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viernes, 2 de agosto de 2013

Palco de Prensa: Teoría de la Conspiración.


                                           Por : Gilberto LAVENANT

La intervención quirúrgica practicada al Presidente Enrique Peña Nieto, para extraerle un nódulo tiroideo, esta semana, generó una serie de especulaciones y enormes expectativas sobre la salud presidencial. Aunque al parecer la operación no fue tan complicada y según el anuncio oficial, fue un éxito, hay mexicanos que aún ponen en tela de duda que el mandatario esté realmente sano.


Y no es para menos, pues en los últimos años, Presidentes y expresidentes latinoamericanos han sido afectados, de una u otra forma, por la terrible enfermedad llamada cáncer. Al menos 7 políticos de primer nivel han sido víctimas de esto que podría ser considerada como una epidemia presidencial.

Cuentan que la lista inicia con René Preval, expresidente de Haití, a quien en 2001 se le detectó un tumor de próstata, fue sometido a una cirugía y recibió tratamiento en Cuba.

Luego, en el 2009, la actual presidente de Brasil, Dilma Rousseff, fue diagnosticada con cáncer linfático. Parece que el tratamiento recibido le hizo efectos positivos, pues aún está viva.

Un año después, en el 2010, siguió Fernando Lugo, mandatario de Paraguay, a quien también se le diagnosticó cáncer linfático. Recibió el tratamiento correspondiente en Paraguay y Brasil.

Siguió el caso más sonado y polémico, el de Hugo Chávez, quien se sentía de acero, hasta que en junio de 2011 se vió obligado a revelar que padecía cáncer. Anunció que sería sometido a una  cirugía para extraerle un tumor en la zona pélvica. Los últimos meses de su gestión, los pasó en Cuba recibiendo tratamiento contra el cáncer. Finalmente, el mandatario venezolano, falleció el 5 de marzo de 2013.

Chávez creía que vencería al cáncer, participó en las elecciones presidenciales y ganó. Sin embargo, no alcanzó a rendir protesta para su segundo período. Controversial que era, Chávez, al referirse a los numerosos casos de mandatarios enfermos de cáncer. Habló sobre la posibilidad de que alguien, y volteaba al norte del continente americano, hubiera desarrollado una tecnología para afectarlos.

Sin embargo, en los ratos de buen humor, un día dijo que alguna vez organizaría una cumbre de mandatarios que hayan superado el cáncer. Simplemente se quedó con las ganas. De haberlo organizado, no hubiese estado presente. Sería solo para los que hubiesen superado el mal, y él sucumbió.

Después de Chávez, siguió la presidente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, quien en diciembre de 2011 reveló que tenía un tumor maligno en la glándula de la tiroides, afortunadamente para ella el diagnóstico fue erróneo, pues le extirparon el tumor, y no era canceroso.

Cuando el caso de Cristina, y observando las afecciones de otros mandatarios, se insistió en la teoría planteada por Chávez, que se trataba de una conspiración para controlar a los presidentes latinoamericanos que pudiesen ostentar liderazgo ante las potencias mundiales.

La Teoría de la Conspiración, supuestamente cuenta con una estructura que maneja a los gobiernos latinoamericanos y conspira, provocando hechos favorables a esos ocultos intereses. En latinoamérica, actualmente existen muchas personas con cáncer, pero que los mandatarios sean afectados por dicho mal, es más que preocupante.

Después de la presidente Argentina, siguió Juan Manuel Santos, mandatario colombiano, quien en octubre de 2012 reveló que tenía un tumor cancerígeno de próstata.

Hasta ahora, solamente el venezolano Húgo Chávez ha fallecido. Sin embargo, se teme que la llamada “Epidemia Presidencial”, sigue avanzando. Que aún está vigente, la “Teoría de la Conspiración”.

Los rumores en tal sentido se fortalecieron nuevamente, luego que se supo de la afección del mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, en la tiroide. Sus colaboradores dijeron que no era nada serio. Que se trataba de extraerle un quiste, nada más.

Sin embargo, muchos mexicanos sospechan que es algo más serio que eso. Advierten que la salud presidencial, es un asunto de interés público. Que si Peña Nieto tiene un mal grave, como el cáncer, que los mexicanos deben saberlo.

Les preocupa, que la salud del mandatario mexiquense, pueda agravar y tenga qué abandonar el cargo, y que el gobierno de México quede a la deriva.

Ahí tienen el caso del Gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, que ha visto seriamente mermada su salud, por un mal que solamente él conoce. Y sus colaboradores cercanos.

Y mientras el mandatario casi agoniza, Michoacán parece un infierno. El crímen organizado tiene controlada la zona. Ni las fuerzas armadas han logrado someterlos.

Pero volviendo con la salud del Presidente Peña Nieto, sin exagerar, sí que es preocupante.

Ya se piensa seriamente en exigir a los gobernantes, que periódica y obligadamente, acrediten su estado de salud.

Dadas las condiciones que se viven en el país, por las turbulencias políticas, además de las graves condiciones de inseguridad, la salud de los gobernantes es esencial.

Húgo Chávez, se creía superhombre. Al final, no logró vencer al cáncer. Ojalá que los mandatarios, viendo la tormenta, se hinquen. Que vean a sus gobernados, que también se enferman. Y por millares.

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