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martes, 11 de febrero de 2014

Palco de Prensa: La nómina obesa.


                                   Por : Gilberto LAVENANT 

Uno de los factores que más inciden en las crisis financieras de los gobiernos municipales y el estatal, en Baja California, es la obesidad de las nóminas. Cual si fuesen mujeres glotonas y mal fajadas, cada día engordan y engordan. Algunas, están a punto de reventar, de reventar a los gobiernos.

Cuando se toca este tema, de inmediato se voltea a ver, con “ojos de pistola” a los empleados de gobierno, a los llamados burócratas. Y de inmediato surgen las acusaciones, de que ganan muy bien, que trabajan poco, que tienen muchas prestaciones. Que no tienen llene. Sobre todo, cuando vienen los períodos de negociación de incremento salarial. 



Muchos no entienden, ni reconocen, que gracias a los empleados de base, la mayoría de los nuevos funcionarios pueden aparentar que trabajan, que devengan los alto sueldos –los de ellos sí que son altos- que perciben. Que gracias a esos empleados, los gobiernos funcionan, pues los funcionarios entrantes, al menos durante los primeros meses, son simples firmones.

En especial, pocos entienden, aunque no lo reconozcan, que la gordura de las nóminas oficiales, no se debe a los empleados de base, sino a los altos sueldos de los funcionarios de nuevo ingreso, los asesores de todo tipo y los auxiliares, a los que contratan, como una forma de compensar los apoyos recibidos en campaña.

La cuestión es que, cuando están a punto de concluir sus gestiones, alcaldes y gobernador, pactan con los líderes sindicales, que -en un gesto de “generosidad”- les basificarán a los empleados miembros del sindicato, que tienen ya varios años en espera de tener un empleo de base, y, a cambio, ellos pueden otorgar bases a sus colaboradores de campaña.

Los burócratas eventuales, esos que cada 3 o 6 años, son obligados a firmar sus renuncias y deben esperar a que lleguen los nuevos gobernantes, a ver si les hacen el favor de renovar sus contratos, desconsolados ven cómo las oportunidades de basificación, son otorgados a empleados eventuales, que llegaron con el alcalde y que se suponía se irían al partir éste.

Se supone, que al haber estado al menos 3 o 6 años laborando en el gobierno, tienen derecho a que se les conceda la base. Pero, como dicen, uno corretea la liebre y otro es el que la alcanza. Los que se benefician con la basificación, son los parientes, amigos o protegidos del alcalde en turno.

Ni caso tiene mencionar nombres. Podría decirse que los cinco alcaldes priístas que recién terminaron su gestión, así lo hicieron. No obstante, insisten en acusar a la burocracia en general, de estar engordando la nómina y ser los causantes de las crisis financieras de los gobiernos municipales y estatal.

Así mismo, nadie entiende, ni reconoce, y por lo tanto ni se escandalizan, por la forma tan burda y descarada en que los gobernantes violan los derechos laborales de sus empleados. Hasta que, cansados de tales atropellos, acuden a los tribunales a reclamar la basificación que se niegan a otorgarles legalmente. Existen cientos de expedientes.

Por si fuese poco, los políticos, en lugar dejar de seguir utilizando las vacantes, para pagar sus compromisos de campaña, están pensando en cómo limitar aún más los derechos de los trabajadores, a lograr la basificación de sus empleos.

El gobernador panista José Guadalupe Osuna Millán, mediante un madruguete, trató de modificar la Ley de Servicio Civil, que regula las relaciones laborales del gobierno y sus empleados.

Se presume que Kiko Vega tiene ya, muy guardadito, un proyecto de nueva Ley del Servicio Civil, tendiente a frenar los reclamos de basificación y aplicar las reformas de la Ley Federal del Trabajo, que minimicen las pretensiones de mejoría de los trabajadores de gobierno. Ya empezaron la campaña mediática para tales efectos.

El pasado fin de semana, el diputado panista, Cuauhtémoc Cardona Benavides, dijo que Baja California requiere urgentemente adecuar y modificar la ley del servicio civil para redefinir preceptos que han quedado rezagados y dan lugar a mala interpretación y uso de los artículos. Y ni crean que están pensando en beneficiar y proteger a los burócratas.

Como ejemplo de tales pretensiones, mencionó la parte de las basificaciones, cómo se incrementan los puestos de base en las administraciones públicas, que no se hacen conforme a un sistema escalafonario, pues si se desocupa una base, no hay una convocatoria transparente, para que los demás compañeros puedan aspirar a esa vacante, sino que se hacen los acuerdos entre autoridades y sindicato a escondidas. Evidentemente, descubrió “el hilo negro”.

Otro tema que le preocupa, es el de las demandas laborales, pues explicó que con sólo seis meses de trabajar, ya tienen derecho a reclamar una basificación, e insistió en que el sindicato y los gobiernos deben de tener un sistema escalafonario, transparente y abierto, donde todo mundo conozca y respete los derechos laborales de los burócratas. Hasta parece la pura verdad.

Curiosamente, La oficial Mayor del Ayuntamiento de Mexicali, Maribel Avilés Osuna, también abordó el tema de la necesidad de modificar la Ley del Servicio Civil. Esto, no es ninguna coincidencia. Es obvio que la consigna es preparar el terreno, para cuando se dé el madruguete. Se dice que en política, no hay coincidencias.

Los nuevos líderes sindicales de los burócratas, tendrán que ponerse muy listos, pues cualquier día de estos, los gobiernos panistas les madrugan con una nueva Ley del Servicio Civil, más patronal. Más acorde a sus intereses. Dicho en términos médicos, le quieren poner una “manga gástrica” a la nómina de gobierno, para que deje de engordar. Que le amarren las manos a los políticos.

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