Por : Gilberto LAVENANT
Ocurrió lo que se temía, con la propuesta hacendaria de Enrique Peña Nieto. En medio de confabulaciones, compromisos en lo oscuro e incluso cínicamente a plena luz del día, traiciones y evidentes actitudes mercenarias, fue aprobada. Lo que implica que en Baja California se incremente la tasa del IVA del 11% al 16%, a partir del 1 de enero del 2014.
Con esto, Baja California no muere. Si acaso agoniza, agudiza sus difíciles condiciones de vida, pero sigue en pie de lucha.
Los bajacalifornianos quedan ubicados como en una isla. Ahora sí, que no quede duda de eso, convertida en una mera colonia económica del sistema político mexicano.
Aunque sea un simple sueño, una utopía, seguramente muchos bajacalifornianos quisieran optar por la independencia de Baja California, para convertirla en un Estado, verdaderamente libre e independiente.
Muchos bajacalifornianos, luego de las calamidades de dos sexenios panistas, suponían que la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de México, traería tiempos mejores. Hoy, a solamente un año de su gestión, la decepción es enorme.
Solamente los centralistas, envidiosos, ajenos, egoístas, ven las supuestas bondades de la tristemente célebre reforma hacendaria. Un escenario totalmente distinto al que se prevée desde esta entidad : desempleo, pobreza, delincuencia, mayor problemática social.
Los centralistas dicen que los bajacalifornianos, al igual que el resto de los fronterizos, son unos privilegiados, al haber disfrutado de la tasa diferencial del IVA. Quizás también afirmen eso, porque ellos quisieran ser vecinos de San Diego, California, para venir a “fayuquear” cuantas veces les dé la gana, para ir a pasear a Disneylandia o a los Estudios Universal e incluso para acudir a los casinos de Las Vegas. Envidiosos.
Si supieran que no todos los bajacalifornianos tienen capacidad económica para darse esos lujos. Que muchos residentes de la entidad, no son nativos de la misma, sino migrantes expulsados de muchas comunidades del centro del país, que no tuvieron capacidad, ni voluntad, para retenerlos, mediante empleos y adecuadas condiciones de vida.
Es irónico y aberrante. Baja California realiza grandes esfuerzos para satisfacer las necesidades de esos migrantes, y en lugar de reconocerlo, le ponen trabas, la bloquean, le gravan su economía, en perjuicio de esos mismos migrantes provenientes del centro del país.
Comentaba en días pasados, un amigo del columnista, que así como al Distrito Federal le otorgaron un fondo de capitalidad, o sea una reserva económica que le permita resolver los problemas y daños que le ocasiona ser la capital del país, como ocurre con las manifestaciones de los profesores disidentes, a Baja California se le debería otorgar un fondo de migralidad.
No es broma, ni exageración. Baja California merece un fondo especial, para atender los reclamos de empleo, vivienda, servicios de salud y tantos otros, de los migrantes michoacanos, jaliscienses, oaxqueños, guerrerenses y de tantas otras entidades del país, que llegan aquí por cientos y miles, en busca de mejores condiciones de vida.
Dicen los centralistas, que los empresarios de Baja California, son los únicos beneficiados con la tasa diferencial del IVA, cuando que este es un impuesto terminal, que paga el consumidor final, el empleado de comercios, fábricas, los eventuales que venden tacos, tortas o fritangas, en puestos fijos y semifijos.
Si tan seguros están que los bajacalifornianos son privilegiados, que hagan a un lado las envidias y se vengan aquí a fortalecer la economía de esta entidad, que se vengan a competir con una de las economías más fuertes del mundo, como lo es la de California.
Para fortuna de los centralistas, es muy grande la distancia entre Baja California y el Distrito Federal, y los bajacalifornianos, como diría el Senador del PT, Marco Antonio Blásquez, no son gente de machete en mano, ni va a bloquear vialidades y a cometer destrozos.
Dolerá mucho superar este “ramalazo”. Será casi inevitable que cierren fuentes de trabajo, que muchos queden sin empleo, que crezcan los cinturones de miseria, pero los bajacalifornianos se mantendrán de pie.
Ojalá que la agresión no se olvide. Que los bajacalifornianos recuerden siempre a los políticos que les dieron la espalda y votaron en su contra. Incluyendo a aquellos que planearon, elaboraron, presentaron y avalaron la maldita reforma hacendaria, sin distinción de siglas partidistas, ni de cargos públicos.
Que reconozcan y entiendan, que ya no vale la pena voltear hacia el centro, con la esperanza de encontrar comprensión y apoyo. Porque no habrá lo uno, ni lo otro. Baja California no tiene amigos, ni defensores, en el centro del país. Ni siquiera puede contar con sus supuestos representantes populares, en las Cámaras Legislativas.
Que no olviden la agresión, para que cierren la puerta a los políticos falsos, demagogos e hipócritas, que en el 2015 pedirán el voto, dizque para ser representantes populares. Simples mercenarios de pacotilla.
Lo único que queda, es la unión de los bajacalifornianos, como le hacen los grupos de autodefensa, y el repudiar a los centralistas. Bajo esas bases, seguir trabajando. Y sin que se trate de una actitud conformista o de resignación, recordar aquello de : “Palo dado, ni Dios lo quita”.
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