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domingo, 11 de agosto de 2013

Palco de Prensa: La reconstrucción.


                                           Por : Gilberto LAVENANT

Al menos en Baja California, al PRI le pasó lo que al PAN a nivel nacional en el 2012. Luego de los comicios presidenciales que implicó la pérdida de la Presidencia de la República, apenas a dos sexenios de estarla usufructuando, los panistas tuvieron qué reconocer que tendrían que reconstruir –piedra sobre piedra, diría Calderón- al Partido Acción Nacional.


Los priístas bajacalifornianos, no lo han dicho abiertamente, pero están trabajando por la reconstrucción de su organización política. Consideraban que prácticamente tenían “carro completo” en los comicios del pasado 7 de julio. No les fue tan mal, pero el no haber podido lograr la gubernatura, les dolió. Y bastante.

Si bien es cierto que los priístas casi “salieron tablas”, al lograr 3 de cinco alcaldías y un buen número de diputaciones, que les permitirá “mantener a raya” a los panistas, el proyecto político quedó “mocho”, sin la gubernatura.

Estaba casi a la vista la factibilidad del triunfo rotundo. Los panistas venían de dos derrotas electorales, la de 2010 y la del 2012, y se consideraba que solamente con un milagro, podrían salir bien librados en este 2013.

Sobre todo, los panistas, con un candidato carismático, pero no del todo bien visto, ni siquiera por los propios panistas. Los “puntos débiles” de Kiko Vega eran muchos, un partido casi a nivel de escombros. Pero sacaron a relucir mañas y triquiñuelas, de todo tipo, lograron conciliar con los perredistas y a base de chantajes y presiones, vía Pacto por México, lograron que el Presidente Peña Nieto les reonociera el triunfo con amplia generosidad.

Los priístas se tragaron el coraje y con frustración aceptaron la derrota. El CEN del PRI y el gobierno peñanietista los dejaron solos. Además, muchos compañeros de partido los traicionaron. Jugaron con los contrarios al “voto cruzado” y le facilitaron las cosas a los panistas. Seis años más, continuarán ostentando la gubernatura.

Y pasa, lo que es común en estos casos. Los triunfadores, derrochan júbilo. Los derrotados, simplemente guardan silencio. Recogen las múltiples pedazos de lo que fue su proyecto político. Luego de 24 años de luchar como oposición ante el panismo, cuando pensaban que habrían de desplazarlos, simplemente se quedaron con las ganas.

Para el priísmo bajacaliforniano, el panorama es desolador. Quien lo lidereó durante estos 24 años, el diputado federal Fernando Castro Trenti, difícilmente podría volver a encabezar el proyecto priísta para las elecciones locales del 2019. Salvo que su amigo Manlio Fabio fuese el candidato presidencial, lograra el triunfo y entonces sí, Castro Trenti podría tener la opción de ocupar una importante posición en el gobierno federal, o volver a contender para Gobernador.

Cabe observar que, la experiencia de la reciente derrota electoral, muestra que la reconstrucción del priísmo bajacaliforniano, será doblemente difícil. Hay priístas que piensan, y dicen, que Castro Trenti desaparecerá del panorama político local. Que será desplazado por otros grupos priístas, como el de los hankistas.

Algunos ilusos suponen que el encuentro del dueño de los Xolos en la capital del país y el Presidente Peña Nieto, acrecienta sus esperanzas, no solamente para exigir, pelear y lograr el control del priísmo local, sino incluso para contender por la gubernatura dentro de seis años.

Para ello, primero tendría que conquistar o comprometer al mayor número de consejeros en los consejos municipales y estatal del PRI en la entidad, actualmente bajo control mayoritario de Castro Trenti.

Si en algo aventaja Castro Trenti a Hank Rhon, es precisamente en su experiencia y habilidad política. Sus relaciones con las esferas políticas a nivel nacional. El empresario casinero no es del todo bien visto por muchos priístas. La mala fama que ha logrado durante su estancia en la entidad, le pesa. Y bastante.

El Delegado General del CEN del PRI, Héctor Yunes, confió al columnista que ha decidido permanecer en Baja California, quizás hasta diciembre próximo, para reconstruir al partido tricolor, para participar en las elecciones federales del 2015, las locales del 2016 y las presidenciales del 1018.

La tarea no es nada sencilla. Si antes de los comicios del 7 de julio, se hablaba del divisionismo, casi como si fuese un fantasma, ahora se tiene la certeza de que existe. El PRI en Baja California, está partido en dos. Por un lado los castrotrentistas y por el otro los hankistas.

Si en los comicios pasados, se hizo hasta lo imposible para unir ambas fracciones, aunque fuese solamente para lograr buenos resultados, precisamente los resultados mostraron que las simulaciones y la ingenuidad, en la búsqueda de la supuesta unidad, fueron de los principales factores que ocasionaron la derrota de Castro Trenti. Los principales errores. En los próximos comicios, las dos fracciones priístas guardarán posiciones irreconciliables.  

El destino del priísmo en la entidad, dependerá de la “línea presidencial” y, sobre todo, de quienes sean los aspirantes priístas a la Presidencia de la República en los comicios del 2018. La pugna interna, será igual o peor que los enfrentamientos de los cárteles de la droga, por controlar la plaza. Por el momento, el panorama priísta, es desolador.

Lo más grave, lo que tanto rechazaron, los priístas reconocen que el centralismo, resolvió los comicios del 7 de julio. Que a los bajacalifornianos, simplemente los sacrificaron.  

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