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miércoles, 16 de abril de 2014

Palco de prensa: Las comisiones del olvido.

  

                                Por : Gilberto LAVENANT

De todos es sabido, que en la administración pública, cualesquiera que sea su nivel o función, cuando se constituye alguna comisión especial, dizque para investigar y aclarar algún escándalo o asunto bochornoso, en realidad es para desvanecer la tensión, y la comunidad se olvide del asunto.

En el caso de la comisión especial de Cabildo del XXI Ayuntamiento de Tijuana, integrada el pasado lunes 3 de marzo, para dizque investigar los hechos en torno al escándalo político, suscitado al interior del Palacio Municipal, entre el Alcalde Jorge Astiazarán Orcí y el Síndico Procurador, Arturo Ledezma Romo, respecto a una supuesta extorsión o chantaje, no ha sido la excepción, en cuanto a ser una “comisión del olvido”.

Se recuerda, que el escándalo estalló, cuando elementos de sindicatura ordenaron suspender los trabajos de pavimentación de la Calle Segunda, de la zona centro de Tijuana, por supuestas irregularidades en la licitación de las mismas y la suspensión provisional de funcionarios municipales de la misma área.

Así mismo, la suspensión provisional del Secretario General del Ayuntamiento, Lic. Bernardo Padilla, al considerar que realizó actos indebidos, cuando siendo Director de Desarrollo Social, en la administración encabezada por Carlos Bustamante, indemnizó a empleados de la dependencia, supuestamente sin estar facultado para ello.

Al enterarse de tales hechos, el Alcalde Astiazarán, al no poder contener la ira y desesperación, reveló que el Síndico Procurador, Arturo Ledezma Romo, y su hermano Miguel, empresario de carteleras publicitarias, desde el inicio de su gestión administrativa lo extorsionaban y le exigían el 50% de los presuntos ingresos indebidos del gobierno.

Esto, amenazó con afectar seriamente las funciones del Ayuntamiento, pues se anticipaba una confrontación, de pronóstico reservado,  por el evidente pleito entre las dos autoridades más importantes del gobierno municipal, el Alcalde y el Sindico.

Sin embargo, el fin de semana sirvió a los protagonistas para que reflexionaran un poco sobre el tema y sus posibles consecuencias. Al lunes siguiente, se reunió el Cabildo en pleno, decidiendo integrar una comisión especial, con la aparente intención de investigar los hechos. Para que encabezara la misma, se designó al regidor del Partido Estatal de Baja California, Héctor Riveros, como secretario técnico.

Como si el asunto del escándalo político, fuese poco, le encargaron a dicha comisión, otros temas de interés, como el asunto de la licitación de las obras de la Calle Segunda, el controvertido tema de las luminarias, las basificaciones irregulares de jovencitas, por parte del exalcalde Bustamante y la suspensión del Secretario General de Gobierno.

Los periodistas supusieron, que en esta ocasión, en realidad sí había la intención de investigar, y que una vez concluída la indagatoria, sacarían a la luz pública, detalles interesantes sobre la corrupción en el ámbito del gobierno municipal de Tijuana, que según exigencias de los Ledezma Romo al Alcalde, por el dicho de este mismo, generan ingresos indebidos por unos 80 millones de dólares.

A partir de ese día, los reporteros andan a la caza del regidor Riveros, y lo acribillan a preguntas, tratando de encontrar respuestas a sus dudas o inquietudes. En cada ocasión, en que el regidor se ha visto rodeado de periodistas, trata de hacer uso de tecnicismos y procedimientos protocolarios, para destantearlos o confundirlos.

Expresiones tales como “estamos integrando el expediente”, “ya solicitamos información a la sindicatura”, “ya estamos avanzando, pero aún no es momento de revelar lo que hemos encontrado”, “son demasiados documentos lo que hemos tenido que revisar” y, la última, “Sindicatura ya hizo las observaciones correspondientes y las envió a obras públicas para las aclaraciones correspondientes”.

Dicho con todo respeto, Riveros parece merolico, en plena banqueta, diciendo una bola de disparates, a base de meras generalidades y simples verdades a medias. Dado el acoso constante, ni al baño lo dejan ir con libertad.
   
Hubiese sido más fácil, que se hablara con la verdad. Que se dijera que los protagonistas  hicieron las paces en lo oscurito, y que decidieron ya no “echarle más leña a la hoguera”. Con todo y que quedan en el aire, muchos dudas o preguntas sin contestar. En especial, ¿ por qué, aunque el Alcalde parecía muy dispuesto a decir la verdad sobre este asunto, después reculó y optó por dejar su denuncia verbal, en un mero desahogo personal ?

Lo que no entienden, los protagonistas de este vodevil, es que la ciudadanía guarda la sospecha de que el gobierno municipal efectivamente obtiene ingresos indebidos, especialmente aquellos provenientes de los giros negros, como tradicionalmente ha ocurrido.

Y, se preguntan : si en el XXI Ayuntamiento, encabezado por Astiazarán, no se ha incurrido en tales  prácticas, ¿por qué la molestia del alcalde, en tanto que el 50% que le exigían, según dijo, de nada, es nada?

Así mismo, genera hartas sospechas, que una dependencia, como la Sindicatura, cuya función es velar por el buen uso y destino de los recursos públicos del gobierno municipal, sea utilizada para extorsionar y obligar a la propia autoridad a efectuar cobros indebidos, productos de la corrupción.

Se sabe que el Regidor Riveros, está suplicando a gritos que lo retiren de la famosa comisión especial de “investigación”, porque al cabo ni está haciendo nada y ya no encuentra qué decir a los periodistas que lo cuestionan, sobre su “misión especial”. Aunque las dudas y las sospechas, casi certidumbres, habrán de persistir.

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