Por : Gilberto LAVENANT
Durante la administración de José
Guadalupe Osuna Millán, se creó el programa de verificación vehicular, bajo el
argumento de que Tijuana y Mexicali eran de las ciudades más contaminadas del
mundo. Los bajacalifornianos se estaban muriendo, según los osunistas, por el
smog de los autos.
Algunas voces discordantes,
pusieron de manifiesto, que las cifras que se manejaban en torno a la
contaminación de la entidad, habían sido alteradas, mañosamente, exagerando, en
especial, que los gases de los vehículos de motor, era el principal factor
contaminante.
En base a esto, se estableció la obligación de los propietarios de vehículos de motor, para que acudieran a los centros de verificación vehicular, como requisito previo para el canje de placas y tarjetas de circulación.
Se recurrió a campañas
mediáticas, se compraron espacios y tiempos en los medios, para infundir temor
en los bajacalifornianos y además crearles un sentimiento de culpa, a fin de
que cedieran a la exigencia de la verificación, y se diluyeran las versiones de
que esto solamente era un programa recaudatorio, con el que Osuna Millán
pagaría a Jorge Kahwagi, entonces consentido de la maestra Elba Esther
Gordillo, el apoyo que le brindaron con el Panal, para triunfar en los comicios
del 2007.
Este asunto, se manejó en
completa opacidad. Nunca se quizo revelar los nombres de las empresas
concesionarias, ni el contenido de las concesiones. La sospecha de que se
crearon con simples fines recaudatorios, fue sumamente marcada. Se presume, que
lograrían ingresos anuales por más de 350 millones de pesos. Sobre todo, con clientes
cautivos.
Para nada importó, que les
advirtieran que el programa sería ineficiente, en tanto que es mayor el número
de vehículos chatarra, aún en circulación, que los registrados y con placas
vigentes. Que además, la autoridad ambiental del estado, no tendría elementos y
patrullas suficientes, para detectar y sancionar a los vehículos contaminantes.
De cualquier forma, los
compromisos, son compromisos. Osuna Millán concluía en 2013 su gestión como gobernador
y debía poner en marcha el programa de verificación vehicular. Por ello, antes
de dejar el cargo, dejó todo listo para que, en la administración de Kiko Vega,
a partir del 2014 los concesionarios empezaran a recaudar los millones
estimados.
La crisis económica, provocada
por la reforma hacendaria, impulsada por el Presidente Enrique Peña Nieto, en
especial, la homologación del IVA, y el mar de dudas y sospechas en que se
había venido desarrollando el tema de los verificentros, en la legislatura
estatal llegaron a pensar en la posibilidad de eliminar la obligación de dichas
revisiones, para el canje de placas.
El 15 de enero del presente año,
se dió un gran paso para ello. Las comisiones conjuntas de Gobernación,
Legislación y Puntos Constitucionales y de Protección al Medio Ambiente,
resolvieron, por mayoría de votos de sus integrantes, eliminar la eliminación
de la verificación vehicular para el canje de placas y renovación de tarjetas
de circulación.
Sin embargo, como siempre pasa,
hubo negociaciones entre los actores políticos, y los panistas lograron
sostener la verificación, al someterlo a votación del pleno. “Generosamente”,
otorgaron un período de gracia de 100 días, durante el cual no sería
obligatoria, en tanto analizaban el tema más a fondo. El próximo 3 de mayo, vence
dicho plazo, luego de lo cual, los que no hayan llevado sus vehículos a
verificar la emisión de gases contaminantes, además de que no podrán renovar
sus placas, serán sancionados.
No hay argumentos sólidos, no
solamente para que sigan funcionando los verificentros, sino además para
sancionar a los automovilistas, supuestamente incumplidos. Lo que decían,
temeraria y falsamente, de que el parque vehicular era la principal causa de
contaminación en Baja California, quedó en una simple mentira.
A fines de marzo pasado, el
Secretario de Protección al Ambiente, en la entidad, Carlos B. Graizbord Ed,
declaró a los medios, que no es cierto, que Mexicali sea la tercera ciudad más
contaminada del planeta, sino que anda arriba del número 30, considerando que
en muchos lugares no llevan este registro, y que la principal causa de
contaminación del aire en la entidad, son las tolvaneras, las ladrilleras, la quema de llantas y
pastizales. Dicho en otras palabras, no se justifica la creación y operación de
los verificentros vehiculares.
Por si fuese poco, resulta que no
existe, el dictamen de inconveniencia, que supuestamente emitió el Secretario
de Protección al Ambiente del Estado, Sócrates Bastida Hernández, para
acreditar la imposibilidad de que el gobierno estatal proporcionara
directamente el servicio de verificación, y que es un requisito para poder
concesionarlo a favor de terceros.
Esto, quedó al descubierto, debido
a que el Maestro en Ciencias, Temoc Avila Hernández, solicitó, a través del
Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública de Baja
California, copia del referido dictamen. Transferido dicho reclamo a la Unidad
Central de Transparencia de la Secretaría de Protección al Ambiente, le
respondieron que estaban imposibilitados para expedirla, por la sencilla razón
de que no existe. Con todo descaro, indican que se está tratando de obtener la
firma de un nuevo ejemplar, por parte del extitular de la dependencia.
En la comunicación, se advierte
que ante la inexistencia de dicho dictamen, se corre el riesgo de una posible
denuncia, por el solicitante de la información, que podría generar un
procedimiento administrativo de responsabilidades, ante la Contraloría, y que “sería
más gravoso para el Ejecutivo Estatal si se informa la inexistencia del
mencionado dictamen”.
No cabe duda, de que, cuando existen
compromisos políticos, las normas y los protocolos, salen sobrando. Todo esto
acredita, que el interés de los verificentros, es recaudatorio, no la
contaminación ambiental.
Aquí en Tijuana muchas unidades del transporte público emiten humo muy negro y seguido me toca toca ver gente con carros muy viejos y hasta con placas americanas fumigando las calles, que revisen bien lo de las concesiones de los verificentros pero que no los desaparezcan. Todo automotor que no pase la verificación que no reciba placas para que no siga fumigando las calles de Tijuana, pobres los mexicalenses con el polvo, el humo de la quema de llantas, quema de estiércol, incendios de "yarbazales" y encima los carros chocolates y el transporte público fumigándolos.
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