Por
: Gilberto LAVENANT
Por fin,
Daniel Solorio Rámirez venció al aún Rector de la UABC, Felipe Cuamea Velázquez,
luego de un conflicto laboral que se prolongó durante 787 días, en el que los
abogados universitarios hicieron uso de una serie de triquiñuelas y argucias
legaloides.
Con fecha
martes 25 de junio del año en curso, la Junta Especial Número Cinco de la Local
de Conciliación y Arbitraje de Mexicali, Baja California, dictó laudo o
resolución definitiva, dentro del Expediente Número 769/2012/-5, determinando que
el Maestro de Derecho de la UABC, sea reinstalado, pues fue despedido
injustificadamente, obviamente por instrucciones del Rector Cuamea, el 13 de
marzo del 2012.
Solorio
ingresó a laborar a la UABC, el 26 de octubre de 1975, o sea hace 39 años. El 1
de septiembre de 1982, adquirió su definitividad como docente. El 13 de marzo
del 2012, por instrucciones de Cuamea, argumentando supuestas inasistencias de
labores, fue despedido de su empleo.
A dos
semanas de que la Junta de Gobierno designe a quien será el nuevo Rector de la
UABC, aunque Cuamea concluye su gestión el 27 de enero del 2015, la autoridad
laboral resuelve que Solorio Ramírez fue despedido injustificadamente y, por lo
tanto, debe ser reinstalado en el puesto de Profesor Ordinario de Carrera
Titular Nivel “C”, de tiempo completo, en la Escuela de Derecho, en Mexicali. Además
de pagarle salarios caídos, o sea los que se le dejaron de cubrir durante el
tiempo que se prolongó dicho conflicto.
El “pecado”
del profesor universitario, fue haber sido uno de los principales críticos y
observadores del accidentado y desaseado procedimiento mediante el cual fue
designado Rector Felipe Cuamea Velázquez.
En medio de
serios cuestionamientos, Cuamea, con el carácter de Secretario General de la
UABC, con fecha 6 de diciembre del 2010, asumió el cargo de “encargado de
despacho” de la Rectoría, lo que lo llevó a ostentar varias representaciones,
que obviamente viciaron el procedimiento de sucesión rectoral. A un mismo
tiempo, era Secretario General de Gobierno, encargado del despacho de Rector,
en consecuencia, Presidente del Consejo Universitario, y, de paso, candidato a
Rector.
Sin
embargo, el 27 de enero del 2011, en una reunión celebrada en Tecate, la Junta
de Gobierno designó Rector a “la divina trinidad” –en este caso, cuatrinidad,
secretario general, encargado de despacho de Rector, presidente del Consejo
Universitario y candidato a Rector- y de inmediato le tomó la protesta como
tal.
Poco más de
un año después, el 13 de marzo del 2012, personal administrativo de la
Universidad Autónoma de Baja California, notificó a Solorio Ramírez que estaba
rescindida su relación laboral, por supuestas inasistencias laborales. La
verdad, era conocida por muchos. Cuamea hizo valer su poderío rectoril, restregándoselo
en el rostro al profesor universitario, que tanto criticó su designación.
No fue fácil
para Solorio, salir adelante. Las instrucciones de Cuamea eran drásticas : no
lo quería ver, ni en pintura. Los abogados de la UABC, deberían hacer valer cualquier
artimaña o triquiñuela, para impedir que Solorio Ramírez pudiese regresar a
laborar a las aulas universitarias. Pero, como diría el Chapulín Colorado, “no
contaban con mi astucia”, pues no contaron con que el afectado, es Licenciado en
Derecho. Y excelente.
El 11 de
mayo del 2012, por conducto de apoderado legal, Solorio Ramírez presentó su
demanda laboral. Tenía en su contra, que el tribunal laboral que atiende los
asuntos de los trabajadores universitarios, en este caso los académicos, prácticamente
está en manos de las propias autoridades de la UABC.
El laudo o
resolución definitiva, lo suscriben el Lic. Ricardo Dagnino Moreno, quien hasta
hace poco era Secretario General de la UABC y por lo tanto incondicional del
Rector. El Lic. Juan Guillermo espinoza Aguilar, representante de los
trabajadores académicos de la UABC y por lo tanto también incondicional del
Rector. La Lic. Elizabeth Ruiz Hernández, Secretaria y la Lic. Norma Rosina Zepeda
Cháidez, Presidente.
La “parte
patronal”, maniobró para “acreditar”, que el despido de Solorio Ramírez fue
justificado. Empero, no observaron que el Artículo 161 de la Ley Federal del
Trabajo, señala claramente, que cuando la relación de trabajo haya tenido una
duración de más de 20 años, el patrón solo puede rescindirla, o sea darla por
terminada, por las causas graves previstas en el artículo 47 del mismo
ordenamiento, en especial, que sean particularmente graves o que hagan
imposible la continuación de la relación laboral.
Solorio Ramírez,
tenía 30 años laborando, bajo la condición de definitividad, por lo que la parte
patronal no lo podría despedir, por supuestas faltas administrativas, lo que, aunado
a otras argumentaciones, dieron sustento a la resolución final : la autoridad
universitaria no acreditó que el despido haya sido justificado.
Un total de
787 días tardó la ardua lucha del maestro universitario, contra el poderío del
Rector Felipe Cuamea Velázquez. Esta, no fue una lucha de Daniel Solorio Ramírez,
contra la UABC, sino contra un individuo que ostentó el cargo de Rector de la Máxima
Casa de Estudios, al que llegó mediante un proceso desaseado y cuestionado. Como
diría Andrés Manuel : “el Rector espurio”.
Esta fue,
guardadas las proporciones, algo así como la pelea de David y Goliat. El poderío
del aún Rector, se extingue el próximo 27 de enero del 2015. El derecho de
Solorio, persiste. Le pegó a Cuamea, “entre ceja y ceja”.
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