Han pasado poco más de tres años desde mi publicación
anterior, y a partir de ahora, pretendo reintegrarme a este ejercicio
editorial.
Juzgue Usted es el título de la columna que he escrito desde
1994 en períodos intermitentes, analizando y comentando temas de importancia
general particularmente en temas vinculados con seguridad y justicia local,
regional y nacional; sin embargo, es a partir de enero de 2005 cuando
semanalmente comienzo a publicar en un diario local a partir de haber sido
seleccionado -previo concurso- para ello.
Y aclaro, todas las colaboraciones desde entonces han sido
de manera gratuita.
A partir de 2008 cambio del diario verde al azul –qué
paradójico- y comienzo a publicar dos veces por semana; cuatro años después
tomo un descanso editorial a partir de abril de 2012 considerando la carga de
trabajo que para esas fechas tenía en el Consejo de la Judicatura Federal, donde
me desempeñé en ese lapso como secretario técnico.
Para julio de ese
mismo año regresé a Baja California colaborando con el V Ayuntamiento de
Rosarito en la Dirección de Seguridad Pública de donde, a la conclusión del
mandato constitucional del alcalde Javier Robles, me incorporé a la entonces
Procuraduría de los Derechos Humanos –hoy Comisión Estatal-, donde continúo
laborando a pesar de las incomodidades y oposiciones de algunos –lo que en su
momento comentaré a detalle-.
Paralelamente a mi actividad como servidor público y como
editorialista, en mi estancia en el DF publiqué tres libros: Con las alas rotas
–medio siglo de procuración de justicia en Baja California-; La caída –análisis
criminalístico del desplome del Learjet 45-, y Que la nación se lo demande
–cronología de la fallida guerra presidencial de Felipe Calderón contra el
crimen organizado-.
Hoy pretendo retomar la publicación de esta columna dos
veces por semana -igual a cuando le puse pausa en 2012-, y con la misma
intensidad que entonces, motivado fundamentalmente por la exacerbada
incompetencia que se vive en las áreas de seguridad y justicia en nuestro
estado, así como por el incremento delincuencial que se respira con marcado
énfasis en Tijuana, producto de la ineficacia de las instituciones encargadas
de prevenir delitos y perseguir delincuentes, de la desfachatez de las
autoridades responsables que piensan que el mundo es color de rosa, y por
diversas razones más de las que iremos dando puntual cuenta de ello en un
análisis crítico y exhaustivo pero sobretodo propositivo, sin dejar de resaltar
la irresponsabilidad y negligencia de servidores públicos que no se dan cuenta
–o lo disimulan bien- de la ineficacia de su desempeño por lo que tampoco
muestran visos de rectificar el rumbo.
Baja California padece una grave crisis de inseguridad que
se ha recrudecido en los últimos dos años. Tijuana y Mexicali son la muestra
más evidente, sin soslayar en lo absoluto a los otros municipios. Las policías
preventivas tanto municipal como estatal no previenen la incidencia y, por el
contrario, esta aumenta de forma dramática por más que pretendan dibujar otro
esquema y maquillar las cifras tanto el estado –SSPE- como el municipio –SSPM-.
La impunidad que resulta de la mala prevención se agudiza e intensifica con la
ineficacia de la PGJE y el visible colapso del NSJP (Nuevo Sistema de Justicia
Penal), en donde el nivel de incompetencia –asuntos no resueltos- rebasa el 80
por ciento de los delitos cometidos; esto es, de cada cien delitos, más de 80
quedan rezagados no sólo sin resolver sino sin investigar, y de los pocos que
llegan a ser enjuiciados, muchos obtienen su libertad por deficiencias en la
integración de averiguaciones previas y de carpetas de investigación, en su
caso.
Aquí iremos viendo a detalle los números y puntualizando
respecto de las cuentas alegres. Compartiré la visión y reflexión porque no es
posible que las cosas sigan tan mal y no se rectifique el rumbo pues, como
siempre he insistido en ello, así como no se debe jugar con la seguridad pública,
tampoco debe de ser botín de manejo político a conveniencia de los gobernantes
ni de los encargados de esta, porque las instituciones son fuertes y sólidas a
base de eficiencia y eficacia, probada y sostenible, y no de manejo mediático
ni de pedidos a la carta.
Pero no sólo el poder ejecutivo tiene la responsabilidad de
manera exclusiva sino que también inciden otros actores, como algunos diputados
del congreso local que, con su actuar, obstruyen el avance de la justicia.
Continuará.
Fuente: http://www.encuentro29.com/vercolumnas.php?artid=163077&relacion=relacionada&cat=403
Fuente: http://www.encuentro29.com/vercolumnas.php?artid=163077&relacion=relacionada&cat=403
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