Por : Gilberto LAVENANT
Este viernes 1 de noviembre, se llevó a cabo el relevo en la gubernatura estatal. Sale un panista y entra otro. Siendo del mismo partido político, propiamente no se puede hablar de cambio, sino precisamente relevo. Sin embargo, hay que concederle el beneficio de la duda al nuevo Gobernador de Baja California, sobre si es que el suyo operará bajo la línea del continuismo, o del cambio.
De una u otra forma, las expectativas de lo que pueda ocurrir y que se refleje en la economía de la entidad y por lo tanto en cuanto al bienestar de los bajacalifornianos, no son del todo favorables.
En algunos aspectos, conforme a la personalidad y perfil de quienes integran el gabinete kikista, se antoja que las cosas serán un tanto mejores. Por ejemplo, la designación de Perla del Socorro Ibarra, como Procuradora de Justicia, en lugar de Rommel Moreno Manjarrez, a leguas se estima que será mejor.
ExSecretaria de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, exsubprocuradora en la zona costa y además Magistrada del Tribunal Superior de Justicia del Estado, definitivamente conoce el tema de la seguridad pública, al igual que el de la administración de justicia. Rommel, ni una cosa, ni la otra.
Por fin, habrá deslinde en campos de acción, entre la procuración y la administración de justicia. A doña Perla le correspondía lidiar con las resoluciones de los juzgadores, liberando presuntos criminales, por las deficiencias en las indagatorias. Principalmente en las relativas al narcomenudeo. Ahora, policías y juzgadores podrán sentarse a la mesa, a dialogar y observar las fallas, con el propósito de corregirlas.
Lástima que el continuismo de Daniel de la Rosa Anaya, como Secretario de Seguridad Pública, estropée las esperanzas de mejoría, de muchos bajacalifornianos, sobre todo de aquellos que han sufrido los atropellos y salvajadas de los llamados “pepos”. Peores, que lo que eran los judiciales federales. Peores.
Un tema fundamental, lo es el económico. Sobre todo, luego de aprobada la reforma hacendaria de Enrique Peña Nieto, que sin duda alguna desalentará la inversión privada, la creación de nuevas fuentes de empleo.
En principio, el contraste es enorme en la Secretaría de Economía. Un empresario, suple a un doctrinario. Un práctico a un teórico. Entra Carlos Bonfante Olache, Cordinador estatal de los Consejos Coordinadores Empresariales, releva al exrector y economista Alejandro Mungaray, uno de los principales “socios” de la UABC, S.A. de C.V. Aunque no crean que todos los empresarios están conformes con la designación de quien encabezaba los CCE.
Ahora que no es lo mismo, crear y dirigir una empresa, e incluso un organismo empresarial, que trabajar para crear las condiciones propicias para que otros inviertan en la entidad. Una, es una actividad individualista. La otra, colectiva, social. Uno de los principales reclamos de los bajacalifornianos, es empleo. En manos de Bonfante estará, en gran parte, el éxito o fracaso de la gestión kikista.
Lamentablemente, el complemento de la Secretaría de Economía, la del Trabajo, estará en manos de una priísta, Juana Pérez Floriano, de quien muchos se expresan con generosidad, pero nadie, absolutamente nadie, ha podido acreditar qué hará una Licenciada en Administración de Empresas, que deja la titularidad de la Secretaría de Educación Pública Municipal de Tijuana, para responsabilizarse de una institución de por sí conflictiva, los tribunales laborales, donde todo mundo afirma que se desborda la corrupción.
Que se sepa, la priísta no es sindicalista y si desconoce las argucias legaloides que se dan en las relaciones obrero-patronales, ni las entenderá, ni las compondrá o conciliará. Aunque, como en otras áreas de la gestión osunista, no se puede decir que el ahora extitular del área, Renato Sandoval Franco, haya sido una “chucha cuerera” en materia laboral, salvo su “colmillo” en materia de las negociaciones que se dan en dicho ámbito.
La educación, es un área sensible. Aunque no se trata de aplaudirle a Javier Santillán por su labor al frente de la Secretaría de Educación Pública del Estado, no deben esperar mucho de la exdiputada local Rosario Rodríguez Rubio, una modesta profesora frente a grupo, que seguramente, ni conoce, ni se imagina el alcance y complejidad de la problemática educativa.
Otro de los puntos delicados de la administración pública, lo es el financiero. Para desgracia de Kiko, y en especial de los bajacalifornianos, Osuna Millán deja una administración en condiciones desastrosas, con una deuda por 14 mil millones de pesos.
Y Kiko designa como Secretario de Planeación y Finanzas, a Antonio Valladolid, un joven político, dedicado a actividades comerciales en el área inmobiliaria, licenciado en derecho, sin antecedentes y conocimientos en el tema de las finanzas públicas, salvo prueba en contrario. Es algo así como una decisión suicida.
Son esas las principales áreas del gobierno que encabezará Kiko durante los siguientes seis años. Son dichas personas, más que el propio Gobernador, quienes conducirán los destinos de Baja California. Quienes serán los responsables de atender las necesidades de los bajacalifornianos y en la función pública, no deben tener cabida los aventureros, los frívolos, los aprendices, los todólogos.
Kiko presume que será el mejor gobernador que haya tenido Baja California. No es por poner en tela de duda su intención, pero la conformación de su equipo de gobierno, no permite generar expectativas en tal sentido. El panorama, más bien es incierto. Al margen de los apetitos voraces de muchos, que aprovecharán su amistad con el nuevo Gobernador, para hacer negocios. Como diría Osuna Millán : ¡Abran los ojos!
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