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domingo, 15 de septiembre de 2013

Palco de Prensa La barbarie.


                                           Por : Gilberto LAVENANT

El modesto diccionario del columnista, observa que barbarie, es la segunda etapa del desarrollo de la humanidad, entre el salvajismo y la civilización. Significa atraso en un pueblo o falta de cultura. Implica crueldad.

Los que incurren en actos propios de una barbarie, se les conoce como bárbaros, brutos, crueles.


Pues en ese nivel se encuentran las autoridades de Tijuana, concretamente los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, a cargo de Alberto Capella Ibarra, al utilizar vehículos de carga, conocidos como pick up, para transportar, como animales, a las personas que son detenidas por alguna falta administrativa. Una verdadera barbaridad.

Dicen, que el tipo de topografía de Tijuana, sumamente accidentada, obligó al uso de vehículos de carga para acceder a las colonias de la periferia. Los pick up, son más resistentes que los automóviles. Además, tienen mayor capacidad.

La cuestión es que del uso, se pasó al abuso, pues no solamente los utilizaron en la periferia, sino en cualquier parte de la ciudad. Hoy, es común verlos circular por todas partes, levantando supuestos vagabundos, sin oficio ni beneficio, a los que cargan en la caja de los pick up, habilitados como patrullas.

El problema es que no solamente recogen, como si fuesen perros  callejeros, a individuos con apariencia de vagos o malvivientes, sino a todo tipo de personas, con vestimenta modesta, muchos de ellos desempleados, otros por el oficio o labores que realizan, tales como albañiles o intendentes.

Cual si fuesen esclavos, o seres sin identidad, ni dignidad, los exhiben ante todo mundo, lo que es violatorio de sus más elementales derechos humanos. Los tijuanenses, simples ciudadanos, funcionarios o miembros de todos los sectores sociales, lo ven como algo normal, pues nadie protesta o reclama. Seguro han de pensar que es algo propio de las subclases sociales.

Las instituciones responsables o dizque dedicadas a la defensa o procuración del respeto de los derechos humanos, concretamente la Procuraduría de los Derechos Humanos, cuyo titular es Arnulfo de León Lavenant, simplemente se hacen “de la vista gorda”. Extrañamente, no ven, ni escuchan, el clamor popular.

Los policías municipales, prepotentes, arbitrarios y abusivos, se dan vuelo. Levantan y cargan, como animales, a quien a simple vista consideran como escoria social. Para ellos, dichas personas no merecen ni la mínima atención. Son responsables del más feo delito social : el ser pobres y estar mal vestidos.

Por su parte, el Alcalde Carlos Bustamante Anchondo, y el titular de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, Alberto Capella, hacen alarde de sus “gracias” y presumen que el área de seguridad  pública, es la más destacada de la actual administración. Qué desvergüenza.

Pero eso no es todo, el Reglamento de Tránsito y Control Vehicular del Municipio de Tijuana, Baja California, prohíbe transportar personas en vehículos de carga y preveé aplicar una sanción de 6 a 10 salarios mínimos, algo así como 388.56 pesos a 647.60 pesos. Los pick up, habilitados como patrullas, son vehículos de carga, por lo que al transportar personas que supuestamente han cometido faltas administrativas, cometen algo peor que una simple falta.

Lo que cometen, es una arbitrariedad, un abuso de autoridad, una barbarie, violación de los derechos humanos, que amerita que los bárbaros, los policías y sus jefes, sean cesados y juzgados con severidad. Mínimo, que les den “una sopa de su propio chocolate”. Imaginen, ver en la caja de un pick up, habilitado como patrulla, al Alcalde Bustamante y al Secretario de Seguridad Pública, Alberto Capella, con un letrero, que comunique a la ciudadanía que se les exhibe por crueles y bárbaros.  

Igual castigo se debería aplicar a todos aquellos que reciben un sueldo por procurar la defensa de los derechos humanos de la población y que se convierten en cómplices de las violaciones que se cometen con el uso de pick up, habilitados como patrullas. Para eso les pagan un salario, pero más bien parecen estar coludidos. Qué vergüenza.

Vale la pena señalar esto, porque este fin de semana ocurrió un accidente. Un hombre, de 42 años, era trasladado en la caja de un pick up, habilitado como patrulla de la Policía Municipal, seguramente conducido a exceso de velocidad por los elementos policiacos, cayó al suelo, cuando era trasladado a las oficinas de la corporación, en la Zona Centro.

El accidente ocurrió en Calle Segunda y Constitución, en un viraje brusco, el hombre salió lanzado al pavimento. Lo peor es que los testigos afirman que los policías ni se percataron del accidente, pues incluso siguieron su camino.

Cuentan, quienes presenciaron tan lamentables hechos, que tuvieron que acudir, en auxilio del lesionado, elementos del grupo de rescate de bomberos, quienes lo inmovilizaron, pues no podía mover sus extremidades inferiores y lo tuvieron que trasladar al Hospital General, para su atención médica.

Seguro que los bárbaros, disfrazados de policías, simple y sencillamente, con todo cinismo se presentaron ante sus jefes, con la frase muy común en ellos : “sin novedad, jefe”.

No es la primera vez que ocurren este tipo de accidentes. Pero nadie dice nada. En especial, quienes laboran en la llamada Procuraduría de Derechos Humanos, que dadas las evidencias, no es más que una “Carabina de Ambrosio”. Simple parapeto, pues. Pero en fin, ¡Viva México!                                                                                                 

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