Palco de Prensa
Por : Gilberto LAVENANT
El caso del diputado panista, Rubén Alanis
Quintero, presuntamente involucrado en un caso de pederastía, aparentemente con
un jovencito de apenas 15 años, va a seguir ocupando la atención de los
bajacalifornianos durante muchos días, semanas y meses.
Aunque seguramente terminará en la
impunidad, como el asunto aquel de marzo del 2010, relativo al entonces
diputado panista Victor González Ortega, Presidente de la Legislatura, que fue
detenido bajo el influjo de bebidas alcohólicas y presuntamente con drogas. Los
legisladores blanquiazules lo blindaron y siguió cobrando como diputado, hasta
concluir su gestión. Y es tal la deverguenza de los panistas, que acusan a los
priístas de ser los malos de la película. Les importa poco “morderse la
lengua”.
El de González ortega, fue conocido por un
video, que incluía audio, grabado por uno de los policías que lo detuvieron. Ni
modo de negarlo. Sin embargo, los
diputados panistas, entonces mayoría en el Congreso local, rayando en el
cinismo y desvergüenza, impidieron que fuese sometido a juicio político y
movieron “mar y tierra” para que desaparecieran las constancias relativas a ese
asunto. Sin embargo, el video aún se conserva en YouTube, como constancia de
ello.
El caso de Alanis, tiene la variante de que
se trata simplemente del audio, lo que, en principio, deja el asunto en meras
sospechas, aunque, quienes le conocen, casi dan como cierta o real dicha
conversación sexual, supuestamente entre el citado legislador panista y un
jovencito de apenas 15 años.
Como era de esperarse, Alanis adopta la
postura de víctima, e incluso presenta una denuncia de hechos por la presunta
comisión de los delitos de calumnias y difamación, citando a los medios de
difusión donde se proyectó el video y se hizo alusión al mismo. Como dirían los
abogados, esto legitima a los periodistas para estar al pendiente de este
asunto. Revelan o difunden hechos repugnantes, en el ejercicio de su función de
informadores, y ahora se pretende criminalizar su labor periodística. Esto
solamente pasa en nuestro país.
La diferencia entre el caso de González
Ortega y el de Alanís, es que ahora la mayoría legislativa la constituyen los
diputados priístas y sus aliados. Extraoficialmente se ha informado al
columnista, que no están dispuestos a servir de tapaderas y solapadores del
diputado blanquiazul, como lo fueron los panistas en el 2010.
Se habla de la posibilidad y necesidad, de
constituir una comisión investigadora, que deberá apoyarse en expertos en
cibernética, para revisar posibles referencias a esa presunta relación indebida
entre Alanís y un joven identificado como Joel. Se ha advertido que aunque el
diputado haya borrado los mensajes y fotos, a que hacen alusión en el audio,
Facebook los conserva y se pueden obtener. La simple alteración o eliminación de
tales constancias, lo delatarían.
Es tan grave el caso, y en tanto que el
reclamo social es que se investigue y se aclare, a fin de determinar que el
diputado panista es o no un depredador sexual y por lo tanto un peligro social,
que es factible y pertinente que contraten los servicios de un perito, para
verificar si la voz del adulto, corresponde a Alanis.
Asegura el diputado, que el audio fue
confeccionado con varias llamadas telefónicas. Que obedece a amenazas que le
hicieron recientemente, dizque para que se retirara de la actual campaña
política. Supone, que los bajacalifornianos son tontos –es algo común en los
panistas- pues un audio tan extenso no es sencillo editarlo, con tal
profesionalismo que no se observen lagunas o interrupciones.
Hay quienes dicen, que la voz del menor, es
la actuación de alguien interesado en afectar al diputado. Incluso afirman que
es parte de las campañas negras dentro del presente proceso electoral. Basta
escucharlo una vez, para percatarse que no hay fingimiento o actuación de
ninguna de ambas partes. Que si es real, que se trata de la seducción de un
jovencito, por parte de un adulto. Que es un asunto de pederastía.
El diputado, obviamente, aunque asustado por
el escándalo, ha de sentir cierta tranquilidad, pues sabe que sus compañeros de
partido, e incluso las autoridades estatales, lo protegerán, para que libre la
cárcel. En caso de una investigación formal, la Procuraduría de Justicia, que
es manejada con sentido político, depende del gobernador panista, José
Guadalupe Osuna Millán. Que los demás digan misa.
Es más, los bajacalifornianos pueden tener
la seguridad de que la autoridad estatal, en lugar de investigar el presunto
caso de pederastía, únicamente “trabajará” en la denuncia presentada por
Alanis, por calumnias y difamación.
Además, lo irónico y absurdo, la pederastía,
no está considerada como tal en el Código Penal de Baja California. Se maneja
simplemente como corrupción de menores o como un abuso sexual. No comprende, el
supuesto de que un diputado local, o algún otro funcionario público, realice
actos aberrantes y repugnantes en perjuicio de menores de edad. Este es un tema
pendiente para los legisladores : hacer las reformas legales pertinentes al
respecto.
Por cierto, que valga el asunto, para
iniciar una intensa campaña para combatir a los pederastas. Que se concientice a
los padres de familia para que estén al pendiente de sus hijos en el uso del
internet. Que se legisle para crear la policía cibernética, como ya se ha hecho
en otras entidades del país.
Ojalá que la sociedad entera abandone su
condición de apatía y reclame que este asunto se investigue a fondo, al margen
de cuestiones partidistas. Que se exija, que los abusadores de menores, sean
recluídos en prisión, en especial si ocupan cargos públicos. Además, no olviden
que el autor del audio dijo : esta historia continuará. Que conste.
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