Por
: Gilberto LAVENANT
Hay un
dicho por ahí, que claramente advierte : “en arca abierta, hasta el más santo
peca”.
Lamentablemente,
los políticos, no son ningunos santos.
Por ello,
es preocupante, que no obstante las desagradables experiencias de las pasadas
administraciones municipales e incluso la estatal, nada se haya hecho para
poner “candados” a las arcas públicas.
Veamos de
qué se trata esto.
En el 2015,
que por cierto es año político, las administraciones estatal y municipales de
Baja California, manejarán casi 44 mil millones de pesos. Eso es un dineral.
Aunque no tanto,
para los apetitos insaciables de los políticos,
Sobre todo,
a sabiendas de que podrán meter mano y no les pasará nada.
El gobierno
estatal, estima que en el 2015, recaudará, por impuestos, derechos, sanciones y
participaciones federales, más de 33 mil millones de pesos.
Al menos lo
suficiente para el Plan Estatal de Desarrollo 2015, que implicará erogaciones
por 33 mil 54 millones 156 mil 520 pesos.
Por su
parte, los cinco gobiernos municipales de la entidad, estiman que su recaudación
total ascenderá a 10 mil 730 millones 654 mil 316 pesos, o sea una tercera
parte de lo que recaudará el gobierno estatal.
El
Ayuntamiento de Tijuana, recaudará 5 mil 207 millones 964 mil pesos.
El de
Mexicali, recaudará 3 mil 200 millones de pesos.
El de
Ensenada, 1 mil 341 millones 600 mil pesos.
El de Tecate,
564 millones 852 mil pesos.
El de
Playas de Rosarito, 416 millones.
Para los
políticos corruptos –porque de que los hay, los hay- es como si fuesen niños
hambrientos, parados frente al aparador de una juguetería, en esta temporada
decembrina.
Ya en
administraciones pasadas, los políticos han manejado los recursos públicos, con
una enorme frivolidad.
Pero
ninguno de ellos ha sido sancionado.
Los
procedimientos de fiscalización, además de lentos, resultan ineficientes.
Pero no
hacen nada para agilizarlos. Resulta evidente que la morosidad y la ineficiencia,
son benéficas para todos ellos. Menos
para los contribuyentes, que al final de cuentas, son quienes pagan “los platos
rotos”.
Lo mejor
que se les ha ocurrido, para tratar de cambiar un poco las cosas, es incrementar
de 1 a 2 años, el plazo para la fiscalización de las cuentas públicas.
De poco
sirve, si aunque los casos sean graves, son materia de negociación entre las
fuerzas políticas. Vergüenza debiera darles.
Para los
políticos, la impunidad, es una de las instituciones más nobles. Les permite
hacer todo tipo de triquiñuelas, sin ser sancionados.
En otros países,
mínimo les cortan las manos. Si aquí hicieran eso, habría muchos mancos.
Por el
contrario, muchos, han transformado sus vidas, gracias a la política.
De ser unos
pobres muertos de hambre, luego de incursionar un breve tiempo en la política, acumulan
riquezas mal habidas, que les hacen parecer prósperos empresarios. Empresarios
de la corrupción, de las mochadas, de las tranzas.
Y ni
siquiera se ruborizan. Son cínicos.
Algunos de
ellos, pese a sus negros antecedentes, ya se preparan, para ser postulados
nuevamente para otros cargos públicos. En el último que ostentaron, hasta “ahorraron”
para costear sus futuras campañas políticas.
El sistema
político, les permite eso y más.
Dicen, que
nadie se atreve a fabricar trampas para este tipo de “ratotas”, para no verse
atrapados en una de ellas.
Todos
prefieren seguir conjugando el verbo “tapar”. Yo te tapo, tú me tapas, él nos
tapa, nosotros nos tapamos, ellos nos tapan, todos nos tapamos. ¿Así cómo?
Los políticos,
son un verdadero peligro social.
Lamentablemente,
todos andan sueltos. Y las arcas públicas, siguen abiertas.
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