200 SICARIOS DEL CHAPO DESPLEGADOS PARA RECUPERAR LA TUNA POR ATAQUE DE LOS BELTRAN LEYVA
Enfrentados desde 2008, cuando el gobierno aprehendió al Mochomo, los
ejércitos del Cártel de Sinaloa y de los hermanos Beltrán Leyva han
protagonizado refriegas en muchas partes del país y con resultados
sangrientos.
Pero nunca lo habían hecho en su propia tierra, que los vio nacer.
Culiacán, Sinaloa.- El sábado 11, un comando de al menos 150 hombres,
encapuchados y fuertemente armados, irrumpió en el poblado La Tuna,
Badiraguato, en busca del hermano mayor de Joaquín El Chapo Guzmán:
Aureliano Guzmán Loera, El Guano.
Había cuentas pendientes con los Guzmán, que se remontan a 2008, cuando
Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, fue arrestado, pero que se
recrudecieron con la muerte de Ernesto Guzmán Hidalgo, medio hermano del
Chapo, en abril de 2015, muerte supuestamente aprobada por El Guano, lo
que generó que viejos rencores explotaran ese sábado.
Como respuesta a la toma del pueblo, los Guzmán Loera enviaron al menos a
200 hombres, traídos de distintas partes del país, para que enfrentaran
a los invasores y recuperaran La Tuna, el pueblo que durante décadas
blindó y controló el antiguo jefe del Cártel de Sinaloa, hoy en día
prisionero en el Cefereso número 9, en Ciudad Juárez.
Fue esa guerra que nadie anticipó la que varó a los residentes de las
comunidades de Arroyo Seco, La Palma y La Tuna, quienes, aterrorizados
por la violencia y la guerra inminente, optaron por huir de sus hogares
en busca de asilo con familiares y amigos en Culiacán y en la cabecera
municipal de Badiraguato.
Contra los Guzmán
Lo que parecía ser el sitio más seguro de la sierra, La Tuna,
Badiraguato, considerada por muchos como el corazón del territorio de
Joaquín El Chapo Guzmán, se convirtió en el más cruel de los infiernos,
cuando más de 150 hombres tomaron por asalto el poblado. Murieron al
menos siete hombres en enfrentamientos y ejecuciones.
De acuerdo con varias fuentes consultadas por Ríodoce, al momento del
asalto casi 80 de esos hombres, todos vestidos de negro, con chalecos
antibalas y gorras negras donde se leían las insignias “DEA” e
“Interpol”, se dirigieron a la casa de Consuelo Loera, madre de Joaquín
Guzmán, en busca del Guano; simultáneamente otros 50 pistoleros tomaron
por asalto una casa de adobe, que está a lado del camino que conduce a
San José de El Barranco, en busca de Ángel Guzmán, uno de los
principales operadores de Aureliano.
Según narraron los testigos, Ángel Guzmán vivía frente a una de las dos
abarroterías que hay en el pueblo, y habría alcanzado a escuchar el
arribo de los gatilleros, por lo que rápido fue por sus armas, y al
momento que sus enemigos entraban por él, los recibió a tiros desde
adentro, matando a uno de sus agresores, mientras a balazos hacía correr
al resto.
Los sicarios intentaron responder, pero Ángel se había parapetado dentro
de su domicilio, y sus agresores fueron por gasolina a la abarrotería
de enfrente y prendieron fuego a la casa, para luego, armas en mano,
esperar a que Ángel saliera.
Pasaron cinco minutos y la vivienda ardía en llamas, cuando
intempestivamente Ángel Guzmán apareció por una de las puertas del
frente y con una metralleta AK-47 en cada mano, disparaba a diestra y
siniestra a sus enemigos.
No alcanzó a vaciar todos los tiros, cuando fue acribillado por los
gatilleros, que tenían rodeada la casa y ya lo estaban esperando.
De nada sirvió la pechera antibalas que se había puesto para jugarse la
vida ni las granadas que le colgaban del chaleco, pero alcanzó a
llevarse a otro más antes de ser acribillado. Los dos que se llevó por
delante eran de Huixiopa, según se dijo.
“Con otros cinco como Ángel se le hubiera hecho frente a toda esa gente,
pero el pueblo estaba sólo porque el Guano se confió”, lamentó un
residente de La Tuna y amigo de los Guzmán Loera.
A pocos metros de ahí, Consuelo Loera Pérez, de 87 años, estaba dentro
de su casa cuando los pistoleros irrumpieron violentamente en busca de
su hijo Aureliano.
