por
Gustavo Adolfo Póker
HAY TEMAS que quisiera uno mejor ni
tocar.
Hay situaciones deleznables que uno desearía que no existieran.
Pero cerrar los ojos a los problemas no los resuelve. Pretender que los hechos
abominables no suceden, es el primer paso para propiciar que se sigan
presentando. El segundo, es cubrir con el manto de la impunidad a quien los
perpetra.
La noticia, divulgada en varios
portales electrónicos, da cuenta de que el diputado Rubén Alanís Quintero pudiera
estar involucrado en infortunados episodios de índole sexual y de pedofilia. Para
ser precisos, tres episodios distintos en el tiempo que lleva de legislador. Lo
que haría más reprobable la acción, es que dos de estos episodios involucrarían
a menores de edad.
En la cascada de publicaciones y
comentarios generados a partir de que en las redes se difundió el audio de una
supuesta plática entre Alanís Quintero y un menor de 15 años, apareció una
declaración atribuida al diputado, que califica esta acción de “difamación y
campañas negras”. En contraposición, aparece también una declaración del ex
senador y ex gobernador Alejandro González Alcocer, quien al exigir castigo
para Alanís, da por cierta su culpabilidad.
Pero González Alcocer no es
impartidor de justicia, ni el pasillo donde concedió la entrevista es tribunal
de corte alguna. Las acusaciones en las redes solo linchan mediáticamente al
diputado Alanís, más no son aún evidencia de culpabilidad.
Curiosamente, en su calidad de
coordinador de campañas electorales de la Alianza Unidos por BC, Alanís
Quintero ha hecho serias acusaciones contra sus adversarios políticos. Las ha
hecho con fundamentos del tipo de “todos sabemos que” o “las evidencias indican
que”, los cuales en ninguna corte del mundo son prueba de una culpabilidad o
base para una acusación seria.
De cómodo acusador, el diputado Rubén Alanís pasó a incómodo acusado.Su
primera reacción ha sido negar las acusaciones y atribuirlas a las famosas
campañas negras, las mismas que tantas veces ha negado su partido. Cuando ellos
han incurrido en ataques y denostaciones, no las llaman así, sino campaña de
contrastes e información.
Y precisamente información, es lo que ha sobrado en el caso de los
señalamientos hechos al diputado Alanís. Detalles que provoca náuseas conocer.
Situaciones que irritan al pensar por un momento en los menores supuestamente
involucrados.
Hay un caso de linchamiento mediático muy conocido, el del ex gobernador
tabasqueño Andrés Garnier, quien antes aun de ser llamado a juicio, ha sido ya
calificado de culpable por la opinión pública y por los candidatos panistas,
que lo exhiben como símbolo de corrupción de sus adversarios. No abono por su
inocencia, pero su inocencia o culpabilidad se determinará una vez que concluya
el trámite que debe desahogar la instancia encargada de aplicar la justicia.
Sus escandalosos signos de riqueza, no son aun evidencia contundente de la culpabilidad
de Granier.
En el caso del diputado Alanís, se han publicado nombres, fechas y
supuestos actos sexuales que habrían tenido lugar en el sanitario y en el
estacionamiento de una conocida y muy grande tienda departamental. En un “super” del chino Ley, para mayor información. Hay además una muy
comprometedora grabación de audio. Son escandalosos signos de una conducta
delictuosa, mas no son aun evidencia contundente de la culpabilidad de Alanís.
El linchamiento mediático, que utilizaba como estrategia electoral contra
sus adversarios políticos el diputado Rubén Alanís,finalmente lo ha alcanzado.
Quizás el fuero, los contactos y las influencias de sus protectores le
garanticen al diputado superar este controvertido episodio, pero del escarnio y
el juicio público difícilmente escapará.
Así les pasó a la Lady Profeco, a las Ladies de Polanco, a la Lady del
Senado y más recientemente, a la Lady de la Ciénega en Tecate. Llegó el turno
ahora del Gentleman de la Ley.
En
la elección víya de todo
Robo
de lonas, golpes, pedofilias
Hasta
Tarjetakontigo si te afilias
¿Sería
posible ver menos lodo?
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