El monto del fraude asciende a más de 50 millones de pesos.
TIJUANA, B.C., a 24 de noviembre de 2013.- Agentes Ministeriales adscritos al Grupo de Aprehensiones y Mandamientos Judiciales de la Policía Ministerial del Estado en Tijuana, cumplimentaron una orden de aprehensión en contra de José Arnoldo Martínez Carranza de 38 años de edad, por el delito de fraude.
El Juzgado Cuarto de lo Penal obsequió la respectiva orden de aprehensión en su contra, la cual fue debidamente cumplimentada una vez que el hoy procesado fue ubicado en las inmediaciones del puente de calles de la colonia Aviación de esta ciudad.
Luego de su aprehensión fue internado en el Centro de Reinserción Social de la Mesa, quedando a disposición del Juzgado que lo requería.
Los hechos que se le imputan a José Arnoldo Martínez Carranza, están relacionados con el caso en donde fue detenido en el mes de octubre Francisco Gabriel Parra Artalejo implicados en un fraude millonario en hechos sucedidos en fechas que inician en noviembre del 2011.
En la causa penal que se le siguen a José Arnoldo Martínez Carranza, en contubernio con Francisco Gabriel Parra Artalejo y otras personas, se señala que José Arnoldo en su carácter de empleado bancario logró que los hoy ofendidos invirtieran el dinero que tenían en el banco en la empresa de un amigo suyo, denominada Instrumentación Financiera Empresarial, S.A. de la cual Francisco Gabriel Parra era el administrador único, y “vendía” la idea de que esta empresa ofrecía ganancias superiores a los intereses que pagaban los bancos.
El primer paso para contactar con las víctimas, consistía en que al interior de uno de los bancos José Arnoldo Martínez Carranza, que se desempeñaba como asesor financiero, mismo que al conocer a los clientes y las cantidades de dinero que manejaban, los veía como potenciales inversores, y para ello los persuadía durante meses para que invirtieran en la empresa de su amigo Francisco Gabriel, al grado de acosar a los clientes de que serían mayores los intereses y que su dinero estaría seguro.
Al notar el interés de los hoy ofendidos por lo redituable de la supuesta inversión en el mes de noviembre del 2010 quedaron convencidos e iniciaron con la firma de un contrato por la cantidad de 12 millones 500 mil pesos, quedando que mensualmente les pagarían el interés de 3 por ciento mensual, y los ofendidos al ver depositados mensualmente la cantidad producto de los intereses, confiaron en que su inversión está segura y que rendía buenos dividendos.
Debido a los intereses que se pagaron en los meses de diciembre del 2010 a mayo del 2011, se generó más confianza en los inversionistas, por lo que al ver esto José Arnoldo Martínez Carranza les pidió más dinero para invertir y es el caso que a partir de mayo del 2011 se realizaron más depósitos por 29 millones 600 mil pesos, luego en agosto de 2011 otra inversión por 150 mil dólares, otra más en noviembre de 2011 por 7 millones 178 mil pesos, y la última en noviembre por 300 mil dólares, de la que acordaron que el interés sería de 2 por ciento mensual.
De igual forma José Arnoldo Martínez Carranza consiguió a otra persona que en agosto del 2011 le entregó un cheque por un millón de pesos, que le generaría mensualmente una interés de 1.5 por ciento, y que de igual manera el interés le fue pagado de septiembre a noviembre de 2011, pareciendo segura la inversión, pero desde diciembre dejó de fluir el pago de intereses.
Al notar la falta de pagos los inversionistas le pidieron a José Arnoldo Martínez Carranza hablar con Francisco Gabriel para que les explicara lo sucedido, y luego de meses de tratar de contactarlo, por fin lo vieron y se les dijo que el gobierno de Estados Unidos le había congelado sus cuentas, y que no podía disponer de dinero, pero que vería como se los podía ir pagando a plazos.
Sin embargo, al no estar de acuerdo los inversionistas al percatarse de el engaño del que fueron víctimas, decidieron presentar denuncia de fraude en su contra, por lo que una vez que se integraron las denuncias en el Ministerio Público y debido a las probanzas, se pudo acreditar el contubernio del indiciado con un empleado bancario que promocionaba la empresa Instrumental Financiera Empresarial a fin de generar confianza en los posibles inversionistas, ya que dichos contratos eran parte de las maquinaciones para engañar, o para hacer caer en el error a los ofendidos para obtener lucro de los mismos.
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