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viernes, 2 de agosto de 2013

Palco de Prensa : Los rechazados II.


                                           Por : Gilberto LAVENANT

El lunes 29 de julio del año en curso, comentaba que la falta de espacios educativos, en todos los niveles, es uno de los problemas más graves en Baja California. Y que sin embargo, nadie, absolutamente nadie, se preocupa por ello.

Decía, que los rechazados que más preocupan, son los que aspiran a cursar estudios superiores. Que es el último paso para lograr la superación personal a través del estudio.


Hacía hincapié, en que preocupan, porque los jóvenes en edad de ingresar a instituciones de educación superior,  y son rechazados, ya sea por falta de cupo de los planteles, o por bajo rendimiento al presentar los exámenes de admisión, al verse obligados a abandonar el camino de la superación por la vía del estudio, quedan expuestos a todo tipo de actividades criminales.

Observaba que es frustrante, pasar unos 15 años estudiando, y cuando están a punto de dar el último paso, o al menos uno de los últimos, que es la educación superior, ven trunco su camino, y no les quede otra alternativa más que acudir a laborar a una maquiladora o a realizar labores generales en una empresa cualesquiera, o dedicarse a delinquir.

De manera especial subrayaba que no es que esté fallando la Universidad Autónoma de Baja California o el Instituto Tecnológico de Tijuana, instituciones públicas que están soportando la responsabilidad de atender la demanda de educación superior, sino que lo que pasa es que no reciben el apoyo suficiente del gobierno, sea estatal o federal.

Recordaba que tan solo en la UABC, en el reciente proceso de selección de alumnos de nuevo ingreso, participaron aproximádamente 30 mil jóvenes, de los cuales solamente 18 mil 400 obtuvieron un espacio. Decía que el resto, unos 12 mil, aproximádamente, fueron rechazados. Que esos jóvenes, quedaron a expensas de los criminales.

El columnista recibió diversos comentarios sobre este tema. Hubo quienes advirtieron que muchos jóvenes, son rechazados, porque llegan a la universidad, con un nivel académico muy bajo.

Sabido es que los seres humanos, en la juventud, muchos son inquietos y distraídos. No les preocupa el futuro, simplemente viven el presente. Para ellos, los padres no son ejemplos a seguir. No les inculcaron valores, ni los indujeron a esforzarse para superarse por la vía del estudio.

Sin embargo, el tiempo y las responsabilidades, les obligan a madurar, a cambiar, a evolucionar. Hoy, muchos adultos recuerdan su juventud con cierto rubor, porque ni se imaginaban que un día serían prestigiados profesionistas. Manifestarse en la vía pública, tomar vehículos de transporte público, como presión para que la autoridad respondiera a sus reclamos, eran las actividades propias de su edad temprana.

Casi todos socialistas, de mezclilla y camiseta, emblemas y cantadillos del Ché Guevara, profundamente soñadores y casi guerrilleros urbanos.

Hace poco más de 40 años, jóvenes de tales características, tomaron por asalto el Club Campestre de Tijuana, para exigir que la Universidad Autónoma de Baja California tuviese instalaciones propias y pasara de ser un centro de estudios superiores de papel, a una institución educativa real.

Entonces, muchos jóvenes bajacalifornianos emigraban a otras entidades o a la capital del país, en busca de oportunidades de estudio, al no contar aquí con una universidad en forma. Hoy, ya la tienen, es enorme, tiene instalaciones fabulosas, pero no basta para cubrir la demanda de educación superior.

Unos 12 mil jóvenes, se quedaron con las ganas de ingresar a la UABC este año. Ya no pueden emigrar a otras entidades del país, porque allá están igual o peor que aquí. Ahora la lucha debe ser para exigir al gobierno que cree nuevas instituciones de educación superior, autónomas y de excelencia académica.

El columnista ha observado en otras ocasiones, que lo ideal sería que la UABC creciera mucho más, para dar cabida a todos, pero que la maximización de nuestra institución educativa, puede deteriorar la calidad académica. Además de que resultaría botín político de muchos.

En tanto alguien se decide a dar el primer paso, en ese sentido, es necesario observar y decidir lo que se puede hacer para apoyar a los rechazados. Y hay que considerar que si en este año fueron 12 mil, el año pasado fueron otros tantos, y otros más en los años anteriores.

Decía el columnista que nadie hace nada por esos jóvenes rechazados. Y efectivamente, los gobernantes y políticos en general, no hacen nada. Simplemente “nadan de muertito” y cierran los ojos a la realidad. 12 mil jóvenes a expensas de los criminales.

Vale la pena volver a comentar este tema, para comentar que hay un individuo que desde hace años, se dedica a apoyar a los rechazados. Se llama Daniel Solorio, es Licenciado en Derecho, y apoya a los jóvenes promoviéndoles amparos, para, por esa vía, abrirles la puerta de acceso a la UABC.

En esta ocasión, logró que un juez federal les concediera suspensión provisional y ordenara a las autoridades universitarias para que al menos una decena los inscriban y les permitan cursar estudios superiores, en tanto se resuelve el fondo del juicio de garantías. 10 de 12 mil, son pocos, pero la voluntad es lo que cuenta. Irónicamente, Daniel, fue expulsado de la UABC, por ser crítico de las autoridades universitarias. Absurdo e incongruente.

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