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domingo, 14 de julio de 2013

Palco de Prensa: El gran perdedor.


                                           Por : Gilberto LAVENANT

Dicen, que la verdad no peca, pero incomoda. La función del columnista, es analizar situaciones o hechos, independientemente de quien o quienes resulten afectados o beneficiados. El columnista no es protagonista de lo que narra o describe, analiza o critica. Simplemente es un espectador.


Claro, los que se incomodan, quisieran que el columnista les prodigara halagos, o descubriera en ellos, supuestas virtudes, o minimizara sus defectos e irregularidades. Curiosamente, los panistas acusan al columnista de ser priísta, y a través de cobardes y léperos, tras la mampara del anonimato, le lanzan todo tipo de adjetivos  groseros, suponiendo que esa es la vía para doblegarle.

Sin embargo, desde el terreno priísta, el columnista también recibe embestidas groseras y descalificaciones. Unos y otros, con sus acciones innobles y faltos de valores morales, dejan en claro que efectivamente, la verdad no peca, pero incomoda. Que en ambos bandos, hay políticos de piel sensible.

Pero en fin, sigamos con el análisis. Hacía referencia ayer, a los diversos perdedores, con los resultados de los comicios del 7 de julio. Decía, a propósito del reconocimiento de la derrota electoral, por parte del priísta Fernando Castro Trenti, que no solamente él fue perdedor.

En especial, hubo un gran perdedor. Se llama Enrique Peña Nieto, es priísta y actualmente es Presidente de México. Representa o encabezó el regreso del priísmo a la residencia presidencial de Los Pinos, luego de que durante 12 años fue habitada por el panismo.

Luego de dos sexenios de panismo en el gobierno federal, el triunfo de Peña Nieto en los comicios presidenciales del 2012, hizo nacer en los priístas bajacalifornianos, la esperanza de recuperar la gubernatura estatal, que han ostentado los panistas durante 24 años.

Sin embargo, luego de los comicios del 7 de julio y los resultados numéricos desfavorables para el priísmo bajacaliforniano, la esperanza se transformó en deseperanza. Tener un priísta en la Presidencia de México, no les dió ninguna ventaja. Es más, ni siquiera garantía y respaldo de que los comicios fueran claros y limpios.  

Panistas y perredistas, hicieron todas las cochinadas que pudieron imaginar, para conservar la gubernatura.

Eso les permitió obtener triunfos electorales, con candidatos grises y poco competitivos. Bueno, salvo algunas excepciones, en los casos en los que el priísmo cedió a presiones y compromisos, e incurrió en el error de postular individuos, hombres o mujeres, que no ganarían, ni siquiera las elecciones en una organización vecinal.

De principio a fin, de este proceso electoral, se dió casi como un hecho, que la gubernatura bajacaliforniana estaba negociada. Que para el priísmo, era una derrota anunciada. Que panistas y perredistas reclamaron la gubernatura, como condición para seguir participando en el Pacto por México. Que se trataba de una concertacesión.

Si bien es cierto que hay cosas que están fuera de nuestro alcance, conocerlas en sus orígenes, o en sus causas, observando con detenimiento las consecuencias o efectos, podemos más o menos conocer la realidad de la trama.

En Baja California, luego de los comicios, otro gran perdedor lo es Enrique Peña Nieto. Muchos bajacalifornianos ya no confian en él.

Si bien es cierto que se sigue insistiendo en que no había tal concertacesión respecto a la gubernatura, al final resulta lo mismo, que haya permitido a panistas y perredistas hacer todo tipo de cochinadas, y ordene que se tapen con "tierrita", como le hacen los gatos, en lugar de escudriñar, incluso hasta llegar al recuento de voto por voto.

No importa si es que Castro Trenti no ganó, lo que preocupa a los priístas, es que el Presidente Peña Nieto, su “compañero de partido”, no defendió el voto de los bajacalifornianos que creyeron en el proyecto priísta, al grado tal que consideran que entre Salinas de 1989, y Peña Nieto del 2013, no parece haber ninguna diferencia.

En 1989 fue el llamado TLC, Tratado de Libre Comercio. Ahora, el Pacto por México. "Haiga sido, como haiga sido", el priísmo no logró recuperar Baja California y esto pesará en contra del PRI, en las elecciones presidenciales del 2018.

Las cosas deben verse sin apasionamientos. Los individuos no son lo más importante, sino las instituciones. Si Castro Trenti no es parte del proyecto de EPN, no había problema. Lo importante, para el PRI, era recuperar la entidad. Los individuos "se enferman" con mucha facilidad. Cualquiera lo sabe.

Luego de los comicios, en lugar de crecer la figura presidencial, se achicó. Tanto, que se hizo constar que es tan pequeña, que un par de pelafustanes de la política, pusieron a Peña Nieto contra la pared, le amarraron las manos y le quitaron la gubernatura a los priístas, a base de cochinadas, como quitarle un dulce a un niño.

Esto es algo así como el chiste aquel del dueño del circo, que tenía tan mala suerte, que le crecieron los enanos. PAN y PRD, hoy son más grandes, que luego de los comicios del 2012. Si se sigue por ahí, en el 2018, los "enanos", serán los dueños del circo.

Por si fuese poco, el señor Presidente toleró las traiciones de los propios priístas. En el viejo PRI, nadie se atrevía a hacer eso, so pena de ser severamente castigado.  Incluso, los priístas afectados consideran que el propio Peña Nieto los traicionó. Cuando lo necesitaban, los dejó solos. Les dió la espalda y pasó lo que pasó. Todo, por el Pacto por México.

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