Por : Gilberto LAVENANT
Quien se involucre en política, debe saber, que es un terreno jabonoso, en el que cualquiera puede resbalar y caer, además de que corre el riesgo de ser objeto de señalamientos, cuestionamientos, críticas, acusaciones, especulaciones, conjeturas e incluso enjuiciamientos y linchamientos sociales. Y no se vale enojarse.
Ciertamente, a veces, puede tratarse de acusaciones o señalamientos infundados y por lo tanto incomoda, molesta. Y la cuestión es que en el sistema político mexicano, la corrupción está tan generalizada, que es difícil creer que efectivamente existan funcionarios honestos y eficientes.
Paralelamente, la impunidad de los políticos, es una de las instituciones más sólidas. Nadie puede acabar, ni con la corrupción, ni con la impunidad. Es más, nadie lo intenta.
Además, la opacidad, la desinformación, el manejo de los asuntos públicos como si fuesen “secretos de Estado”, además con aparentes o evidentes intenciones de lucrar con ellos, da lugar a que surjan todo tipo de especulaciones, rumores o “leyendas urbanas”.
Vale la pena observar esto, porque esta semana, dos personajes, residentes de Tijuana, no pudieron ocultar o disimular, que son de piel sensible, toda vez que les molesta los señalamientos mediáticos e incluso el trato con los periodistas. Y reaccionan, como si fuesen poseedores de la verdad absoluta o simplemente que nadie tiene derecho a cuestionarlos.
El primero de estos personajes es el empresario priísta Carlos Bustamante Anchondo, quien apenas a un par de meses de haber concluido su gestión, ya no pudo soportar el seguir escuchando o leyendo, que se ponga en tela de duda la presunta honorabilidad y eficiencia de su administración municipal.
Había permanecido callado, pero de pronto, salió a la calle, supuestamente a defenderse. Se le olvidó aquello de que “el que nada debe, nada teme”. Y aquel que teme, ha de ser porque algo debe. Esto provocó algo así como una guerra de dimes y diretes. Los funcionarios del XXI Ayuntamiento, que encabeza el Dr. Jorge Astiazarán, dicen algo, y Bustamante o alguno de sus cercanos colaboradores, salen a contradecirlos.
Se dice que Bustamante dejó las finanzas municipales prácticamente en quiebra, y este se defiende negándolo. Que el pasivo llega casi a los mil millones de pesos, pero el empresario asegura que apenas rebasó los 300, entre otras cosas. De ambas partes, hay versiones contrarias. Por ello las dudas, las sospechas, las especulaciones.
Bustamante afirma que no todo lo que le achacan es de su autoría, sino a petición expresa del propio Astiazarán, y que había venido guardando silencio, precisamente para no provocar un enfrentamiento. Pero dice que tiene cartas, bajo la manga, que de ser necesario, las habrá de mostrar. Lo dicho, esto dará para mucho.
Es evidente, que entre el exalcalde y el actual, hay resentimientos, distanciamientos, malos entendidos o diferencias muy marcadas, que a nadie conviene. Bustamante afirma que el proceso de transición fue cordial y que entregó y mostró lo que era necesario, para que conocieran las condiciones en que dejaba la administración municipal y que por eso le molesta que se le trate de exhibir como pésimo administrador.
Obviamente, no entiende, que lo que está viviendo, es lo que han vivido la mayoría de los exalcaldes, en los primeros meses, luego de concluir sus respectivas gestiones. Que, como diría Panchito Pérez Tejada, exalcalde mexicalense, después no pasa nada, todo queda igual. Bustamante dice que lo que se dice de él y su administración, son puros chismes.
Para colmo de males, y que hizo mayor su irritación, es que el regidor Felipe Ledezma, de Movimiento Ciudadano, presentó un punto de acuerdo, que fue aprobado por el cabildo en pleno, para exhortar a la Legislatura Estatal, que auditen a la administración bustamantista. El exalcalde dice que le dá risa y acusa de ignorantes a los regidores, pues dicha revisión es institucional y de carácter obligatoria. Cabe observar que la mayoría de los regidores son priístas y todos votaron a favor de la propuesta.
Lo irónico, es que el exhorto en mención, deberá ser atendido por la Comisión de Fiscalización del Congreso del Estado, que preside el diputado del PES, Rodolfo Olimpo Hernández, quien fue Regidor durante la administración de Bustamante y que debe saber si se incurrió en irregularidades. Valdría la pena saber si es que en los acuerdos de dudosa procedencia o de trasfondo, Rodolfo votó a favor, o en contra, o simplemente se abstuvo. Probablemente le remuerda la conciencia.
El otro personaje, de piel sensible, y que, como dicen vulgarmente, “se voló la barda”, es el Síndico Procurador, Arturo Ledesma, pues tronó ante los periodistas que lo cuestionaron sobre el señalamiento hecho por Rubén Ovando, de la dizque corriente crítica del PRI, en el sentido de que el funcionario está protegiendo al exalcalde Carlos Bustamante.
Casi les ordena a los periodistas, que lo traten con respeto y que informen sin atacarlo. Como diciéndoles que solamente publiquen aquello que le sea favorable. Dicen que, rayando en la soberbia, exaltado, les dijo que eso era una burla : -Yo de buena fé les doy las entrevistas. No se vale, si les abro las puertas y que me salgan con eso. No soy cualquier Síndico. Esto me da coraje a mí. No tengo necesidad de solapar a nadie. Se va a aplicar la ley.
Estos personajes, no entienden que la función pública, les expone a la crítica, al señalamiento, a ser cuestionados y que es obligación de ellos el informar sobre las labores que realizan. Si porque son de piel sensible, todo eso les molesta, pues que dejen la función pública. Se pueden morir de un coraje.
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