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martes, 4 de junio de 2013

Las evidencias.

Palco de Prensa
                                    

       Por : Gilberto LAVENANT

A partir de que trascendió, que Fernando Castro Trenti sería postulado como candidato priísta a la gubernatura de Baja California, se empezó a correr el rumor de que esto era con el deliberado propósito de que el PAN continuase ostentando es posición durante 6 años más. Se decía, incluso, que era parte de las negociaciones respecto al Pacto por México.


Sin duda alguna, muchos creyeron como cierta esa versión. Por algo dicen, repite mil veces una mentira, y terminará siendo verdad. Ese es uno de los más fuertes anhelos de quienes han usufructuado la gubernatura estatal durante 24 años, seguir disfrutando las mieles del poder, otro sexenio.

Sin embargo, nadie ha observado que las evidencias indican todo lo contrario. De haber habido alguna negociación en torno a la gubernatura, fue con la intención de que el panista José Guadalupe Osuna Millán, coadyuvara para entregar “en bandeja de plata” esa posición a los priístas.

Esto, no de a gratis. Obviamente que no. Osuna Millán aceptó, preparar todo para que el PAN deje la gubernatura, y la recupere el PRI, a cambio de su “inmunidad diplomática”. Las evidencias, así lo indican.

José Guadalupe, no es tonto. Con frecuencia se pasa de listo, lo que es otra cosa. Pero de tonto, no tiene un pelo. Está consciente del desgaste del panismo, después de 24 años de gobernar a Baja California, a tal grado que sabe que la derrota electoral el 7 de julio, es prácticamente inminente.

La pérdida de las 5 alcaldías y la mayoría en la legislatura estatal, fue un serio aviso de que su gestión no tendría un final feliz. Luego en el 2012, perder la Presidencia de la República y a nivel local ganar solamente una de 8  diputaciones federales, le dieron la certeza de lo que desde entonces ha venido temiendo.

Por ello, escuchó y aceptó las propuestas del priísta, Fernando Castro Trenti, candidato de la Alianza Compromiso por Baja California, integrada por el PRI, PVEM, PT y PES. Le permitirían mantener, al menos en apariencia, su capacidad de gobernar. Que no le “reventaran” su administración, pese a múltiples errores en que había incurrido.

De que hubo trato, no hy duda. Las evidencias así lo indican. Pero no la negociación pregonada para que Castro Trenti fracase en sus intenciones de llegar a la gubernatura, sino para que la alternancia y transcisión, se dé en las mejores condiciones posibles. Mejores para Osuna Millán. Mejores, sin raspones y descalabros.  

El hecho de que haya maniobrado, para que el candidato panista fuese Francisco Vega de la Madrid, en lugar de Héctor Osuna Jaime, es una de las primeras evidencias. Kiko es manejable. Osuna Jaime, difícilmente se deja manejar. Con Kiko, la derrota electoral está garantizada. Con Osuna Jaime, sería un tanto más difícil.

La realización de la campaña mediática, esa de la frase : ¡Abre los ojos! fue una audacia de Osuna Millán. Gastó millonarios recursos, presuntamente a fin de motivar a los bajacalifornianos para que no se dejen engañar por los políticos. Campaña que, por implicar un despilfarro de recursos, en tiempo de crisis, generó malestar hacia los gobiernos panistas. Esto también puede ser considerado como otra evidencia.

Hay muchas otras acciones que pueden ser consideradas como evidencias del trato entre Osuna Millán y Castro Trenti. Una de ellas es la desaseada expedición de tres concesiones para el transporte intermunicipal, que luego súbitamente canceló y que independientemente de los daños colaterales que esto genere, unió a los transportistas de Baja California, en contra de los gobiernos panistas.

Cualquiera pudo haber sugerido a Osuna Millán, que las concesiones las hubiese otorgado hasta después de los comicios del 7 de julio, pero lo hizo en pleno proceso electoral, a sabiendas de las repercusiones negativas en contra del panismo. Despejado el panorama, hoy se puede decir que simplemente está cumpliendo con el pacto.   

Esta semana ha surgido otra evidencia. Osuna Millán se ha cerrado a toda posibilidad de diálogo con los burócratas, para negociar en torno a los aumentos de salarios que están reclamando. Son más de 15 mil empleados del gobierno. Son muchos votos. Si se tratase de ayudar a su candidato Kiko Vega, de inmediato negociaría con la burocracia y cedería a sus reclamos. Todo indica, que el propósito es lo contrario.

La intención de Osuna Millán, al menos en apariencia, es fastidiar a los empleados de gobierno, hasta el grado de que salgan a la calle a reclamarle. Como lo han venido haciendo los transportistas afectados por las tres concesiones del transporte intermunicipal.  

Contrario a lo que se ha pregonado, con tanta insistencia, de que a nivel nacional se negoció para que el PRI pierda en los comicios del 7 de julio y el PAN continue ostentando la gubernatura estatal, al menos otros seis años, las evidencias indican que fue todo lo contrario, que Osuna Millán negoció con Castro Trenti, entregarle la gubernatura, a cambio de su “pellejo”, a cambio de su inmunidad.

Esto puede ser considerado como extremoso o exagerado, pero son tantas las fallas en que ha incurrido Osuna Millán, que obligan a pensar que lo ha estado haciendo deliberadamente. Total, el “barco blanquiazul” se va a hundir, ha de decir.

Quizás alguien pueda desvirtuar o descalificar estas aparentes evidencias, o definitivamente probar lo contrario, o sea, que no ha habido, de parte de Osuna Millán, intenciones malévolas o pactos ocultos con el priísmo, lo que sí nadie puede negar es que, cuando entregue la gubernatura, a Kiko Vega o a Castro Trenti, se sorprenderán con el cochinero que dejará de administración. Si gana el PRI y no lo tocan, se constatará que sí hubo pacto.

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