por
Gustavo Adolfo Póker
FLORENCE CASSAZ, la francesa novia de un secuestrador
mexicano, que purgó varios años de cárcel en México, acusada de apoyar a su
amorcito con entusiasmo digno de mejor causa en sus ilegales actividades,
alcanzó la libertad por no haber sido puesta, al momento de su captura, en
manos de las autoridades competentes; y porque la embajada de su país fue
notificada fuera de plazo de la detención de la francesa. Se aplicó la ley pero
no se hizo justicia. Florence está libre, sí, pero nadie cree en su inocencia.
El pelotero
Barry Bonds, famoso por haber superado los records de cuadrangulares de Hank
Aaron y Babe Ruth, por haberse metido esteroides prohibidos que fue un placer,
pero sobre todo por negarlo con determinación digna de mejor causa, terminó su
contrato con los Gigantes de San Francisco y aunque aún conservaba facultades
para continuar en el beisbol, ningún equipo se preocupó por ofrecerle chamba,
convencidos como estaban que el pelotero mintió como ropa interior con relleno,
creándose una fama de tramposo y mentiroso que ya no podrá borrar.
Aterrizando en
el escenario local, Francisco Arturo Vega y sus estrategas festinan que las
autoridades electorales ordenaron el retiro de un spot donde lo acusan de uña
larga inmobiliario. Antes de seguir adelante, déjenme hacerles la pequeña
aclaración de que la comisión que ordena la difusión o el retiro de estos
anuncios dentro del IFE, la integran tres consejeros: uno identificado con el
PAN, otro identificado con el PRD y uno identificado con el PRI. Vista la
proporción dos a uno dentro de la comisión, continuemos con el tema.
Que prohíban
llamarle ladrón al candidato panista en anuncios, no lo hace inocente. Que
apilen alteros de documentos que presuntamente señalan su culpabilidad, no lo
hace culpable, aunque sí provoca serias dudas. Los panistas han basado la
defensa de su candidato en que, si la autoridad electoral ordenó el retiro de
la publicidad, es porque las acusaciones son mentiras. Con todo respeto, el IFE
ordenó el retiro porque no hay a la fecha resolución alguna de autoridad
competente, que haya condenado a Francisco Arturo Vega por el delito de
peculado, que es muy diferente.
Indirectamente, los panistas dicen que miente el Registro Público de la
Propiedad y Comercio, bajo administración panista; las Oficinas de Catastro
Municipal, bajo administraciones priistas; y las dependencias similares del
lado americano, sin nexos partidistas azules o rojos, ya que todos ellos
proporcionaron los documentos que supuestamente comprueban que Francisco Arturo
Vega sí posee todas las propiedades que no ha aceptado poseer.
Los priistas
acusan al candidato panista de haber hecho triangulaciones y machincuepas
paralegales para hacerse indebidamente de terrenos propiedad del estado y de
varios municipios. El IFE prohíbe que lo llamen ladrón. El candidato acusado se
abraza a la resolución de una autoridad electoral que no es tribunal en la materia
para juzgar acusaciones de peculado.
Como en el
caso de Florence Cassaz y Barry Bonds, las reiteradas proclamas de inocencia de
Francisco Arturo Vega, poco aportan frente a las evidencias de una supuesta
culpabilidad.
Algo similar
sucede con los señalamientos hechos en contra del diputado Rubén Alanís, a los
que, muy desafortunadamente, se suma un episodio muy parecido, en la persona de
Silvano Abarca Macklis, ex diputado panista, candidato ahora a la alcaldía de
Playas de Rosarito, quien, según trascendió en portales electrónicos de
noticias, enfrenta una acusación de estupro, a la que se añadirían 6 otras
demandas presentadas en fechas recientes, por supuestos delitos sexuales y
violencia intrafamiliar.
Toda proporción guardada, se dice que el escándalo de
sacerdotes pederastas fue el que detonó en su momento la renuncia del anterior
Papa católico, que se declaró impotente para combatir las redes de
encubrimiento que distinguidos miembros de la Iglesia tejieron, para que no
salieran a la luz pública los aberrantes hechos, para que no se dañara la
imagen del catolicismo, y peor aún, para evitar que se castigara a los
delincuentes sexuales, que con todo y su investidura sacerdotal, no eran otra
cosa los agresores.
Son igual de
deleznables, independientemente de quienes los perpetren, los abusos sexuales
de adultos contra menores, cualquiera que sea la terminología criminal con que
se le designe. Padrastros, familiares, sacerdotes, políticos, todos nos
provocan indignación y rabia. Pero en el caso de los dos últimos, su calidad de
representantes de la divinidad, los primeros, y representantes del pueblo, los
segundos, encierra un especial repudio saber que son delincuentes sexuales, por
el abuso y la traición a la confianza que en ellos ha depositado la grey
religiosa y la ciudadanía. Y más repudio provocan quienes pretenden encubrir o
atenuar estos hechos.
“Si le dicen
el diablo por algo será”, pregonaban los estrategas panistas para denostar a su
principal adversario. Dos miembros destacados del PAN se encuentran hoy en el
ojo del huracán por supuestos señalamientos de delitos sexuales, concretamente
estupro y pederastia. No nos distraigamos con apodos, vámonos a los
señalamientos. Si los acusan de prácticas tan ruines, por algo será.
Qué inoportunos deslices
Al cierre de la campaña
El que de lodo se baña
totalmente de acuerdo!
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