Por : Gilberto LAVENANT
Bajo
evidentes presiones y tráfico de influencias, los integrantes del Patronato pro
construcción del llamado “Zócalo 11 de Julio”, encabezados por doña Carolina
Aubanel Riedel, tratan de obtener, vía “fast track”, el visto bueno del Cabildo
del XXI Ayuntamiento de Tijuana, para la realización de este proyecto, en donde
se ubica el parque central “Benito Juárez, entre el Palacio Municipal y el
Centro de Gobierno del Estado, en la zona río.
El proyecto
en mención, es conocido popularmente como “La Plaza del capricho”, por la
necedad de sus promotores, de insistir en incrustar obras fabulosas, en una área
donde prácticamente no cabe “ni un alfiler”, no obstante la oposición de los
defensores de dicha zona arbolada, de las pocas que hay en la ciudad, y las
organizaciones de urbanistas, que han advertido que rompe los principios más
elementales en materia de urbanización.
El caso
es que, haciendo valer sus influencias políticas y económicas, lograron que el
pasado jueves se reuniera la Comisión de Régimen Interno, con la obvia
intención de que, sin cuestionamiento alguno, les validaran el proyecto.
En la reunión,
estuvieron presentes prácticamente todos los regidores integrantes del Cabildo
de Tijuana, convocados por el Regidor Jorge Escobar Sánchez, coordinador de la
Comisión de Régimen Interno, así como el Secretario General de Gobierno,
Bernardo Padilla. Luego de la presentación, fueron severamente cuestionados
respecto a la viabilidad de las obras, el costo y legalidad del procedimiento
de autorización.
Doña
Carolina y colaboradores, en su mayoría empleados de su empresa de difusión, no
sintieron lo duro, sino lo tupido, pues no pudieron responder, de manera
convincente, los diversos cuestionamientos que les plantearon, en especial de
parte del Regidor Luis Felipe Ledezma, Presidente de la Comisión de Medio
Ambiente y Desarrollo Sustentable.
A lo más
que se llegó, fue que tan “fantástico”, pero absurdo, proyecto, fuese turnado a
las Comisiones, para su análisis y la emisión del dictamen correspondiente.
Evidentemente,
los promotores del llamado zócalo, tienen serios problemas auditivos, pues tal
parece que no han escuchado las múltiples protestas y reclamos de los
defensores del Parque Benito Juárez, así como de los profesionales en materia
urbanística, que se han sumado, en contra de dicho proyecto, al considerarlo inviable
e improcedente, porque dadas sus características, es más que una necedad el pretender realizarlo
en esa zona.
Todo
indica, que nadie ha aclarado a doña Carolina, que su exesposo, Carlos
Bustamante Anchondo, ya no es el Alcalde de Tijuana y que por lo tanto los
Regidores del XXI Ayuntamiento, que encabeza el Dr. Jorge Astiazarán Orcí, no
están comprometidos, y mucho menos obligados, a validar dicho absurdo.
Ahora,
las objeciones son tantas, que se da como un hecho, que el proyecto quedará
entrampado, porque a los opositores, se han adherido otros actores. Por
ejemplo, los empresarios del Centro Comercial Plaza Río Tijuana, ya advirtieron
que están en contra, pues el zócalo prácticamente sería una zona comercial, que
les haría competencia.
Se sabe
que los directivos del Centro Cultural Tijuana, también están en contra de que
se construya la “plaza del capricho”, en tanto que la arquidiócesis ya se
deslindó del proyecto, pues inicialmente se propaló la versión de que la
construcción de la nueva Catedral, formaba parte del proyecto del zócalo.
El
director de las obras de la Catedral, Padre Jorge Echegollen, ha dicho, con
toda claridad, que la autoridad eclesiástica no tiene relación alguna con el
Patronato “11 de Julio”, al grado de que solicitó al regidor Jorge Escobar,
Presidente de la Comisión de Régimen Interno, que se le permitiera presentar el
proyecto de la nueva catedral, para mostrar los deslindes entre ambos
proyectos.
Por si
fuese poco, también es absurdo que se insista en llevar a cabo este proyecto,
que sería una obra de relumbrón, cuando las finanzas, tanto del gobierno del
Estado, como del Ayuntamiento de Tijuana, casi están colapsadas. Pero eso no lo
entienden los promotores del zócalo.
Ellos,
simplemente hablan de lo majestuoso del proyecto, que promueven como un centro
cívico, pero que en realidad será un nuevo centro comercial, que supuestamente
transformará la zona, pero que tan solo durante su construcción trastornaría
severamente el tráfico vehicular.
Un
espacio público con 6 plazas, estacionamiento en 3 niveles, con capacidad para
más de 2 mil automóviles, plaza cívica para 35 mil espectadores, donde
pretenden se celebren eventos masivos, 8 mil metros cuadrados para todo tipo de
exposiciones, conexiones a los edificios de gobierno, Cecut y Plaza Río, a
través de grandes calzadas peatonales. Sin duda alguna, la ambición les ha
llevado a alucinar.
También
se contempla una zona, que quisieran que pasara desapercibida, consistente en
67 módulos, que constituirán un centro comercial. Todo, en mano de un grupo de
particulares, en su mayoría empleados de doña Carolina, y socios o compas del
exalcalde Bustamante Anchondo.
Nadie ha
podido explicar, por qué no forma parte de dicho patronato, ningún
representante de institución de gobierno alguna, en especial del gobierno
municipal de Tijuana, no obstante que pretenden lucrar con bienes de dominio
público, como si fuesen propiedad privada.
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