Por : Gilberto LAVENANT
Para
quienes suponían que el asunto del Zócalo 11 de Julio, la plancha de concreto
que se pretende construir, entre el Palacio Municipal y el edificio del Centro
de Gobierno del Estado, en Tijuana, y
que muchos identifican simplemente como “La Plaza del Capricho”, me permito
decirles que en los próximos días, se presentarán dos denuncias en contra de
los involucrados en este controvertido proyecto.
En
realidad, se trata de un solo documento, y por lo tanto será manejado como una
denuncia conjunta y mancomunada. Serán presentadas ante la Procuraduría General
de la República y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.
En el proyecto
de escrito de denuncia, aparece como denunciante el Regidor del XXI
Ayuntamiento de Tijuana, Luis Felipe Ledezma Gil, del Partido Movimiento
Ciudadano, por su propio derecho, así como con el carácter de representante
popular.
Como
testigos, designa al Ing. Felipe Daniel Ruanova Zárate, excandidato a
Gobernador, y al Lic. José Angel Peñaflor Barrón, prestigiado litigante en esta
frontera.
El
denunciante, señala como presuntos responsables de los delitos que se
configuren, a un total de 19 personas, a las que divide en tres grupos : 12
funcionarios y exfuncionarios públicos, un dirigente religioso, siendo este el
arzobispo Rafael Romo Muñoz, y seis particulares.
En el
primer grupo, de funcionarios y exfuncionarios, refiere al exgobernador José
Guadalupe Osuna Millán, al Gobernador Francisco Vega de la Madrid, a los exalcaldes
Jorge Ramos Hernández y Carlos W. Bustamante Anchondo, así como al actual
Alcalde, Jorge Astiazarán Orcí.
Así
mismo, al Ing. Manuel Guevara Morales, Secretario de Sidue estatal, al Ing.
Roberto Sánchez, Secretario de Desarrollo Urbano del XXI Ayuntamiento, al Arq.
Salvador Padilla, Coordinador General Ejecutivo de Desarrollo Urbano Municipal,
al Dr. Carlos Beichalel Graizbord, Secretario de Protección al Ambiente
estatal, al Lic. Tirso Lievano Hernández, Director de Protección al Ambiente
municipal, al Dr. Tonatiuh Guillén y a Carlos de la Parra, del Colegio de la
Frontera Norte.
En el
gripo de particulares, señalan a seis personas, siendo estas Enrique Mier y
Terán, Presidente del Patronato del “Zócalo 11 de julio”, Ramón Raymundo Arnáiz
Rosas, contratista, María del Carmen Flores Avila, de Televisa, así como a
Carolina Aubanel Riedel, Roxana Di Carlo y Fernando Martínez, de SíntesisTV.
Además, a
“aquellas personas que, como funcionarios o empleados públicos tengan
injerencia en la destrucción de los árboles en la Plaza Cívica situada entre
las oficinas de los Palacios de Gobierno, tanto Estatal como Municipal, y los
miembros del Patronato del “Zócalo 11 de julio”, o “Plaza 11 de julio”, así
como aquellos que sean empleados de dicha entidad social o Asociación Civil, y
también los que han sido contratados para talar, remover, o supuestamente
transplantar árboles que están o estaban sembrados en dicha Plaza Pública, y a
los que la indagatoria que se exige que se realice, determine que son socios,
participantes, cómplices y subalternos de los anteriores que intenten lucrar
con bienes del patrimonio público”.
Según la
denuncia conjunta y mancomunada, con la construcción de la llamada “Plaza 11 de
julio”, se cometen diversos delitos, como el previsto en el Artículo 340 Bis, el
cuál advierte, que : “A quien sin autorización de autoridad ambiental
competente, extraiga, corte, tale o transplante uno o varios árboles ubicados
en áreas públicas de competencia Estatal o Municipal o en terrenos estatales
forestales, se le impondrá prisión de seis meses a siete años y multa de
cincuenta a dos mil quinientos días de salario mínimo vigente en la entidad”.
En el
caso en mención, aparentemente al margen de la ley y simplemente por la necedad
de dicha obra, evidentemente con fines mercantilistas, se han cortado o
transplantado árboles del llamado Parque Benito Juárez, una de las pocas zonas
arboladas de Tijuana, para construir una plancha de concreto.
Así
mismo, consideran que contraviene los artículos 16 y 18 de la Ley General de
Bienes Raíces del Estado, que regula el uso y destino de los bienes de dominio
público, así como el Artículo 43 del Reglamento de Fraccionamientos, el 140 de
la Ley de Desarrollo Urbano, estableciendo que para cambiar el uso de suelo de
esa zona, se requiere la consulta de los vecinos y observar muchas otras
disposiciones jurídicas.
Puede
decirse, que el escrito denuncia está excelentemente estructurado, debidamente
fundamentado en disposiciones jurídicas aplicables, criterios jurisprudenciales
e incluso puntos de acuerdo aprobados en la Cámara de Diputados.
Conforme
a derecho, tanto la Procuraduría General de la República, así como la
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, deberían proceder a realizar
las indagatorias pertinentes, integrar los correspondientes expedientes y
ejercer acción penal en contra de los involucrados, o en caso contrario,
fundamentar, clara y expresamente, por qué razón, se tolera la necedad de tratar
de desarrollar este proyecto, en una zona que tiene un uso público, que ya está
totalmente saturada y que ha tenido el rechazo de múltiples organizaciones,
profesionistas y ciudadanos.
El
problema, es que en México, no pasa nada. Por más que se denuncien actos
aberrantes y presuntamente ilegales, como los relativos a la llamada “Plaza del
Capricho”, ninguna autoridad se atreve a mover un dedo para frenarlos y mucho
menos para sancionar a quienes pudiesen aparecer como presuntos responsables.
Y conste,
no es la primera, ni la única acción que se intenta en contra del proyecto del
“Zócalo 11 de julio”. Baja California, y Tijuana en particular, siguen siendo
tierras de caciques, donde muchos siguen haciendo cosas, simplemente “por sus
pistolas”.
Pero, en fin, dicen que la esperanza muere al último. Para estos
personajes, las leyes, son letra muerta.
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