Por
: Gilberto LAVENANT
En criminología,
el término “modus operandi”, es un factor importante para identificar a los
autores de hechos delictivos. Es el estilo personal de cada delincuente, para
delinquir. Incluso aún sin proponérselo. Es considerado como su “sello personal”
o su firma.
Y esto se
aplica, no solamente para los llamados asesinos en serie. Aquellos que cometen crímenes,
estrictamente en las mismas condiciones o circunstancias. No, también es
aplicable a quienes realizan otras actividades. Las sociales en general, las
económicas e incluso la política.
Que valga
esto, como fundamento del tema a tratar este día.
Un lector
de Palco de Prensa, vía correo electrónico, envió un comentario, sumamente
interesante.
Confiesa
estar soprendido, porque había logrado un hallazgo. Y esto sin proponérselo,
sino por simples circunstancias de la vida.
Dice haber
descubierto, sin querer, queriendo, el “modus operandi” de varios diputados panistas.
Que obviamente desconoce cuántas veces lo han hecho, pero que, como nunca
entendieron aquello de que “tanto va el cántaro al agua, hasta que se quiebra”,
hicieron lo mismo varias veces, sin tomar en cuenta que algún día los iban a
descubrir. Como al parecer ya ocurrió.
Pues
resulta, que los señores diputados panistas, encontraron un método, para
utilizar los recursos que les asignan para gestión social, en su beneficio
personal.
El método
es realmente sencillo. Contactan a una persona, le ofrecen otorgarle una determinada cantidad de dinero, por
concepto de ayuda social. Y, como “no hay a quien le den pan, que llore”, pues
aceptan la oferta. Sobre todo si el monto asciende a varios miles de pesos.
Les hacen
firmar un escrito de solicitud de ayuda. Días después, retornan con el cheque
en la mano, valioso por el monto prometido.
Con toda
amabilidad, le dan “raite” al banco, para canjear el documento por efectivo. Ahí,
le arrebatan el dinero de la mano y le dan una mínima parte
Hay
quienes, aunque sorprendidos, no dijeron nada. Después de todo, recibieron una
cantidad de dinero, aunque mínima, que no tenían.
Otros, se
han sentido engañados. Ya se habٌan hecho a la idea, de que el monto de dinero,
que amparaba el cheque, en el que aparecían como beneficiarios, pues era de
ellos e imaginaban el uso que habrían de darle.
Frustrados
por el engaño, varios de ellos acudieron ante diversas instancias, e incluso
ante la Procuraduría de Justicia del Estado, no obstante que sabían que sería
difícil se procediera en contra de los presuntos defraudadores, todos ellos
legisladores del Partido Acción Nacional.
El
remitente, se reservó los nombres de los presuntos, pero se comprometió a revelarlos
en un futuro próximo. Lo que sí dijo, es que al conocerse la identidad de los
diputados panistas, que han hecho de esto, su “modus operandi”, se provocará un
escándalo.
Sin embargo,
como una muestra de que estaba diciendo la verdad, citó los números de los
expedientes de las averiguaciones previas, que se están integrando, a partir de
las denuncias de los ofendidos, siendo estos 9317/14/211/AP, 7725/14/211/AP,
9410/14/211/AP y 9411/14/211/AP. Podría haber más.
Cabe
recordar, que el miércoles 17 de abril del 2013, bajo el título “Maquinaciones
azules”, el columnista hizo referencia a un caso similar, también de
funcionarios panistas. Se trataba de dos hermanos del exalcalde panista, Jesús
González Reyes, Elia Rosa y Manuel, ambos de apellidos González Reyes, quienes
desempeñaban los cargos de Directora Administrativa de Presidencia Municipal
del XIX Ayuntamiento y Director Municipal de Participación Ciudadana, adscrito
a la misma área, respectivamente y Ernesto Lucero López, Director de Egresos.
El “modus
operandi”, de este trío de panistas, colaboradores del exalcalde Jorge Ramos, era
bastante burdo. Ofrecían apoyo a organizaciones no gubernamentales. Para ello, les
pedían facturas en blanco, bajo el pretexto de tener que justificar
contablemente ese egreso. Luego, elaboraban convenios, con las partes
beneficiadas, les pedían que los suscribieran, para posteriormente alterar su
contenido, en especial los montos de dinero a recibir, anotando cantidades
exageradamente más elevadas a las que realmente entregaban y finalmente
expedían los cheques a favor de Elia Rosa González Reyes, Directora
Administrativa de la Presidencia. Negocio de familia, pues.
Esto ocurrió
a mediados del 2010, poco antes de los comicios en los que los panistas
perdieron las cinco alcaldías de Baja California. En la administración del priísta,
Carlos Bustamante, se hizo el descubrimiento. Al menos dos de los asuntos,
fueron denunciados ante la Agencia del Ministerio Público. El columnista tiene
en su poder, copias de las denuncias.
En tanto se
conoce la identidad de los flamantes legisladores, que aparecen como presuntos
responsables en los expedientes cuyos números se citan, cabe recordar aquello
que para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta. Y advertirles : si
andan de bocones, se pueden morder la lengua. Que conste.
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