Según se relató, eran casi las 10 de la mañana al momento del asalto,
hora que Consuelo aprovecha para orar. Por eso, cuando escuchó los
disparos y a varios hombres entrar en su domicilio, salió a ver lo que
ocurría.
Dicen las mujeres que ayudan a doña Consuelo en los quehaceres
domésticos, que la madre del capo no movió ni un dedo para detener a los
asaltantes, sólo se les quedó mirando con una biblia en sus manos
mientras los pistoleros revisaban cada rincón de la casa en busca del
Guano, pero al no encontrar nada, sólo se llevaron una Razer y cuatro
motos todoterreno.
Cinco minutos antes, uno de los empleados de Consuelo, a quien sólo se
identificó como El Rayo, había salido corriendo a la abarrotería, pero
cuando casi llegaba a la tienda, se encontró con la gente de Huixiopa,
que rápido lo reconoció, y como si se tratara de uno de sus enemigos,
fue ultimado a tiros. Según se explicó después, El Rayo andaba
desarmado, y no había necesidad de matarlo.
Cerca de ahí, otro de los pistoleros del Guano, identificado como El
Chuy, habría salido del pueblo rumbo a San José del Barranco, pero al
escuchar los disparos que cobraron la muerte del Rayo, regresó a La Tuna
a ver de qué se trataba. Fue lo último que hizo; entrando al pueblo fue
acribillado con disparos de rifles AK-47.
Fueron precisamente esos disparos los que habrían de alertar a Ángel Guzmán antes de que entraran por él.
Viejos lodos
En 11 de abril de 2015, Ernesto Guzmán Hidalgo fue levantado, torturado y
asesinado por un comando en Bacacoragua, una comunidad anclada en la
sierra de Badiraguato, 20 kilómetros antes de llegar a La Tuna.
Según información de gente familiarizada con el caso, el asesino de
Ernesto fue un individuo identificado únicamente con el primer nombre
“Cristóbal”, alias El 02, –antiguo jefe de sicarios de Aureliano
Guzmán–, y el motivo aparente de la ejecución fue porque don Ernesto
“estaba poniendo al Guano para que lo arrestara el gobierno”.
Pero al escapar El Chapo de la prisión, el 11 de julio de 2015, éste
comprobó que Ernesto nunca intentó traicionar al Guano. Ocho meses
después del crimen de Ernesto, El 02 fue ejecutado junto con siete de
sus hombres en las afueras de San José del Barranco. Fue el 18 de
diciembre de 2015.
Pero la muerte del 02 no sirvió para apaciguar el deseo de venganza de
los familiares ni socios de Ernesto, y por esa razón fue que se tomó a
La Tuna.
Oscuridad en las sombras
El pueblo de La Tuna siempre ha estado blindado, y entrar a esa comunidad sin permiso es casi jugarse la vida.
Por eso, los más de 150 hombres que entraron a tomarlo lo hicieron de
noche, y para ello tuvieron que atravesar caminando cerros y brechas
hasta llegar a su objetivo; la mayoría de ellos lo hicieron por la parte
norte del pueblo, según se dice, “de lado de Chihuahua”.
En La Tuna nadie se esperaba el asalto, y como El Guano y su gente no se
hallaban en el pueblo, los asaltantes, encabezados por gente de los
Beltrán Leyva, y otros socios de Ernesto Guzmán, no batallaron para
hacerse del pueblo y despojar a sus habitantes de varios vehículos,
incluyendo Razers, motocicletas todo terreno, y camionetas 4×4.
“Puros beltranes aquí; ellos sí que pagan bien, no como los guzmanes”,
se dice que los pistoleros gritaban a los cuatro vientos mientras
recorrían el pueblo, en tanto otros cortaban los cables del teléfono y
de internet para evitar toda comunicación.
Parecía que había acabado todo, y al día siguiente, mientras velaban el
cuerpo de Ángel Guzmán, los pistoleros de los Beltrán Leyva regresaron
al pueblo y entraron con violencia al funeral, para sacar a otros dos
punteros del Guano que ahí se encontraban.
Luego de desarmarlos e hincarlos en la calle, hicieron que ambos
punteros se pusieran las manos detrás de la nuca, para entonces
ejecutarlos con rifles AK-47.
Desde el cautiverio
Tras la masacre del fin de semana, El Chapo Guzmán se enteró de lo que
estaba ocurriendo en su tierra y habría ordenado entonces que
“ejecutaran a los invasores”: se habían metido en casa de su
progenitora, y desde el encierro dio órdenes para acabar con todos
ellos, según revelaron fuentes de La Tuna.
