Por: Gilberto LAVENANT
Los llamados sin partido o independientes, la mayoría de ellos, llegaron a la primera etapa o fase, del procedimiento para lograr su acreditación como candidatos en los comicios de junio próximo.
Iniciaron, aparentemente, como un movimiento fuerte. Pero los venció su propio ego. Todos hablaban un lenguaje común. Sin embargo, no lo lograron constituir entre ellos una comunidad.
Hoy puede decirse que aplicaron en contra de ellos mismos aquello de “divide y vencerás”. Se dividieron y terminaron vencidos, aún antes de empezar la contienda electoral.
En principio, lograron una proeza, al reunir, cada quien por su lado, los apoyos necesarios o suficientes, para lograr su acreditación como candidatos. Pero olvidaron que el objetivo era el luchar en contra del partidismo, no en contra de ellos mismos.
Si hubiesen actuado en conjunto, a favor de un personaje, habrían logrado una fuerza tal, que pondrían a temblar a cualquiera de los partidos, grandes y chicos.
Hoy, representan simples decepciones. Hasta entre ellos mismos se descalifican, cual si fuesen acérrimos enemigos.
El supuesto hartazgo partidista. No dió para mucho. Casi, puede decirse, representan un serio fracaso social.
El expresidente Vicente Fox, el pasado fin de semana, hizo un llamado a los electores, para que no se dejen llevar por el “canto de las sirenas” de los candidatos independientes, pues advirtió que estos no obedecen a nada, ni a nadie.
Podría decirse, que los independientes o sin partido, son algo así como un barco sin rumbo y sin brújula. Se echaron a la mar, pero no saben a dónde van. No tienen claro su destino.
Fox también dijo, que los independientes no son la panacea. Lamentablemente, pues en algún momento reciente se pensó que vendrían a componer la política.
Para el expresidente panista, se requiere tener mucho cuidado ante los independientes, pues dijo que son personas de carne y hueso, que representan un serio riesgo.
Que, como no obedecen a nada, ni a nadie, no obedecen a ideologías o marcos estructurados de partidos políticos, pueden ser como cabras locas.
Así mismo, este fin de semana, en Tijuana, el Presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Humberto Jaramillo Rodríguez, dijo que, ejemplos como el de Nuevo León, con Jaime Rodríguez, “El bronco”, hizo nacer expectativas de que se puede aspirar a un puesto de elección popular, sin necesidad de un partido político.
Pero advirtió que eso, en Baja California, resultó contraproducente, pues surgieron muchos candidatos independientes, pero confundieron la idea, pues dividieron y confundieron a la opinión pública y a los electores.
Para Jaramillo, hace falta una figura grande que unifique, que fuese una opción como candidatura independiente.
Independientemente de que sean buenos o malos, el que sean tantos los independientes, tan solo divide y confunde a los electores. No obstante, falta ver qué tanta calidad ofrecen y qué tanto entusiasman a la sociedad, para que salga a emitir su voto.
Contrario a la especie de que la política es mala y que los políticos son malos, dijo que cree que la política no es mala, y que es buena, si se le toma como el arte de conseguir acuerdos,
Ya se había advertido, desde el inicio de este proceso electoral, cuando trajeron a “El bronco”, para que hablara de su hazaña electoral, de llegar a la gubernatura de Nuevo León, sin el aval de un partido político, que aquí no se observa ni un “bronco”.
La población de cada entidad federativa, tiene su propia idiosincrasia. Diferentes condiciones socioeconómicas. Responden o reaccionan de manera distinta.
Por el momento, se puede observar y advertir, que en Baja California seguirá prevaleciendo la partidocracia. Con todas sus fallas y excesos.
En las reuniones políticas, abundan los “caudillos”. Los que en torno a una taza de café “arreglan” el mundo, pero que no son capaces de salir a la calle a manifestarse públicamente, o al menos a acudir a las urnas a emitir su voto.
Por eso en Baja California, el índice de abstencionismo es tan alto, alrededor del 70%. Tal vez en ese mismo nivel sea el de los críticos de café, la mayoría individuos comodinos, que esconden en el anonimato su supuesta valentía.
Divide y vencerás, observa la conseja. Los llamados independientes o sin partido, surgieron divididos y vencidos.
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