Por : Gilberto LAVENANT
Las autoridades, tanto municipales, como estatales e incluso federales, despertaron súbitamente y se percataron que en la entidad hay un desorden, prácticamente generalizado. Especialmente en Tijuana, donde el lema del Alcalde Carlos Bustamante es : Una ciudad con orden. La realidad, es todo lo contrario.
Durante poco más de dos años, como que durmieron el sueño de los justos, porque, aunque la ciudadanía en general observaba el desorden, la anarquía en muchas actividades económicas y sociales, las autoridades parecían no percatarse de ello.
Y cuando están a punto de entregar la administración, ahora sí, están desesperados por “meter en cintura” a todos aquellos que se desenvolvieron en la anarquía. La recicladoras, los yonques, las “casas de empeño”. Con que no hayan molestado a alguno de los negocios de “El patrón”, o sea el Gobernador electo, Francisco vega de la Madrid, porque entonces, no se la van a acabar.
Los “operativos” –así les llaman-, empezaron el viernes 26 de julio, con la revisión a las empresas recicladoras. Esas que operan libremente y que compran y desmantelan, desde automóviles robados, lo mismo que pedazos de metales, producto de la fundición de cable que obtienen, destrozando instalaciones eléctricas de viviendas, de sistemas de alumbrado público. Dicen que el propósito era revisar a unas 100 empresas de este tipo.
En la colonia Murúa, se dice que solamente fue clausurada una, pero por cuestiones técnicas. No contaban con extintores y no cumplían con las normas de seguridad. En total, el primer día revisaron 57 recicladoras, de las cuales fueron clausuradas 16, infraccionaron a 10 y amonestaron a 2.
Así mismo, detuvieron a nueve personas, dos por portación de armas de fuego, localizaron dos placas de circulación de vehículos con reporte de robo, y otro más desmantelado. Incluso un cajero automático, propiedad del Gobierno del Estado.
Cuentan que recorrieron diversas colonias. Mesa de Otay, Centenario, San Antonio de los Buenos, La Mesa, Los Pinos, Sánchez Taboada, Zona Centro, La presa, Cerro Colorado y Playas de Tijuana. Curiosamente, cuidaron mucho de no revelar los nombres de sancionados y detectados realizando actividades ilícitas.
Al día siguiente, el sábado, la revisión fue a las llamadas “casas de empeño”. Dicen que “visitaron” unas 89, clausurando una, infraccionando 36 y amonestando a 4, por no cumplir con las disposiciones que las regulan. No se habló de detenidos.
La ciudadanía sospecha, que en muchas de esas negociaciones, que por cierto es el giro principal de Kiko Vega, además de la política, van a parar los objetos robados en los innumerables atracos que se cometen en la comunidad. Presumiendo la procedencia ilícita, ofrecen cantidades irrisorias a quienes las llevan a empeñar.
Mediante comunicado oficial, se indicó que estos operativos fueron realizados por el Grupo de Coordinación Operativa de Baja California, integrado por elementos del ejército, Procuraduría General de la República, Policía Ministerial Federal, Policía Federal, Procuraduría General de Justicia del Estado, policías municipal, bomberos, así como Procuraduría Federal de Protección al Consumidor.
La intención, se dijo, fue detectar la posible existencia de objetos de procedencia ilícita en esas negociaciones. Sin embargo, no se obtuvieron los resultados esperados. Sabido es que cuando se hace esto en alguna empresa, de inmediato “dan el pitazo” a las demás, para que de “limpien la casa” y eludan sanciones y acciones penales. Quizás eso ocurrió.
Por otra parte, el gobierno municipal procedió a desalojar la zona centro de Tijuana, de vendedores ambulantes. Se dice que había 180 en el llamado Centro Histórico. Este “operativo” estuvo a cargo de la Dirección de Inspección y Verificación, apoyados por la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, del XX Ayuntamiento.
Aquí, las cosas son un tanto diferentes. Cuentan que desde el 2004, se les vencieron los permisos para vender en la zona centro, cuyo acceso, supuestamente, estaba restringido. En especial, de la Calle Niños Héroes a la Avenida Revolución y de la Primera a la Séxta.
Claro que esto era un desorden. Las banquetas invadidas por vendedores de todo tipo de objetos y alimentos, hacían casi imposible el paso de los transeúntes. Las condiciones eran propicias para la proliferación de malandros, asaltantes, pordioseros. El aspecto era deplorable y lesionaba los intereses de los comerciantes establecidos. De aquellos que tienen un alto costo de operación, pues pagan renta de los locales que ocupan y contratan empleados. El “operativo”, se justifica, porque el desorden era intolerable.
Pero surgen los cuestionamientos : ¿Por qué, cuando está a punto de terminar la administración del XX Ayuntamiento, ahora pretenden poner orden, donde claramente era un desorden ? ¿Será acaso que ya cubrieron los compromisos de la campaña del 2010? ¿Qué ahora dejan el camino libre para que el alcalde electo, Jorge Astiazarán, haga sus propias negociaciones ?
El desorden, surge, por negligencia, ineficiencia, corrupción o compromisos políticos. Que no le quieran tapar “El ojo al macho”. El orden, es constante, no esporádico.
¿Acaso le quieren dejar la “víbora chillando” a Astiazarán ?
Por lo que respecta a recicladoras, yonkes y “casas de empeño”, los que controlan y toleran, son autoridades de otro nivel. Se acaba la gestión de gobierno, y se acaban las “concesiones” y compromisos. Ya vienen los nuevos. Por más que quieran, no se puede “tapar el sol con un dedo”.
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