Por : Gilberto LAVENANT
Eso de la
“luna de miel”, no falla ni en política. Los legisladores locales, al iniciar
su gestión en octubre pasado, principalmente los del PAN y del PRI, al no tener
la mayoría para, por sí solos, hacer y deshacer cosas a su antojo en la XXI
Legislatura Estatal, se vieron obligados a establecer pactos para ello.
No fue de
su agrado, definitivamente. Fue algo así como los matrimonios forzados, como
ocurre con los jóvenes que “se comen la torta antes de tiempo”, los padres de
la muchacha –generalmente así ocurre- los descubren y los obligan a casarse,
contra su voluntad.
En ese tipo
de matrimonios, generalmente no hay, lo que se conoce como luna de miel, pero
si un período de fingimientos o simulaciones, durante el cual se comportan como
recién casados. Después de unos días, semanas o meses, se cansan de fingir y ya
no se preocupan y tarde que temprano rompen.
En el
caso de los legisladores, fue casi un matrimonio forzado, pues aunque no fue
una verdadera unión entre ellos, de antemano sabían que los 25 integrantes de
la legislatura, tendrían qué convivir, que sentarse a la mesa de discusiones y
buscar avales o negociaciones, para impulsar sus propuestas.
Así es
que no les quedó otra que fingir, que lo suyo, era algo así como un matrimonio
feliz. Al menos en apariencia. Los protagonistas principales de esta historia,
son los panistas, con siete posiciones y los priístas, con un número igual. Ni modo,
tal parece que los recursos empleados por el panhkismo para asegurar la
gubernatura, no les alcanzaron para adquirir más diputaciones.
Les
siguen, como coestelares, Panal, PEBC, MC y PT, con dos legisladores cada
partido, y finalmente PVEM, PES y PRD, con solamente una posición cada uno.
Sin
embargo, como en la pasada contienda electoral, participaron como coaliciones,
por un lado la de “Unidos por Baja California”, integrado por PAN, PRD, Panal y
PBC, y “Compromiso por Baja California”, formado por PRI, PET, PVEM y PES. El
MC, no se alió con nadie.
Obligados
por las circunstancias, se repartieron posiciones al interior de la
legislatura. En el pleno del 25 de octubre de 2013, la Alianza Unidos por Baja
California, logró las posiciones siguientes : Gilberto Daniel González Solis,
del PAN, en la Secretaría de Servicios Parlamentarios, a Miguel Angel Hueso,
del PEBC, en la Coordinación de Directores del Instituto de Estudios
Legislativos, a Raymundo Vega Andrade, del PAN, en la Dirección de Programación
y Gasto Interno, y a Antonio Robles García, del PAN, en la Dirección General de
Asuntos Jurídicos.
Cabe
observar que las designaciones, no fueron conforme a perfiles profesionales,
experiencia laboral o aptitudes. Fueron producto de una mera negociación
política. Así es que estaban en el entendido que no se aceptaban reclamos, en
casos de inexperiencia o ineptitudes de alguno de ellos.
Por su
parte, la Alianza Compromiso por Baja California, logró colocar a Manuel Real
Lizardi, del PRI, en la Dirección del Instituto de Estudios Legislativos, a
Jesús García Castro, del PRI, en la Secretaría de Servicios Administrativos, a
Benjamín Bautista Ortega, como Contralor Interno del Poder Legislativo, y a
Claudia Agatón Muñiz, la exdiputada del PT, como Directora de Comunicación
Social y Relaciones Públicas.
La “estrella”
de este capítulo, lo es Claudia Agatón, quien fuese Presidente de la Comisión
de Comunicación y Relaciones Públicas de la XX Legislatura. Como el trabajo de
legisladora le pareció sumamente cómodo, y al observar que la Dirección de
Comunicación Social, prácticamente operaba sola, y su principal labor, era
elaborar boletínes de las tareas de los diputados y remitirlos a los medios de difusión,
supuso que para ella eso sería “pan comido”. Sobre todo, en la parte relativa
al reparto de “billetínes” a empresas y periodistas.
La cuestión
es que se le hizo “bolas el engrudo” y no podía explicar a nadie, qué hacia
como Directora de Comunicación. Bueno, es que ni ella lo sabía. Por eso trataba
de acudir lo menos posible a sus oficinas. Consideraba que si como diputada no acudía,
no habría problema, como titular de Comunicación,
dejaba a sus auxiliares le hicieran la tarea.
El caso
es que hasta el pasado 12 de febrero del año en curso, más de 4 meses después
de haber asumido la Dirección de Comunicación Social, Claudia presentó su
programa a desarrollar, ante los integrantes de la Junta de Coordinación
Política. Cuentan que lo más relevante, es que explicó cómo es que distribuirá
poco más de 16 millones de pesos entre empresas periodísticas y periodistas. Seguramente
sobre las tareas propias de la Dirección a su cargo, no dijo nada de
importancia, pues las desconoce.
Para mala
suerte de doña Claudia, se acabó la “luna de miel” entre el PAN, que encabezó
la Alianza Unidos por Baja California, y el PRI, que lidereó la de Compromiso
por Baja California. Es evidente que ya tronaron sus “buenas relaciones” y
hasta se regresaron sus “cartas de amor”.
Prueba de
ello es que los diputados panistas están aferrados a tumbar a Manuel Montenegro
Espinoza, director del ORFIS, Organo de Fiscalización de la Legislatura
estatal, dizque porque gastó de más y basificó personal, sin estar facultado
para ello, cuando que la verdad es que quieren ubicar a un panista o afin a
ellos, en ese puesto.
Ahora las
“baterías” panistas van contra la petista, Claudia Agatón, aunque no argumentan
que sea por ineficiente en el cargo, lo que obviamente a ellos les vale gorro,
sino porque, como funcionaria de la
Legislatura, participó en promocionales televisivos del PT. Si siguiera la “luna
de miel”, ni se fijarían en esos detalles. Obvio, ya hubo rompimiento.
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