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miércoles, 8 de enero de 2014

Palco de Prensa: La desobediencia civil.


                                           Por : Gilberto LAVENANT

En días pasados, en Mexicali, varias personas acudieron a una tienda departamental, con la supuesta intención de realizar actos de desobediencia civil, a fin de hacer constar su malestar e inconformidad por el incremento de la tasa del IVA, del 11% al 16%.

Los actos en sí, en cuanto a la formalidad, fueron más o menos correctos. Entraron al establecimiento comercial, cada quien por su lado, tomaron un objeto y se presentaron en caja para su pago, pero advirtiendo que no habrían de pagar la nueva tasa del IVA, pues la consideraban injusta y lesiva para los mexicanos.


En los videos relativos a tales hechos, se observa cómo es que discuten con la cajera, haciéndole saber que no pagarían el IVA al 16%. Esta a su vez les explica que eso no era problema de ella, que también estaba en contra de la homologación del IVA, que simplemente era una empleada de la empresa y que tenía qué cobrarlo.

Al final de cuentas, los representantes de la empresa se mostraron flexibles y accedieron a que no pagaran el incremento del IVA, como lo estaban advirtiendo los consumidores. Estos, a su vez, con los productos que adquirieron, en la mano, los mostraban, junto con la tira de la caja registradora, con la que hacían constar que no habían pagado el nuevo IVA.

Hasta ahí, técnicamente hablando,  efectivamente fueron actos de desobediencia civil. Lo que les resta valor a tales hechos, es que en la mayoría de los casos, los desobedientes simplemente adquirieron un gansito, esos panecillos endulzados, con un valor mínimo y por lo tanto respecto del cual el famoso IVA implica la erogación de unos cuantos pesos. La verdad, dicho con todo respeto, una simple vacilada.

Wikipedia, la llamada Enciclopedia Libre, explica que desobediencia civil, se define como el acto de no acatar una norma de la que se tiene obligación de cumplimiento. Así mismo, indica que la norma que debería obedecerse es, por lo general, una norma jurídica, o en todo caso cualquier norma que el grupo en el poder considera investida de autoridad, en el sentido de que su transgresión acarreara inevitablemente, un castigo.

Dicho en otras palabras, la autoridad dicta una disposición de carácter obligatoria y uno o varios ciudadanos, sin importar que no acatarla implica un delito y por ende un castigo, no la respetan, observan o cumplen. Abiertamente la desobedecen.

En el caso del IVA, es un tanto difícil aplicar o ejecutar actos de desobediencia civil, porque se trata de un impuesto que cubre o paga el consumidor final y cuanto este se niega a cubrirlo, la parte vendedora simple y sencillamente no se lo vende. Si el comprador paga sólo lo que considera justo, o sea sin incluir el impuesto, y abandona el establecimiento mercantil, con el producto adquirido, pues simple y sencillamente le llaman a la policía, lo detienen y lo recluyen en la cárcel, por tratarse, prácticamente, de un robo.

En el caso de Mexicali, que evidentemente no fue natural o expontáneo, sino debidamente preparado por los presuntos desobedientes, no pasó a mayores, por el ínfimo valor del objeto materia de la compra : un gansito.

Y no es que los empleados y directivos de la tienda, incluso los policías que atendieron la llamada telefónica, se hayan solidarizado o sumado a los actos de desobediencia civil. Nada de eso. Sencillamente los montos de impuestos a pagar, eran cantidades mínimas y les resultaría más costoso, el escándalo que pudiese haberse generado, al tratar de obligarles a pagar los pesos y centavos correspondientes al IVA al 16%, y para el caso de negarse, reclamar se les llevara a prisión.

Diferente hubiese sido, si en realidad los supuestos desobedientes hayan acudido a comprar el mandado o productos a consumir por su familia, cuyo costo implicara erogar cantidades de dinero con más de dos ceros y respecto de las cuales el IVA a pagar fuese considerable. Entonces sí, ni les hubiesen permitido que pagaran sin cubrir el IVA y de aferrarse a ello, hubieran terminado en la cárcel. Ahí sí, se estaría ante un acto de desobediencia civil.

Los supuestos desobedientes pudiesen demostrar que traían suficiente dinero para pagar el famoso IVA, pero que se negaban a hacerlo, porque no estaban de acuerdo con su aplicación. No quedaría duda de que se trataba de un acto de desobediencia civil. Enorme trascendencia hubiese tenido esto, al observar los videos en los que aparecieran los consumidores acosados por los policías o abiertamente jaloneándolos para recluirlos en la cárcel, por negarse a pagar el IVA.

En tales condiciones, los desobedientes no incurren en el incumplimiento de una obligación fiscal. Algo que sí ocurre, cuando al presentar una declaración fiscal, manejan la tasa del 11%, cuando la vigente es la del 16%. Y ni modo que le salgan a “lolita” que lo hacen así, porque les molesta la reforma hacendaria.

Pero, volviendo al caso de Mexicali, la desobediencia civil no es un acto de particulares contra particulares, sino de particulares contra o ante autoridades. En todo caso se tendrá la convicción de que la desobediencia implicará un castigo. Como el conducir en estado de ebriedad, para hacer constar que están en contra del uso de los alcoholímetros. Y siendo tantos los conductores ebrios, la cárcel sea insuficiente.

La desobediencia civil, instrumentada y ejecutada adecuadamente, conforme al tema, es de enorme trascendencia. Sin embargo, implica riesgos, incomodidades, sanciones, críticas, señalamientos, dudas, especulaciones. Y no simplezas como esa de comprar un gansito y no pagar el IVA.

Entre los desobedientes civiles más importantes se anotan a Gandhi y a Martin Luther King. Difícilmente podría considerarse como tal a doña Juanita, la de la esquina, por comprar gansitos, sin pagar el IVA.                                                                                       

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