Por : Gilberto LAVENANT
Cuando se busca a un candidato, para ocupar determinado puesto o cargo en una empresa, generalmente, se le hace una entrevista y se le pregunta hasta sus gustos en colores y deportes favoritos. Claro, también sus antecedentes profesionales, para observar y verificar que ha laborado en áreas similares o afines a la chamba en oferta.
La idea, es determinar, si el candidato o aspirante “llena el hueco”, para evitar futuras lamentaciones. Imaginen nada más, se le contrata, y resulta que es ajeno a las funciones que habrá de desempeñar. El simple carisma, no basta. De poco o nada sirve, que sea “carita”, si es un flojonón, si no tiene aptitudes para el trabajo o simplemente no le gusta trabajar.
En el caso de las mujeres, la mayoría de las que son afortunadas, física o estéticamente, nunca se preocuparon por prepararse en alguna área en particular. Su belleza es la llave que les abre todo tipo de puertas. Generalmente la belleza no resuelve problemas, los genera o complica.
Lamentablemente, las exigencias en cuanto a los perfiles de aspirantes o candidatos, en el ámbito de la administración pública, se limitan o costriñen, simplemente al aspecto político. Se piensa que los políticos son unos “sabelotodo”. Y pareciera que hay algo de cierto en esto, pues a lo largo de la carrera de un político, en la función pública, ocupan cargos en áreas totalmente distintas. Son todólogos.
La verdad es que los políticos son firmones. A la dependencia que llegan, sin importar el cargo que habrán de ocupar, descansan en sus colaboradores cercanos, en sus asistentes, que les preparan y supervisan todo, y hasta les indican en qué sitio deben firmar. Fácil.
Esto explica un tanto, el perfil que ha mostrado el gobernador electo, Francisco Vega de la Madrid. Ha sido desde Alcalde, Secretario de Finanzas y Diputado Federal. No porque sea una excelencia, o “una chucha cuerera” en administración, finanzas públicas o leyes, sino simple y sencillamente porque es político.
Es un individuo carismático, risueño, despreocupado, porque además de que tiene resuelto su problema económico –gracias a la política y a los negocios que ha podido hacer, desde el ámbito político- que nada le preocupa.
Le dijeron que el cargo de gobernador de Baja California, no era “una perita en dulce” y se rió. Durante su campaña política, escuchó y conoció múltiples problemas y casos de crisis social y económica, y ni crean que le afectó en algo su estado de ánimo. Simple y sencillamente se rió.
Cuando, a base de artimañas y negociaciones ocultas, obtuvo el triunfo electoral, luego de que sus rivales políticos le vaticinaban un rotundo fracaso, casi se moría de risa.
Terminado el proceso electoral, seguramente por “prescripción médica”, se fue al Africa, de cacería. Parecía absurdo, otro en su lugar, hubiera empezado a reunirse con sus colaboradores o con dirigentes o representantes de los sectores sociales, económicos o políticos. Empezar a estudiar los problemas serios y complejos que deberá enfrentar como Gobernador, en busca de posibles soluciones. Nada de eso, se fue a vacacionar. Si por él fuera, no habría regresado a esta entidad. Hubiese designado a un apoderado legal que desempeñara su cargo y gobernara, como si fuese él mismo.
Y cuando está a unos días de asumir el cargo, ni crean que se le quita el sueño, al pensar en los múltiples asuntos que tendrán que resolver. No, para nada, simplemente ni piensa en ello. Se ríe, ríe y ríe. Para eso tiene colaboradores. Seguramente cuando fue a la escuela, alguien le hacía la tarea.
En este período previo a su asunción, aprovechó para regularizar su relación conyugal, contrayendo matrimonio civil con quien ya venía haciendo vida matrimonial, sin estar casado, desde hace varios años. Bueno, precisamente ese fue el pretexto para irse de viaje al extranjero.
En días pasados, ocurrió algo sumamente especial. Mientras que los bajacalifornianos “se comían las uñas” de desesperación, para tratar de impedir que los diputados federales aprobaran la homologación del IVA y sus nocivos efectos, Kiko Vega se fue a Baja California Sur a participar en un torneo de pesca.
Kiko, hizo lo que Osuna Millán, ante este panorama tan delicado, “nadar de muertito”. Uno, porque concluye su gestión y “ya no quiere queso, sino salir de la ratonera”. El otro, porque aún no empieza, lo hará dentro de unos días y a él, los problemas se le resbalan por la espalda. Es, como dicen vulgarmente, “conchudo”. Lo dijo en su campaña, que las críticas se le resbalan.
De todo lo anterior, se puede determinar y entender, cuál es el perfil de Kiko Vega. Para desgracia de los bajacalifornianos, se trata de un individuo frívolo, bueno para los negocios, sin duda alguna, pero que le encanta viajar y, sobre todo, está acostumbrado a que otros le hagan la tarea. Con ese perfil, ni siquiera para funcionario de turismo, de nivel segundón, le alcanza.
Así es que, que no quepa duda, el gobierno estatal de Baja California, estará en manos de los colaboradores cercanos de Kiko. Al aún Gobernador electo, le corresponderá simplemente firmar, donde le indiquen. Aparecerá en las fotos, ostentándose como Jefe del Ejecutivo.
Cuantas veces le sea posible, se irá por ahí de cacería o de pesca. Seguramente agendará múltiples viajes al extranjero o a lugares turísticos mexicanos, para disfrutar la vida. No agotará sus neuronas. Esas, las destinará para hacer negocios o para disfrutar la vida.
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