Por
: Gilberto LAVENANT
A partir del 2006, políticos
de todo mundo se estremecieron, al conocer el surgimiento de una plataforma
informática, cuyo objetivo principal era revelar información privada o especial,
relativa a actos de corrupción, llamada Wikileaks.
Las estructuras
gubernamentales están corroídas por la corrupción. Es realmente sorprendente el
tipo de actos que los gobernantes son capaces de realizar, pasando por alto
todo tipo de normas.
Quizás lo más trascendente,
es conocer información en torno a planes o estrategias, malévolos, tendientes a
causar daños a comunidades o rivales políticos, cuyo contenido o lineamientos
nunca se conocieron de manera oficial.
Afortunadamente, para la
población en general, aunque no para los políticos, personas que tuvieron oportunidad
de participar en tales maquinaciones, se atrevieron a revelarlos. De pronto, archivos
confidenciales empezaron a circular por el mundo entero.
Wikileaks, se convirtió
en “el coco” de los gobernantes. Específicamente, para los corruptos y déspotas,
cuyos actos indebidos e ilegales, fueron revelados al mundo entero.
Leaks, es una fuga, una
filtración. Como cuando una tubería conductora de substancias líquidas, presenta
una falla y empieza a brotar su contenido.
En la mayoría de los
casos, cuando sale a la luz pública un acto de corrupción, no es propiamente
porque algún periodista inquieto, curioso o con afanes de investigador,
descubrió un hilo suelto, le jaló y descubrió el meollo del asunto.
En la mayoría de los
casos, todo empieza con una indiscreción. Alguna persona, supuestamente de
confianza, tiene acceso a información comprometedora y, por revancha, por un
sentido ético o simplemente porque no soporta mantener en secreto lo que ha
conocido, busca la forma de hacerla circular.
Entonces, la celosa estructura
gubernamental, sufre una falla, y empieza a “liquiear”. Se da, lo que se conoce
como una filtración de información.
En algunos casos, los
filtradores de información, son individuos malévolos, fascinerosos, que operan,
con la deliberada intención de exhibir a los personajes involucrados, sabedores
que con ello, los exponen al desprecio público.
En el caso del proceso
respecto a Guillermo Trejo Dozal, siendo Secretario General de Gobierno, inicialmente
solo un círculo cercano al Gobernador Kiko Vega, sabía del asunto. Deliberadamente
filtraron la información, sabedores de que con ello, obligadamente dejaría el
cargo. Al parecer, estorbaba en sus planes y proyectos políticos.
Los colaboradores del
jefe del ejecutivo estatal, tardaron un poco, para convencerse de que los enemigos
de Trejo Dozal, no estaban al exterior del gobierno, sino al interior. Muy
cerca de Kiko.
Pero filtraciones como
esa, son meramente circunstanciales. Aisladas. Realizadas por individuos que
son parte del sistema mismo y que accionan, con el propósito concreto de
afectar a sus rivales. No para combatir la corrupción.
Siguiendo el modelo de
Wikileaks, el martes 10 de marzo del año en curso, surge Méxicoleaks, irónicamente,
el orígen o causa de la salida de Carmen Aristegui de MVS.
La presentación formal de
esta plataforma cibernética, se llevó a cabo en el Centro de Cultura Digital,
en la capital del país. La integran ocho medios periodísticos y organizaciones sociales,
siendo estos la revista Proceso, Aristegui Noticias, Animal Político,
Emmeequis, Periodistas de a Pie, Más de 131, PODER y la Red en Defensa de los
Derechos Digitales. Su objetivo central, es el construir un México
Transparente, a través de filtración de datos, documentos, tips, imágenes y
videos, para fortalecer la transparencia y los derechos humanos.
Ciertamente, se ha
avanzado mucho, en el fortalecimiento del Derecho a la Información, surgido en
México como un simple parche del artículo sexto constitucional, estableciendo
que el Estado garantiza el derecho a la información, pero no precisamente para
comprometer al gobierno a informar de sus actos, sino para obligar a los medios
a informar solamente hechos verdaderos o susceptibles de acreditar su
veracidad.
Ya existen múltiples
normas al respecto, algunas harto complejas, pero finalmente ineficientes. Los
gobernantes han tenido el cuidado de no facilitar las cosas. Están obligados,
legalmente, a informar sobre lo que hacen en la función pública y con recursos
públicos. Pero a base de artimañas, y en algunos casos declarando la reserva de
información que les genera incomodidades, impiden que trascienda información
comprometedora.
Los políticos nunca van a
estar dispuestos a ser transparentes y a informar de sus actos, principalmente
cuando, además de opacos, evidencian negocios turbios, origen de
enriquecimientos ilícitos, guardan con celo la información correspondiente.
Por ello, la vía más
efectiva de conocer el fondo y dimensión de la corrupción en México, son las
filtraciones. Aunque se vea mal, quienes tengan conocimiento de actos corruptos
o indebidos en el gobierno, deben acudir a mecanismos como los establecidos en
Méxicoleaks.
Si los políticos se resisten
a dejar de ser corruptos, los ciudadanos tienen el derecho de exhibirlos. Por
el bien de todos los mexicanos.
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