Por : Gilberto LAVENANT
El pasado martes, por la tarde, falleció uno de los periodistas más emblemáticos de Baja California : Oscar Genel González, colimense de nacimiento, tijuanense por adopción, dejó de existir a los 83 años de edad.
Una persona carismática, sencilla, con una elocuencia extraordinaria. Era sensacional escucharlo disertar en cualquier ocasión o en relación a cualquier tema.
Definitivamente, aunque era una pluma valiosa en el periodismo bajacaliforniano, lo suyo era la expresión oral. Prácticamente la radio lo vió nacer, periodísticamente, y luego incursionaría en programas de televisión. Siempre el mismo. El tiempo no lo doblegaba.
Oscar era centro de atención, en donde quiera que estaba. Su plática era amena, anecdotaria, ilustrativa. Lo mismo abordaba pasajes históricos, que eventos o acontecimientos de actualidad. Su mensaje siempre invitaba a la reflexión.
Sus orígenes periodísticos, sin lugar a dudas, lo fue el periodismo impreso. El periodista lo recuerda, a finales de los 60´s, con su columna radiofónica Primera Plana. Era impactante escucharlo hablar. Una voz pausada, grave, ocupaba un espacio importante en los medios de comunicación.
Cuentan que habiendo nacido en Colima, de una familia numerosa, 11 hermanos, formada por Don Genaro Genel y la señora Reina González, a los 22 años se vino a Tijuana, luego de radicar en Mexicali durante aproximadamente 3 años.
El pasado 25 de marzo, al cumplir 64 años de ejercicio periodístico, recibió un homenaje sumamente especial. Fue en el Cortijo San José, de Playas de Tijuana y el evento en su honor fue una fiesta taurina, en la que se dieron cita políticos, empresarios, amigos del periodista en general. Ahí le acompañó su esposa Lolita.
Su estilo periodístico, no era estridente. No agredía a nadie, no destilaba veneno. Era analítico y observador. Sereno, pero directo. Que se sepa, no tenía enemigos y en cambio era sumamente estimado por políticos, empresarios y simples ciudadanos.
Lamentablemente, los años pasan y causan estragos en la vida de las personas. Aunque su optimismo seguía siendo el mismo e incluso él conducía su automóvil, ya tenía dificultades para desplazarse. Se apoyaba en un bordón, para caminar. Pero nunca se quejaba. Siempre sonreía.
En los puntos de reunión de políticos, siempre varios se concentraban en torno a él. Nadie quería perderse sus comentarios, sus observaciones. Tenía una lucidez mental formidable.
Y aunque se sentía admirado y respetado, nunca perdió el piso. Ejerció el periodismo con sensatez, con la formalidad debida.
Para muchos periodistas, su forma de ser, fue un ejemplo a seguir. Muchos lo consideran su maestro. Nunca perdía la línea del respeto a sí mismo y a los demás.
Confesaba que había nacido para ser periodista, narrador de los acontecimientos importantes. Se sentía orgulloso de su trabajo, como también él mismo fue orgullo de su familia.
El columnista tenía oportunidad de charlar brevemente con él e incluso escuchar sus mensajes, en las reuniones sabatinas del Grupo Político Jesús Reyes Heróles, presidido por Francisco de la Madrid Romandía. Siempre ocupaba un lugar especial y con frecuencia se le pedía que hiciera uso de la palabra. Como en aquella ocasión, en que acudieron como invitados especiales, los padres de María Elvia Amaya Araujo. Fue formidable su disertación.
En lo sucesivo, se le va a extrañar. Para todos, será obligado voltear hacia el sitio en el que se ubicaba, en busca del respetable periodista y amigo.
En las redes sociales, e incluso en los medios de difusión, se observan numerosas manifestaciones de duelo y solidaridad por el fallecimiento de Oscar. Un Señorón, que pasará a la historia de Tijuana.
Oscar tuvo oportunidad de recibir múltiples reconocimientos por su labor periodística, a lo largo de toda su vida, pero en especial en los últimos años.
Hablar de él, es hablar del surgimiento del periodismo en Baja California. Fue compañero de redacción de muchos otros periodistas ya fallecidos. Con todos tuvo una excelente relación. El columnista tuvo el privilegio de laborar en el Diario Baja California, cuando Oscar fue Director.
Definitivamente, duele enormemente su partida. Dicen que en este mundo nadie es insubstituible, pero en el caso de Oscar Genel, difícilmente alguien pudiese ocupar su lugar. El espacio que deja, no cualquiera lo puede llenar.
Sobre todo, la Primera Plana, estará de luto. Su autor ya no podrá redactarla. Termina una larga trayectoria de ejercicio periodístico, de buen periodismo, serio, profesional, objetivo, centrado.
A los familiares, esposa, hijos, nietos, hermanos, sobrinos, se les desea pronta resignación. Nunca olviden su ejemplo, su esfuerzo, su fortaleza, la lucha diaria que realizaba para ejercer el trabajo u oficio que siempre fue su pasión, el periodismo.
Su recuerdo, siempre existirá en nuestros corazones. Oscarito, algún día nos habremos de reencontrar, para volver a charlar. No te decimos adiós, sino hasta pronto.
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