Por : Gilberto LAVENANT
Seguramente muchos conocen esa
expresión que observa : “ven la tormenta y no se hincan”. Esto, en sentido
contrario, a la postura asumida por pobladores de rancherías o comunidades indígenas,
cuando se desataba una terrible tormenta y de inmediato se ponían de rodillas a
rezar, para que cesara el fenómeno meteorológico o que no causara daño alguno.
La expresión, se utiliza
comúnmente, cuando alguna persona adopta una actitud necia y propone hacer, o
hace, algo que es contrario a lo que desea o reclama el común de las personas,
o aquello que tiene un rechazo general. Sobre todo, en momentos críticos.
Cuando “se desata la tormenta” y en lugar de hincarse a rogar que cese,
propician que sea mayor.
Es obvio, que el diputado
perredista, Roberto Dávalos Flores, nunca ha escuchado esa expresión, pues bajo
el supuesto de pretender fortalecer al poder legislativo de Baja California, se
atreve a proponer que se incremente el número de diputados, de 25 que existen
actualmente, a 30 o 32. Nada más falta que alguien por ahí le pregunte : ¿Y tu
nieve, de qué la quieres?
Dice, el legislador local, que ésta
propuesta, es con el objetivo de tener una mayor representación y verdadero
equilibrio de las fuerzas políticas estatales en el Congreso del Estado. ¿A qué representación se refiere?
Cierto es que, técnica o
jurídicamente, los legisladores, federales o estatales, son representantes
populares, o sea representan a los residentes de los distritos electorales por
los cuales fueron electos. En la práctica, solamente representan los intereses
de sus respectivos partidos.
Los flamantes legisladores, nunca
actúan o se comportan como representantes de los ciudadanos. Les prometieron
representarlos, cuando acudieron a solicitarles que votaran por ellos, pero una
vez electos, ni regresan a verlos.
Cuando se representa a alguien,
se supone que se defienden sus intereses y se lucha ante todo para que no se
apruebe o realice algo que agravie a su representado o que lesione sus derechos
o economía.
Así es que, ni salgan con la
vacilada, de que los flamantes diputados federales priístas, de Baja
California, que votaron a favor de la reforma hacendaria, propuesta por el
Presidente Enrique Peña Nieto, y por lo tanto a favor de la homologación del
IVA, lo hicieron en ejercicio de la representación popular. Porque aprobar algo
que es lesivo a la economía de sus supuestos representados, es una mera
traición.
Tener ese tipo de dizque representantes
populares, y nada, es prácticamente lo mismo. Nunca consultan o preguntan a sus
supuestos representados, qué opinan en torno a determinada propuesta. Ellos,
simplemente acatan las órdenes o consignas que reciben de parte de sus
dirigentes partidistas.
A nivel local, cuando
recientemente votaron a favor de que fuese obligatoria la verificación
vehicular, para el canje de placas de circulación, incluso determinando aplicar
sanciones a quienes no cumplan con dicho requisito, no fue precisamente un acto
de representación, porque nadie actúa para agredir a sus representados. Salvo
los legisladores.
Esa figura y argumento de la
representación, ya no es válida, por ineficiente. Los políticos no cambian.
Cuando andan de “pediches” de votos, son gentiles, modestos, carismáticos.
Cuando llegan al cargo, “ni por la feria regresan”. Los electores no los
vuelven a ver, hasta la siguiente “pizca de votos”.
Tener 2 o 3 diputados por municipio,
da lo mismo que tener 10 o 15. Bueno, en cuanto a productividad legislativa, no
van a rendir más. Lo único que pasa es que cuestan más. A mayor número de
legisladores, mayor presupuesto, más gastos y más impuestos para reunir los fondos
para sus dietas.
Es falso que a mayor número de
legisladores, habrá mayor trabajo legislativo. Más propuestas de reformas o
actualización de leyes. No, la mayor parte de su tiempo lo dedican a
actividades políticas partidistas. El recinto legislativo, prácticamente está
vacío o desocupado. Solamente se les ve por ahí, durante el tiempo en que
celebran reuniones de comisiones o pleno.
Tampoco es válido, el argumento
de que a mayor número de legisladores, el Congreso del Estado se fortalece. Como
poder, integrante del gobierno estatal, es fuerte, en la medida en que cumpla
con sus funciones básicas, como la legislativa y de fiscalización. Generalmente
ni legislan, y la fiscalización no es eficiente.
No obstante, el diputado Dávalos,
propone que se incremente el número de legisladores. Efectivamente, el legislador
perredista “ve la tormenta, y no se hinca”. Un reclamo común y constante, es
que se reduzca el número de legisladores, pues el poder legislativo de Baja
California, es uno de los más costosos y quizás también uno de los más
improductivos.
Para ello, propone la
reordenación de los distritos electorales, a fin de que se designe un diputado
por cada 125 mil habitantes, preocupado porque existen comunidades de alrededor
de 400 mil electores, que tan solo tienen un representante en el Congreso.
El diputado Dávalos Flores, se
expone a recibir una sonora rechifla. Qué diferente sería si la propuesta fuese
en el sentido de reducir el número de “representantes populares”. Hasta le
aplaudirían.
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