por
Gustavo Adolfo Póker
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UNA, DOS, tres por mí…
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Una, dos tres por kiko, que a su vez
está escondido atrás
de la puerta de cristal…
Levante la
mano el que no haya jugado a “las escondidas” de niño.
Entre los
múltiples juegos practicados al aire libre en la infancia, el juego de “las
escondidas” era parte imprescindible en el catálogo de actividades recreativas
de nuestra niñez. Fue la generación previa a los nintendos, los ecsbocs y toda
la parafernalia de ciberjuegos que volvieron sedentarismo lo que antes era
movimiento perpetuo. Jugar a “las escondidas” en aquel tiempo, era tan normal
como es ahora chatear, bajar videos de pederastas de la red o enajenarse
jugando video juegos en la compu, en el cel, en el ipod, etc, etc, etc..
Lo que es un
poco preocupante es llegar a la edad adulta y no haberse desligado
completamente de la afición a los juegos infantiles. Ahí tienen el caso de
quienes, abusando del fuero, quieren seguir jugando a “las cebollitas”. O de
quienes ahora coordinan campañas políticas y les encanta seguir jugando a “los
quemados”.
Pero el que se convirtió en jugador
permanente de “las escondidas” es el candidato Francisco Arturo Vega. No cerró
el ciclo de apego a los juegos a pesar de no ser ya un niño. Ver a los pequeños
jugar a “las escondidas” nos provoca sentimientos agradables y nos despierta
recuerdos. Ver a los adultos refugiarse en esta estrategia, nos provoca
molestia y nos obliga a reflexionar.
Fueron muchas las ocasiones, y muchas las razones, por las que Francisco
Arturo Vega debió dar un paso al frente para aclarar situaciones y responder
preguntas: empezó con los debates a los que decidió no asistir, por estrategia
dijo, y porque así lo decidieron sus asesores. Traducción: optó por esconderse.
Sus opositores presentaron una denuncia en su contra, pues hay evidencia
documental de que desincorporó y vendió un terreno propiedad del municipio de
Tijuana. Esta operación la hizo a días de dejar la presidencia municipal.
Siendo ex presidente, le compró el terreno al ciudadano que lo había comprado,
y hoy, en ese terreno, se erige un centro comercial del cual Francisco Arturo
Vega es socio. Obviamente, la Procuraduría Estatal no ha movido un dedo para
investigar esta denuncia. Por su parte, el candidato ha optado por guardar un
conveniente silencio sobre el espinoso tema. Lo que es lo mismo, esconde la
verdad sobre esta rara operación.
El semanario Zeta les pidió a los tres candidatos a la gubernatura del
estado copia de su última declaración patrimonial, un documento que se elabora
bajo protesta de decir verdad y en el que se deben señalar los bienes muebles e
inmuebles propiedad del declarante. De los tres candidatos, Fernando Castro
Trenti fue el único en acatar la petición. Francisco Arturo Vega tuvo una
excelente oportunidad para desmentir los señalamientos de enriquecimiento
ilegal que se le han hecho, y aclarar la procedencia y forma de pago de los más
de 50 terrenos que se dice posee solamente en la ciudad de Tijuana, y lo que es
peor, que no poseía antes de ingresar al servicio público, en la esfera estatal
y municipal. El silencio del candidato, es señal inequívoca de que prefiere
jugar a “las escondidas”.
De la cuenta pública que como alcalde tijuanense le rechazó el Congreso
del Estado-de mayoría panista en ese tiempo-, a causa del famoso tren ligero
que no aparece por ningún lado, pese a los millones de pesos que se gastaron
para darle vida, Francisco Arturo Vega guarda un silencio que a él le conviene,
pero que a muchos nos irrita. Y del famoso reloj monumental, que más que
símbolo de la ciudad se convirtió en ícono de la opacidad y sinónimo de
corrupción, la postura ha sido la misma por parte del candidato, por más que le
soliciten explicaciones por el mal uso que se le dio a los millones de pesos
destinados para el fallido proyecto. Cada cuestionamiento incómodo era un nuevo
pretexto para esconderse.
El escandaloso video que involucra al diputado Ruben Alanís en una
supuesta relación pederasta con un adolescente de 15 años, incorporó al
diputado como jugador activo de “las escondidas”: no apareció por ningún lado
cuando se votó el decreto que convertirá a San Quintín en el sexto municipio de
Baja California. Como tampoco apareció el candidato a gobernador de su partido,
para definir su postura en este penosísimo asunto, el de la pederastia, por
supuesto, ni hizo pública su postura en cuanto a los matrimonios entre personas
del mismo sexo y el aborto.
De los problemas de inseguridad, criminalidad, secuestros y otros que
aquejan a los ricos de Tijuana, Francisco Arturo Vega también se esconde.
Literalmente. Esos problemas no se viven en la exclusiva zona de San Diego
donde vive. Por más que se esconda para negar que allá tiene su escondite.
Un adulto y sus “escondidas”
Un niño y un diputado caliente
Que fue silenciado de repente
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