Por : Gilberto LAVENANT
La
expresión que advierte, que “no se puede tapar el sol, con un dedo”, parece ser
desconocida para políticos y funcionarios públicos, que a base de simples
declaraciones pretenden distorsionar la realidad, asegurando que no va a pasar,
lo que ya está pasando.
Definitivamente,
resulta absurda la expresión, y un tanto exagerada, pues el sol es tan enorme,
que ni con los dedos de muchas manos se puede tapar. Obvio, plantea la
posibilidad de que alguien, coloque frente a sí su propio dedo, de tal forma
que le resulte imposible ver al sol. O que otro le coloque su dedo, para
impedirle que perciba al sol.
Sin
embargo, la advertencia es clara y contundente, para quienes intenten tapar u
ocultar cosas que son tan notorias o visibles, para no traten de ocultarlas, no
precisamente colocando un dedo frente al campo visual de determinada persona,
sino a base de mentiras.
De
acuerdo con las crónicas periodísticas, en lo que va del 2014, han sido
asesinadas unas 90 personas. Eso es algo para alarmar a cualquiera. Los empresarios
están alarmados. Las autoridades eclesiásticas también. Sin embargo, las
autoridades policiacas, de los tres niveles de gobierno, dicen que no pasa
nada, que simplemente son el resultado de enfrentamientos entre
narcomenudistas. ִ
Al inicio
de la presente semana, Juan Manuel Hernández Niebla, Presidente del Consejo
Coordinador Empresarial en Tijuana, señaló que el sector empresarial de esta
frontera, está preocupado por el clima de violencia que se ha vivido en los
últimos días.
Además,
también dijo que les preocupa la captura de “El chapo” Guzmán, pues temen que esto
tenga implicaciones en los niveles de seguridad. Que incluso la experiencia les
ha demostrado, que luego de atrapar a un capo, vienen los reacomodos, que
normalmente son violentos.
Para
Hernández Niebla, hay un cierto relajamiento, en las labores de las autoridades
encargadas de combatir la violencia, observando que esto se refleja en la
liberación de malhechores y en las ejecuciones que se dan en la vía pública.
Evidentemente,
la presunción de que Tijuana es un ejemplo de combate a la violencia, a nivel
nacional, es una simple presunción. La disminución de los hechos violentos, ha
sido méramente circunstancial y no por la supuesta eficiencia de las
autoridades encargadas de la seguridad pública, a los tres niveles de gobierno.
Se nota,
claramente, que el número de elementos de las diversas corporaciones, es
sumamente menor al requerido, tanto para labores de prevención, como para la persecución
de delincuentes, para su procesamiento y reclusión en centros penitenciarios. Llenan
las cárceles de indigentes, pero los ladrones de casas y vehículos, siguen
haciendo de las suyas, sin que nadie se los impida.
Hasta las
autoridades eclesiásticas, hacen un desesperado llamado a las policiacas, para
que “no nos durmamos en nuestros laureles”, y no salir con argumentos como el
de que se trata de mero ajuste de cuentas.
La
preocupación, según revelaciones del Arzobispo Rafael Romo Muñoz, es de que el
crimen ya tocó a la iglesia. Cuenta que en los últimos días, de 8 a 10
sacerdotes han recibido llamadas telefónicas de extorsión, y, ante las
amenazas, algunos han accedido a pagar las cantidades exigidas.
Sin embargo,
para las autoridades responsables del tema de la seguridad, no pasa nada. Dicen
que no hay de qué preocuparse. Que son simples ajustes de cuentas. Que los
narcomenudistas se están peleando por el control de la zona.
Al ser
cuestionados, en cuanto a la captura de Joaquín “El chapo” Guzmán Loera, descartan
que se vaya a incrementar la inseguridad, pero cabe observar que la violencia
se desató desde antes de dicho evento. Y las autoridades han estado como “comiendo
camote”, porque no se nota su presencia.
Se han
dedicado a tratar de “tapar el sol, con un dedo”, anunciando que redoblarán
esfuerzos, que fortalecerán la estrategia para el combate a la delincuencia,
que existe verdadera coordinación entre las diversas corporaciones y que
intensificarán los recorridos de vigilancia, principalmente en las colonias
conflictivas, como las de la zona este.
Pero los
anuncios contrastan con la realidad. Los muertos siguen apareciendo por doquier.
Los ladrones continúan robando casas habitación, oficinas, comercios,
automóviles en plena vía pública. Lo dicho, no se puede tapar el sol, con un
dedo.
Las
autoridades policiacas, se ven tibias, erráticas, inexpertas. Como si estuviesen
en un proceso de aprendizaje. No se les ve por ninguna parte. No se les oye.
Como si fuesen fantasmas. Han de suponer que con meras campañas mediáticas, van
a frenar la violencia.
Muchos de
los elementos policiacos, sean estatales o municipales, porque los federales,
ni sus luces, se distinguen por sus actos arbitrarios, por su prepotencia, pero
se les ve muy poca efectividad en materia de inseguridad pública.
Dentro de
este panorama, destaca la novatez del Secretario de Seguridad Pública
Municipal, de Tijuana, Alejandro Lares Valladares. Ni siquiera sus subalternos
le respetan. En especial Reyes Montilla López, Director de la Policía
Municipal, que no reconoce jerarquías, dentro de la corporación.
Las cosas
están tan graves, que hay quienes piden que regresen Leyzaola o Capella. Y eso
ya cala.
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