contrario, fueron Transporte Metropolitano de Tijuana, S.A. de C.V., con 117 autobuses, más 23 de reserva, Transportes Urbanos y Suburbanos Calafia de Baja California, S.A. de C.V., con 35 autobuses, más 7 de reserva, y Transportes Integrales de Baja California, S.A. de C.V., con  43 autobuses, más 9 de reserva.

En total, 195 autobuses, más 39 de reserva, por 20 años, sin tener que negociar con las futuras administraciones, tanto estatales, como municipales. El columnista apuntaba, en días pasados, que no se necesita ser muy inteligente, para adivinar o intuir, que los concesionarios pagaron sumas millonarias para lograr este negociazo. Que el permiso para operar un taxi, tiene un costo de aproximádamente 10 mil dólares. Que el costo, no oficial, por supuesto, de estas concesiones, es algo así como 3 millones de dólares, como mínimo.

Magníficos recursos para financiar las campañas de los candidatos de la Alianza Unidos por Baja California, o incluso como “jubilación” para el propio Osuna Millán, al quedar desempleado luego de concluir su gestión administrativa.

Cabe observar que en el considerando II de las concesiones, pretende justificar el otorgamiento de las mismas, indicando que el Gobernador del Estado, es autoridad en materia de transporte público y se encuentra facultado para establecer sistemas o autorizar rutas, itinerarios y tarifas y expedir los permisos y concesiones respecto del transporte público intermunicipal, dentro del territorio del Estado, “cuando no existan convenios relativos a la prestación del servicio público del transporte entre Municipios conurbados”.

Así mismo, en el considerando III, afirma, que al no existir convenio específico relativo a la prestación del servicio público del transporte entre los municipios conurbados de Tijuana y Playas de Rosarito, para que de manera directa presten el servicio de transporte público  intemunicipal, “el Gobernador del estado es la autoridad facultada para resolver la solicitud” de concesión presentada por cada una de las citadas tres empresas.

Esto es falso, pues el 8 de noviembre del 2011, los alcaldes de Tijuana, Playas de Rosarito y Tecate,  suscribieron un convenio de asociación de municipios, precisamente para atender y resolver asuntos que atañen a dichos municipios, entre estos los relativos al Sistema Vial Metropolitano y el Transporte. El columnista tiene copia de dicho convenio.  

En cuanto al Sistema Vial Metropolitano, los Alcaldes convinieron en elaborar planes y proyectos de vialidades e infraestructura regional, que interconecte las ciudades y a los Municipios integrantes, incluyendo los asuntos que beneficien en materia de mantenimiento de estas vialidades.

En cuanto al transporte, convinieron en planear y proponer acuerdos técnicos en el sistema de rutas que integran la zona metropolitana, vigilancia y control, en beneficio del usuario. Gestionar recursos y proponer a los Ayuntamientos alternativas de mejoras.

Por lo tanto, Osuna Millán no solamente mintió, al aseverar que no había convenio en materia de transporte, entre los municipios conurbados, sino que asumió facultades que no le corresponden. Es más, ni siquiera tuvo la atención de comentar sus intenciones, con los Alcaldes de Tijuana, Playas de Rosarito y Tecate. Actuó como virrey de Baja California.

Pero hay más detalles, graves, en torno a este asunto. Las rutas concesionadas por Osuna Millán, están empalmadas en el trazo de la Ruta Troncal Número Uno, que tanto ha pregonado el Alcalde Carlos Bustamante, respecto de la cual el pasado 28 de enero dió a conocer que tendrá una inversión inicial de mil 600 millones de pesos, de los cuales Banobras aportó 482 millones de pesos a fondo perdido, el Ayuntamiento de Tijuana invertirá una cantidad similar y el resto lo aportará la iniciativa privada.

Gracias a Osuna Millán, a su soberbia y su avaricia, todos esos recursos, destinados para la modernización del transporte público, se irán al bote de la basura.

Y aún hay más. Supuestamente ante la protesta de los transportistas agraviados, y también en un aparente acto de rectificación de sus actos, Osuna Millán canceló dichas concesiones, lo que se publicó en el Periódico oficial del Estado del 10 de mayo, 7 días después de otorgarlas. En apariencia “muerto el perro, se acabó la rabia”. Pero no es así, Osuna Millán no puede cancelarlas de manera unilateral. Más bien lo hizo para que los concesionarios, recurran al amparo, a fin de que las concesiones queden firmes.

Ese es el garlito de Osuna Millán. ¡Abran los ojos!

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