Por : Gilberto LAVENANT
Hace casi dos semanas, la ahora exdiputada local y dirigente priísta estatal, Nancy Sánchez Arredondo, lanzó una pulla al sector empresarial que se resiste o se opone a la homologación del IVA en la frontera. Como tratando de descalificarlo y minimizar los reclamos al respecto, dijo que solamente los riquillos son los que se quejan.
Obviamente, Nancy asume una postura netamente partidista y cumple con la consigna de respaldar la propuesta hacendaria del Presidente Peña Nieto, contra viento y marea. Por ello la postura, que a la vez le ha generado fuertes descalificaciones.
Dijo que : “Hay que repensar México, porque en realidad quienes se quejan por la homologación del IVA, son aquellos que tienen voz para ser escuchados y pueden pagar las ocho columnas”. No se percató, que con tal aseveración, se llevó “entre las patas” a los medios de difusión, que tanto han difundido los reclamos y protestas de los fronterizos, ante la pretensión presidencial que implica elevar el IVA de 11% a 16% en Baja California.
Así es que, pretendiendo interpretar como conformismo el silencio de muchos mexicanos, señaló que la gran mayoría no habla, ni tiene voz. A la vez que agregó que son millones de pobres a los que no se afectó, al no aprobar IVA en alimentos y medicinas. Ufff, qué gran favor.
Y, no sólo eso, prácticamente calificó de exagerados a los empresarios, pues manifestó que : “como se manejan las cosas, pareciera que de tajo se van a subir 16 puntos al IVA y son 5”. Entonces enfatizó que : “hay voces catastrofistas, pesimistas, que exageran la situación”.
Además, agarró corte parejo. También se fue en contra de los políticos que se han sumado en contra de la homologación del IVA, observando que : “no se trata de envolverse en una bandera y afirmar que ya se es el salvador de esto, porque en realidad la causa es de muchos ciudadanos que pertenecen a partidos y organizaciones políticas distintas”.
El tema de la homologación del IVA, o sea aplicar en la frontera la tasa del 16% que se paga en el resto del país, ha generado múltiples controversias. La gran mayoría de los mexicanos están en contra de la propuesta, en especial los grupos vulnerables, aquellos que, como dice la dirigente priísta, no tienen dinero para ser escuchados, ni para pagar las ocho columnas. Esta expresión, ya no tan usual, se refería a los encabezados principales de los periódicos impresos.
Y aunque no lo crean, el hecho de que las clases populares no hayan salido a las calles, a manifestarse masivamente en contra de la pretensión de incrementar el IVA, y que priístas como Nancy Sánchez tratan de interpretarlo como un signo de conformidad o aceptación, ha generado preocupación en el sector empresarial.
¿Por qué los pobres no salen a las calles a protestar por la pretensión de elevar el IVA, que implicará aumentos de precios en todos los productos y en especial los de consumo básico?
En principio, porque los pobres viven “al día” y están más preocupados, por tener los ingresos suficientes, que les permitan adquirir sus bienes básicos, comida, medicinas, ropa, transporte. Acudir a una manifestación, no les solucionará el problema y corren el riesgo de quedarse sin empleo o no reunir el monto de dinero necesario para el sustento diario de sus familias.
Así mismo, porque los pobres, no creen, ni confían, ni en los políticos, ni en los empresarios. Saben perfectamente que ni unos, ni otros, se preocupan por ellos. Los políticos, solamente los buscan en temporadas electorales. Los ricos, los empresarios, solamente están listos para reetiquetar productos, a fin de tratar de perder lo menos posible.
Los políticos, del discurso no pasan. Directa o indirectamente, siempre amuelan a los más pobres. Las cobijas o despensas que entregan a la hora de la pizca de los votos, son simples migajas de los dineros públicos que se embolsarán. Pero la realidad social, sigue igual o peor. Desempleo, falta de espacios en los planteles educativos de todos los niveles, carencia de viviendas dignas, pésimos servicios públicos, en especial la vigilancia y seguridad pública.
Y por lo que respecta a los riquillos, los empresarios, la gran mayoría simplemente explotan a los pobres. Les pagan salarios de hambre, los someten a jornadas laborales agotadoras y solamente les preocupan las gráficas que reflejan pérdidas o disminución de utilidades.
Falta sensibilidad social en los empresarios. Estimular a sus trabajadores, auxiliándolos a resolver los problemas que afrontan. Asesoría jurídica, asistencia médica, reclamar y proveer mejores servicios médicos, estimular la capacitación y premiar la superación.
No entienden, que la productividad de sus empresas mejora, cuando mejoran las condiciones de sus trabajadores. Aquello de “panza llena, corazón contento”, es una realidad inobjetable. Deberían, aunque sea esporádicamente, ponerse en el lugar de sus trabajadores, para comprender que con los pésimos salarios que les pagan, no les alcanza más que para medio comer, pues la mayor parte lo aplican para transporte, por ejemplo.
Platíquen con sus trabajadores y explíquenles los efectos negativos de la reforma hacendaria propuesta por el Presidente Peña Nieto. Y si los exhortan o invitan a participar en una manifestación pública, páguenles el día y proporciónenles transporte.
Mientras los empresarios sigan siendo como los políticos, ventajosos y convenencieros, las clases populares no los van a seguir a ninguna parte. Ni aunque sea en beneficio de los pobres. Es irónico, pero esa es la realidad, los empresarios dan empleo a miles de trabajadores, pero no les hacen ningún favor. Ni siquiera el afecto les regalan. Por eso nadie los sigue. Por eso pareciera que lo del IVA solamente duele a los riquillos.
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