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martes, 14 de mayo de 2013

Palco de Prensa



    Las ingenuidades.
 

   Por : Gilberto LAVENANT

Definitivamente, el Gobernador panista José Guadalupe Osuna Millán, piensa, supone y cree, que los bajacalifornianos son una bola de ingenuos, o de tontos.


Primero, hace una campaña mediática, dizque de concientización, diciéndoles que no sean tontos, que ¡abran los ojos! que las obras públicas se hacen con el dinero de los contribuyentes. Que si fuesen con el dinero de los políticos, habría que hacerles un monumento.

La intención fue, lograr que los electores, no se dejen engatuzar, cuando en este proceso electoral los candidatos acudan a solicitarles que voten por ellos, haciéndoles todo tipo de promesas, comprometiéndose a realizar obras, que como gobernantes tienen obligación de hacer y, sobre todo, que harán con el dinero que aportan los ciudadanos.

Esto afecta también a los candidatos panistas, obviamente, pero como Osuna Millán, y los panistas en general, tienen temores fundados de que en los comicios del 7 de julio, sufrirán una severa derrota electoral, pues no le procupó que con dicha campaña les diera a los blanquiazules un empujoncito hacia el fracaso.

Pero, en fin, Osuna Millán ha de haber pensado que los bajacalifornianos realmente son tontos o ingenuos, y que le van a creer que con dicha campaña, pretendió despertarlos, para que observen y exijan a los gobernantes actuar con transparencia y legalidad.

Sin embargo, al mismo tiempo que concluye la mentada campaña mediática, sale a la luz pública que, sin avisar a nadie, otorga tres concesiones de transporte público, para prestar el servicio entre Playas de Rosarito, Tijuana y Tecate. Negociación que hizo en lo oscurito, que guardó en secreto, hasta que los transportistas afectados, se percataron, al ser publicadas el 3 de mayo en el Periódico Oficial del Estado.  

Osuna Millán, piensa, supone y cree, que los bajacalifornianos son una bola de ingenuos, o de tontos, y que por lo tanto van a creer que esa “audaz” decisión, fue para beneficiarlos, al establecer las condiciones para que cuenten con un servicio de transporte moderno, eficaz y barato, al trasladarse de un municipio a otro.

Hasta el más ingenuo, puede intuir y observar, que el otorgamiento de esas 3 concesiones, fue un negociazo para Osuna Millán. Si lo dudan, hagan números. Tomen como base que un permiso de táxi, tiene un costo o valor mínimo de 10 mil dólares. Digamos que el permiso para cada autobús, debe tener un costo o valor de 30 a 40 mil dólares. Con dichas concesiones se autorizó el uso de 95 autobuses y 39 de reserva, lo que representa un ingreso mínimo de 3 millones de dólares. Aquí sí, cabe aplicar aquello de ¡abran los ojos!

Así es que no crean que lo hizo de a gratis. Que lo hizo por amor a los bajacalifornianos, preocupado por el pésimo servicio de transporte público.

Pero no sólo eso. Osuna Millán, piensa, supone y cree, que los bajacalifornianos son una bola de ingenuos, o de tontos, de tal forma que cuando los transportistas afectados por estas concesiones, al no ser convocados para su otorgamiento, pues se hizo en lo oscurito, manifestaron su enojo y reclamo, los colaboradores del Gobernador les dicen que no se preocupen, que el Ejecutivo estatal habrá de revocarlas o cancelarlas. Que incluso ya lo había hecho y que solamente faltaba su publicación en el Periódico Oficial del Estado.

Algo totalmente falso. Estas concesiones, son contratos. Legalmente hablando, el gobernador, está impedido para revocar o cancelarlas, unilateralmente, salvo el caso de que los concesionarios o beneficiados, incurran en alguna irregularidad, prevista en el instrumento jurídico, como causa de recisión o cancelación del mismo.

En los contratos de estas tres concesiones, se establecen 17 causas o motivos de revocación o cancelación, por no incluye el hecho de que reclamen o protesten los transportistas que no fueron tomados en cuenta para otorgar las mismas. Y conste, el columnista no inventa, tiene copia de dichas concesiones.

Así es que, eso de decirles a los transportistas afectados, que ante el reclamo de ellos, el gobierno estatal revocará dichas concesiones, o que incluso ya fueron revocadas, es una grosería, porque se les está mintiendo, a fin de que transcurra el término legal requerido para interponer amparo en contra de tales concesiones. Eso es “jugarles el dedo en la boca”.

Por si fuese poco, por un lado, Osuna Millán y su gente, tratan de calmar los alterados ánimos de los transportistas afectados, a base de simples mentiras, y, por el otro, han alentado a las empresas beneficiadas con las concesiones, para que inicien una campaña mediática, a fin de advertir que no permitirán que el gobernador las revoque unilateralmente, o sea sin el consentimiento de ellas, y que por lo tanto recurrirán a todas las instancias, incluso el amparo, para impedirlo.

Pero, por si fuese poco, Osuna Millán, piensa, supone y cree, que los bajacalifornianos son una bola de ingenuos, o de tontos, de tal forma que no se percatarán que el otorgamiento de esas 3 concesiones, fue ilegal, pues debió hacerse mediante licitación pública, o sea convocar a todo aquel que se interesara por adquirirlas, a fin de otorgarlas a quien  acreditara reunir los requisitos básicos para ello.

Y el exceso de las ingenuidades de Osuna Millán, es que tal parece piensa, supone y cree, que los bajacalifornianos son una bola de ingenuos, o de tontos, de tal forma que no se percatarían que el otorgamiento de dichas concesiones, fue con fines electoreros. Fortalecer la clientela electoral del PAN y obtener ingresos para financiar las campañas de los candidatos blanquiazules.

En todo caso, aplica aquello de que este es “el año de Hidalgo”. Tonto aquel que deje algo. Piensen mal y acertarán.

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