Por : Gilberto LAVENANT
Comentaba el columnista que ayer domingo se registraría un movimiento telúrico, sismo o terremoto, bueno, uno de carácter político-económico-social, y decía que no solamente era importante conocer su intensidad, sino también el epicentro, o sea el punto exacto de su origen, para determinar los daños.
Y refería como causa principal de tal “movimiento telúrico”, el hecho de que temprano se presentaría ante la Cámara de Diputados Federales, el paquete económico para 2014. Esto comprende, los Criterios de Política Económica, el cambio de régimen fiscal de Pemex y la reforma fiscal, respecto de lo cual, el Presidente Peña Nieto, más tarde habría de dar un mensaje en la residencia oficial de Los Pinos.
Otras causas generadoras, apuntaba, serían las manifestaciones de protesta en contra de la reforma educativa, por parte de integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, así como el movimiento en defensa del petróleo, promovido por Andrés Manuel López Obrador, acciones estas a las que se sumarían perredistas, los del #YoSoy132, los rechazados de los centros de estudios superiores, los anarquistas y muchos otros más.
Decía el columnista que el epicentro del sismo político-económico-social, o más bien varios, sería la capital del país, el Distrito Federal. Que lo único que se desconocía, era cuál sería la magnitud de cada uno de estos y por lo tanto, estaban por determinarse los posibles daños.
Pues bien, -o mal para los fronterizos, entre ellos los bajacalifornianos- los medios de difusión minimizaron el alcance de los movimientos de protesta y enfocaron su atención en el evento donde Peña Nieto dió su mensaje respecto a la reforma hacendaria y el paquete económico, en el que hizo anuncios sumamente importantes.
Sin embargo, hubo una mala noticia para los residentes de la frontera. Una que ya se temía, pero que no por eso dejó de impactar, pues en Baja California ya se había advertido que eso sería catastrófico: la homologación del IVA. A partir del 2014, los bajacalifornianos, al igual que a lo largo de la frontera mexicana, donde la tasa del IVA es del 11%, se elevará al 16%, para homologarla con el resto del país.
En la exposición de motivos de la iniciativa correspondiente, se dice que : “La Ley del Impuesto al Valor Agregado establece que las operaciones realizadas por los residentes de la región fronteriza, objeto de dicho impuesto, están gravadas a una tasa preferencial de 11%. Este tratamiento resulta inequitativo frente a las operaciones similares que se realizan en el resto del territorio nacional. La aplicación de una tasa reducida en dicha región, además de implicar una menor recaudación, dificulta la administración y el control del impuesto, por lo que se abren espacios para la evasión y elusión fiscales”. Un criterio centralista, evidentemente.
Pero esperen, la homologación de dicho impuesto, que representará a los fronterizos pagar un 5% más de IVA, se establecerá, porque, según el gobierno federal, los residentes de la frontera son riquillos, un 27% más que el promedio nacional, que aquí los niveles de marginación social son menores y dizque ya no tiene sustento el argumento del supuesto aislamiento respecto del resto del país, “debido a que la infraestructura de comunicaciones y avances tecnológicos han estrechado la integración económica y comercial de la región fronteriza con el resto del territorio nacional”. No, si lo ven en un plano, los 3 mil kilómetros de distancia entre Tijuana y el Distrito Federal, son tan sólo unas cuantas pulgadas. Cerquititas.
Y no sólo eso, según los tecnócratas del gobierno federal, los fronterizos, y en especial los bajacalifornianos, están en la gloria. “Actualmente –dicen-, la zona fronteriza cuenta con mejor infraestructura de comunicaciones y transportes que el resto del país. En el caso de acceso a Internet, el porcentaje de los hogares que cuentan con este servicio en las entidades fronterizas es de 16%, en tanto que en las entidades no fronterizas este indicador es de 12”. Como si el internet abaratara el costo de productos provenientes del centro de México. Absurdo.
Además, señalan que : “En el caso de la telefonía fija y móvil, la brecha es mayor ya que en las entidades fronterizas existen 95 mil líneas telefónicas por cada 100 habitantes y en el caso de las entidades no fronterizas existen 80 líneas por cada 100 habitantes”. El caso es que el uso del teléfono, no quita el hambre.
Por si fuese poco, afirman que la tasa diferencial del IVA, o sea el pagar el 11%, en lugar del 16%, como en el resto del país, no ha beneficiado a los consumidores, sino a los productores y comercializadores, pues no ofrecen precios más bajos. La cuestión es que los consumidores, son los que siempre “pagan el pato”. Si suben el IVA, serán los consumidores los que pagarán el diferencial, no los productores o los comercializadoras. “No me ayudes, compadre”.
Estos criterios, que pintan a los fronterizos como riquillos y privilegiados, no son nuevos. El saber que bajo dicha óptica se nos cargará la mano con el IVA, debe hacer reconocer a los comerciantes de esta región, que son unos pobres ilusos cuando sueñan con que les autoricen una zona económica fronteriza o estratégica. ¿Y su nieve, de qué la quieren?
Ni para qué mencionar “las bondades” de la reforma hacendaria del Presidente Peña Nieto. Como eso de establecer una pensión universal para los adultos mayores, o un seguro de desempleo, el desaparecer el IETU y eliminar los paraísos fiscales.
Con una sola disposición, que para ellos representa eliminar privilegios para los fronterizos, a partir del 2014 será más cara la vida para los bajacalifornianos. Ni modo de festejarlo. Como los mirones, estando a 3 mil kilómetros de distancia del Distrito Federal, los bajacalifornianos resultaron damnificados con el “movimiento telúrico” registrado ayer domingo. Y que ni protesten, pues les dirán que son minoría. Poca cosa, pues.
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