Por : Gilberto LAVENANT
En lugar de cumplir cabalmente,
con sus respectivas funciones, los políticos bajacalifornianos, preocupados por
el desinterés ciudadano por la política, y en especial el alto abstencionismo
que se registra en cada proceso electoral, suponen, ingenuamente, que el
regalar despensas o cobijas, bastará para ganarse el aprecio de los ciudadanos
y les garantizará la posibilidad de pasar a la historia, como sensibles y populares.
Además, piensan que eso les redundará en altos niveles de popularidad, para
futuros comicios.
En general, no les mueve a
hacerlo, las necesidades sociales, sino más bien sus aspiraciones políticas
futuristas. Seguramente piensan que, regalando despensas y cobijas, están sembrando
el camino, para, en las futuras contiendas electorales, cosechar votos
suficientes, que les permitan ocupar nuevos puestos públicos.
La política cobijera, es burda y
grosera, porque si bien es cierto que los pobres están dispuestos a recibir
cualquier obsequio, sobre todo que alivie o mitigue, aunque sea momentáneamente,
el hambre o el frio que padecen, no es precisamente ese tipo de apoyos, lo que
más requieren. Definitivamente, los políticos están equivocados.
Las personas, de condición
económica modesta, lo que requieren, son oportunidades de estudios, para que se
superen y puedan aspirar a alcanzar mejores niveles de vida. Que les impartan
conocimientos prácticos, que les permitan desarrollar actividades productivas,
a fin de que sean autosuficientes.
El que establezcan nuevas fuentes
de empleo, que les garanticen salarios decorosos y prestaciones básicas. El
crear guarderías para que las madres solteras puedan dejar en lugares seguros a
sus menores hijos. Unidades médicas, en donde puedan curar sus males o cuidar
su salud.
Viene al caso comentar esto,
porque el exdiputado federal, Gastón Luken Garza, acostumbrado a incomodar a
los políticos, con sus observaciones o propuestas, propuso esta semana que sea
eliminado el rubro de “gasto social”, que manejan los diputados locales.
Observa, que cada uno de los 25
diputados, integrantes de la Legislatura Estatal, mensualmente reciben 260 mil
pesos, por ese concepto. Esto, al margen de otros recursos que reciben, por
presidir una comisión, por operar una oficina en su distrito, además de su
sueldo.
Hace hincapié, en que la
Legislatura Estatal erogará este año, por concepto de “gasto social”, la
cantidad de 78 millones de pesos, que equivale al 15% del presupuesto del poder
legislativo. Eso les permite tomarse fotos, entregando cobijas y despensas, que
luego les proyecta en los medios.
Si, como lo propone Gastón, se
les eliminara a los legisladores el rubro de “gasto social”, ¿con qué pretexto,
podrían aparecer en los medios?
Bueno, sus funciones no son
propiamente las de regalar despensas o cobijas, sino la de legislar, creando,
modificando o actualizando leyes, la de fiscalizar, o sea revisar que tanto el
gobierno estatal, por conducto de sus tres poderes, así como las diversas
instancias de gobierno, estatal o municipal, incluyendo entidades
paraestatales, hagan buen uso de los recursos públicos. Y otra más, la de
gestoría social.
Es mucho lo que tienen por hacer,
los legisladores. Muchas de las leyes que rigen la vida de los
bajacalifornianos, son obsoletas, anacrónicas e injustas. Las entidades de
gobierno, suelen hacer mal uso de los recursos a su disposición. Y, algo que
reclaman los bajacalifornianos, es que alguien los apoye en los trámites o
gestiones que requieren realizar, para que atiendan sus necesidades de servicios
públicos.
¿Por qué entonces, dedican tanta
atención a la política cobijera? Porque erróneamente piensan que les produce
más votos, que el cumplir con sus funciones básicas y primordiales. Porque
disponen de recursos que manejan con libertad y que les permiten costear sus
diversos compromisos políticos y sociales.
Gastón señala, que en el portal
del Congreso del Estado, no aparecen informes relativos a estos gastos, ni
tampoco nada relacionado con el presupuesto del poder legislativo y los dineros
utilizados. Recordó, la sentencia popular : “en casa de herrero, azadón de palo”.
Dicho en otras palabras, siendo fiscalizadores de los demás, ellos son opacos.
Dice también, que los
legisladores tienen la gran oportunidad de demostrar tino político y eliminar
esas partidas, que no son propias de un legislador, que adolecen de
transparencia y que se prestan para uso personal o indebido.
¿Habrá algún legislador, que se
atreva a presentar una iniciativa, para que se elimine la partida del “gasto
social”? ¿Y los demás, serían capaces de aprobarla, unánimemente? Seguramente
que ni una cosa, ni la otra.
Luken Garza indica que el
Congreso de Baja California, es uno de los más caros del país y que está en
manos de los propios legisladores, cambiar esto. Aunque advierte que para ello
requieren la ayuda de todos los bajacalifornianos, pues si se les deja solos, “será
más difícil que hagan, lo que tienen qué hacer”.
Es más, hizo un llamado a los
ciudadanos, para darles una mano a los legisladores, para que eliminen dicho
rubro, y para darle las dos, en forma de aplausos, si lo logran. Aunque el
legislativo, no solamente es costoso, sino además improductivo. Se la pasan
haciendo exhortos, dirigidos a las diversas instituciones de gobierno, para que
hagan, lo que ellos creen que no están haciendo. Pero no reconocen que ellos
deben ponerse a legislar y hacer a un lado la política cobijera.
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