por
Gustavo Adolfo Póker
TRAVESTISMO, según el tumbaburros, es el término que
se utiliza para describir a quienes voluntariamente utilizan vestimentas
socialmente asignadas al género opuesto. Para los exigentes, el término es una
adaptación hispana del alemán “transvestite”, y etimológicamente proviene del
latín trans, que significa cruzar, y vestire o vestitus, que significa vestir.
Thetis, madre
de Aquiles (el del famoso talón), disfrazó de niña al futuro héroe mitológico,
para que su precioso pudiera sacarle la vuelta al servicio militar, que ya
desde los tiempos de la antigua Grecia era obligatorio. Aparte de enviar que
mandaran a su vástago a los espadazos, doña Thetis también inauguró, sin saber,
la práctica del travestismo.
Dos figuras
históricas, Juana de Arco en Francia y Juana Inés de Asbajey Ramírez de
Santillana en México, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, también
descollaron por sus prácticas de travestismo. La guerrera Juana de Arco fue
pionera del feminismo en el campo de la milicia durante la guerra
Francia-Inglaterra, donde llegó a encabezar un ejército que alcanzó un par de
sonadas victorias, aunque la corte católica que la juzgó no vio con buenos ojos
esta innovación e intromisión, y condenó a la pobre Juanis a tatemarse en la
hoguera, en castigo por haberse atrevido a invadir un campo de acción que
estaba exclusivamente reservado para los machines.
Nuestra
Juanita Inés de la Cruz, la inmortal creadora de las Redondillas, aquellas del
“Hombres necios que acusáis…” también se disfrazó de hombre en sus tiempos,
pues fue la única forma que encontró para tener acceso a una aula
universitaria, que en el México de la Colonia, era un beneficio que solamente
los varones podían reclamar. Aunque su atrevimiento no fue castigado con la
hoguera, como su tocaya francesa, se salvó de los flamazos en gran parte,
gracias a que tomó la atinada decisión de vivir enclaustrada en un convento.
Este entramado mitológico-histórico-cultural, tiene
como fin justificar una pregunta que me carcome desde que se dio por primera
vez el anuncio de la alianza: El PAN travistió para aliarse con el PRD, o
fueron los amarillos los que abandonaron el overol para usar el traje de
etiqueta que desde siempre ha identificado a los azules?
Como haya
sido, el tiempo –muy breve, por cierto- ha venido a demostrar que ninguno de
los aliados de ocasión, de los travestis electorales, se siente a gusto en los
zapatos y el ropaje del otro. Gustavo Madero, Presidente Nacional del PAN, el mismo
que decía haber encontrado tantas coincidencias en la operación del panismo y
el perredismo, sale a anunciar “su” reforma energética, y se apresura a decir
que si los perredistas le hacen el feo, pone incondicionalmente al servicio del
Presidente Peña Nieto los votos de los legisladores azules en este sentidísimo
tema de la agenda nacional.
Aprovecha la
ocasión don Gus, para reiterar que si ya no va a seguir en la tandariola, se va
como la inmortal Greta Garbo, la diva hollywoodense, aunque no faltan los
envidiosos que dicen que, si se trata de encontrarle parecido con alguna figura
femenina del séptimo arte, le hallan más similitud con nuestra “Gaviota”, por aquello
de los lazos tan fuertes que los atan a ambos dos con el preciso, el hombre
fuerte de la administración pública federal.
Por su parte,
Jesús Zambrano, Presidente Nacional del PRD, que en los recientemente
concluidos tiempos electorales comió del mismo plato con los panistas, y se
decía dispuesto a ofrendar la zalea y lo que le pidieran por sus hermanastros
azules, finalmente hizo cuentas y se percató que los votos de sus huestes
legislativas son intravenosos para sacar la reforma energética, la reforma
financiera, la reforma educativa y hasta la Reforma esquina con Justo Sierra,
por lo que procedió a despojarse de los ropajes travestistas que en mala hora
accedió a usar, anunciando que por lo pronto está pensando muy seriamente
desempactarse del Presidente y sus ambiciosos proyectos, y desmarcarse de los
azules para futuras pizcas electorales.
No estoy seguro de la razón, pero no pude menos que
recordar el caso de la subordinada que accedió a acostarse con el jefe por 10
mil pesos, pero que irrumpió en gritos de acoso sexual cuando se enteró que la
oferta en realidad solo era por cien.
Jugarretas de
la mente, de seguro…
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