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lunes, 24 de junio de 2013

Los pederastas II.

Palco de Prensa


     Por : Gilberto LAVENANT

El caso del diputado panista, Rubén Alanis Quintero, presuntamente involucrado en un caso de pederastía, aparentemente con un jovencito de apenas 15 años, va a seguir ocupando la atención de los bajacalifornianos durante muchos días, semanas y meses.


Aunque seguramente terminará en la impunidad, como el asunto aquel de marzo del 2010, relativo al entonces diputado panista Victor González Ortega, Presidente de la Legislatura, que fue detenido bajo el influjo de bebidas alcohólicas y presuntamente con drogas. Los legisladores blanquiazules lo blindaron y siguió cobrando como diputado, hasta concluir su gestión. Y es tal la deverguenza de los panistas, que acusan a los priístas de ser los malos de la película. Les importa poco “morderse la lengua”.

El de González ortega, fue conocido por un video, que incluía audio, grabado por uno de los policías que lo detuvieron. Ni modo de negarlo. Sin embargo,  los diputados panistas, entonces mayoría en el Congreso local, rayando en el cinismo y desvergüenza, impidieron que fuese sometido a juicio político y movieron “mar y tierra” para que desaparecieran las constancias relativas a ese asunto. Sin embargo, el video aún se conserva en YouTube, como constancia de ello.

El caso de Alanis, tiene la variante de que se trata simplemente del audio, lo que, en principio, deja el asunto en meras sospechas, aunque, quienes le conocen, casi dan como cierta o real dicha conversación sexual, supuestamente entre el citado legislador panista y un jovencito de apenas 15 años.

Como era de esperarse, Alanis adopta la postura de víctima, e incluso presenta una denuncia de hechos por la presunta comisión de los delitos de calumnias y difamación, citando a los medios de difusión donde se proyectó el video y se hizo alusión al mismo. Como dirían los abogados, esto legitima a los periodistas para estar al pendiente de este asunto. Revelan o difunden hechos repugnantes, en el ejercicio de su función de informadores, y ahora se pretende criminalizar su labor periodística. Esto solamente pasa en nuestro país. 

La diferencia entre el caso de González Ortega y el de Alanís, es que ahora la mayoría legislativa la constituyen los diputados priístas y sus aliados. Extraoficialmente se ha informado al columnista, que no están dispuestos a servir de tapaderas y solapadores del diputado blanquiazul, como lo fueron los panistas en el 2010.

Se habla de la posibilidad y necesidad, de constituir una comisión investigadora, que deberá apoyarse en expertos en cibernética, para revisar posibles referencias a esa presunta relación indebida entre Alanís y un joven identificado como Joel. Se ha advertido que aunque el diputado haya borrado los mensajes y fotos, a que hacen alusión en el audio, Facebook los conserva y se pueden obtener. La simple alteración o eliminación de tales constancias, lo delatarían.

Es tan grave el caso, y en tanto que el reclamo social es que se investigue y se aclare, a fin de determinar que el diputado panista es o no un depredador sexual y por lo tanto un peligro social, que es factible y pertinente que contraten los servicios de un perito, para verificar si la voz del adulto, corresponde a Alanis.

Asegura el diputado, que el audio fue confeccionado con varias llamadas telefónicas. Que obedece a amenazas que le hicieron recientemente, dizque para que se retirara de la actual campaña política. Supone, que los bajacalifornianos son tontos –es algo común en los panistas- pues un audio tan extenso no es sencillo editarlo, con tal profesionalismo que no se observen lagunas o interrupciones.

Hay quienes dicen, que la voz del menor, es la actuación de alguien interesado en afectar al diputado. Incluso afirman que es parte de las campañas negras dentro del presente proceso electoral. Basta escucharlo una vez, para percatarse que no hay fingimiento o actuación de ninguna de ambas partes. Que si es real, que se trata de la seducción de un jovencito, por parte de un adulto. Que es un asunto de pederastía.

El diputado, obviamente, aunque asustado por el escándalo, ha de sentir cierta tranquilidad, pues sabe que sus compañeros de partido, e incluso las autoridades estatales, lo protegerán, para que libre la cárcel. En caso de una investigación formal, la Procuraduría de Justicia, que es manejada con sentido político, depende del gobernador panista, José Guadalupe Osuna Millán. Que los demás digan misa.

Es más, los bajacalifornianos pueden tener la seguridad de que la autoridad estatal, en lugar de investigar el presunto caso de pederastía, únicamente “trabajará” en la denuncia presentada por Alanis, por calumnias y difamación.

Además, lo irónico y absurdo, la pederastía, no está considerada como tal en el Código Penal de Baja California. Se maneja simplemente como corrupción de menores o como un abuso sexual. No comprende, el supuesto de que un diputado local, o algún otro funcionario público, realice actos aberrantes y repugnantes en perjuicio de menores de edad. Este es un tema pendiente para los legisladores : hacer las reformas legales pertinentes al respecto.

Por cierto, que valga el asunto, para iniciar una intensa campaña para combatir a los pederastas. Que se concientice a los padres de familia para que estén al pendiente de sus hijos en el uso del internet. Que se legisle para crear la policía cibernética, como ya se ha hecho en otras entidades del país.

Ojalá que la sociedad entera abandone su condición de apatía y reclame que este asunto se investigue a fondo, al margen de cuestiones partidistas. Que se exija, que los abusadores de menores, sean recluídos en prisión, en especial si ocupan cargos públicos. Además, no olviden que el autor del audio dijo : esta historia continuará. Que conste.  


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