Sería coincidencia, o parte del poder que aún mantiene el capo, pero a
partir del martes pasado y hasta el miércoles, avionetas aterrizaron
cerca del Nogalito, pocos kilómetros al norte de La Tuna; vendrían
cargados con alrededor de 200 pistoleros para enfrentar a los Beltrán
Leyva.
Cuando los habitantes de La Tuna, Arroyo Seco y La Palma se enteraron
del arribo de más pistoleros, empezaron a desalojar esos pueblos y a
emigrar en busca de asilo a Culiacán y otros pueblos de Badiraguato,
dejando a los pistoleros listos para accionar sus armas.
Desde entonces y hasta la fecha se han reportado varios enfrentamientos
en esa zona, pero hasta el momento se desconoce si hay más muertos o
heridos, y sólo se sabe que la Marina y elementos del Ejército mexicano
llegaron desde el miércoles 15 en la noche a La Tuna y La Palma, para
asentarse ahí.
“Están instalados en las escuelas Hermenegildo Galeana, de La Tuna, y en
la Ramona Leyva, de La Palma; esta última la mandó construir Alfredo
Beltrán Leyva y le puso el nombre de su mamá, pues el gobierno no
ayudaba ni con eso”, explicó una residente de esa comunidad, quien dijo
ser prima del Chapo y del Guano.
“Está mal lo que hicieron (de matar a Ernesto), no había necesidad de
matar a gente inocente, pero ese es un problema que ya no se soluciona
con nada”, puntualizó la mujer.
Las víctimas de siempre
Entre 250 y 300 familias salieron de las comunidades de La Tuna, Arroyo
Seco y La Palma, en el municipio de Badiraguato, huyendo de la violencia
generada por los ataques y enfrentamientos entre los grupos del Cártel
de Sinaloa y de los Beltrán Leyva.
Versiones del ayuntamiento de Badiraguato indican que las familias
desplazadas se fueron a comunidades cercanas, pero también a la cabecera
municipal y a Culiacán, a casas de amigos y familiares.
Las autoridades informaron que los propios agresores, que aparentemente
ingresaron a la región por la frontera de Sinaloa con Chihuahua, les
pidieron a los habitantes que dejaran sus viviendas, ante la violencia
que se estaba generando.
El gobierno municipal no ha informado sobre albergues o acciones de apoyo de emergencia a los desplazados.
La Procuraduría General de Justicia del Estado confirmó dos personas
asesinadas en Badiraguato y que la madre del Chapo Guzmán no se
encuentra en su domicilio.
Martín Robles Armenta, subprocurador general, informó que agentes
policiales acudieron a La Tuna y encontraron deshabitada la casa de
Consuelo Loera. La vivienda de la madre del líder del Cártel de Sinaloa,
manifestó, no presenta ningún tipo de daños.
“Por el hecho de que se manejara que se habían metido en ese domicilio y
que se había atacado ese domicilio, el cual fue constatado que no
presenta daños por disparos de arma de fuego, el día de hoy anduvieron
en las inspecciones oculares agentes de policía”, dijo.
Mencionó que los agentes que acudieron a la zona a realizar indagatorias
corroboraron que no haya habido enfrentamientos. Los pobladores
entrevistados, comentó, refieren que dejaron sus casas por temor debido a
que había rumores de que se registrarían enfrentamientos entre grupos
delincuenciales.
“No se han dado daños por disparos de armas de fuego en domicilios, no
se han dado privaciones de la libertad en esos domicilios o robos o
asaltos a esas poblaciones”, aseguró.
Detalló que el sábado pasado reportaron el homicidio de dos personas
rumbo al poblado La Palma, pero cuando arribó el Agente del Ministerio
Público al lugar no fueron localizados los cadáveres. Al día siguiente
reportaron otros homicidios en Higueras de Tecuán y confirmaron el
asesinato de dos personas.
Señaló que los problemas en esa zona son por disputas por el control
entre grupos delincuenciales rivales o alguna escisión de uno de los
cárteles.
“Estos grupos de delincuentes se disputan el cultivo de drogas y el control de los lugares para actividades ilícitas”, expresó.
A mediados de la semana, el gobernador Mario López Valdez confirmó la
irrupción de un grupo armado en algunos poblados de Badiraguato. Dijo
que al parecer se trata de un “pleito entre familiares” y no entre
grupos delincuenciales rivales.
Algunos pobladores optaron por dejar sus viviendas y se están desplazando hacia otras comunidades, indicó.
Señaló que el grupo armado recorrió varias comunidades y les dijeron a los habitantes que se retiraran.
Con información de Río Doce
Blogdelnarco.com