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domingo, 5 de enero de 2014

Palco de Prensa: La cuesta, cuesta.


                                         Por : Gilberto LAVENANT

Las expresiones de los consumidores, ante las cajas registradoras de tiendas departamentales o pequeños expendios de abarrotes, el día de ayer, fueron, en términos generales : ¡todo está carísimo!

Definitivamente, si alguien conoce el costo de la canasta básica, así como demás productos que no son propiamente esenciales, pero sí de alto consumo, son las mujeres, las amas de casa. A ellas nadie las puede engañar. Son algo así como el termómetro social.


Los rostros de ellas, era de enfado, de decepción y quizás hasta de resignación. Algunas compraban solamente lo más indispensable. Su función, en el hogar, es la de administradoras. Hacen mágia, para poder estirar al máximo el monto de la quincena o semana que el jefe de la casa aporta para adquirir el mandado.

Las muestras de desagrado, y de condena, fueron generales. Iniciaban la cuesta de enero y no les quedaba duda de que esta cuesta, cuesta. Y mucho. Más que en años anteriores, cuando los primeros días del año se topaban con los aumentos de precio, casi normales, generados por la espiral inflacionaria.

Ahora, es eso y más. Los incrementos tradicionales, el aumento al IVA, más los nuevos o mayores impuestos a determinados productos. En especial, todos aquellos que contienen azúcar y algunos otros que son calificados como “productos chatarra”.

Seguramente la mayoría de las amas de casa escucharon con preocupación que, a partir del día 1 de enero del 2014, entraría en vigencia la reforma fiscal, que implicaba el pago de nuevos impuestos. Básicamente respecto a productos de alto contenido calórico, que deberán cubrir el Impuesto Especial Sobre Producción y servicios, utilizado para desalentar el consumo de productos nocivos para la salud, así como las bebidas azucaradas.

Para tener una idea, respecto a los únicos productos cuyos precios no serán incrementados por el pago del IEPS, en algunas notas periodísticas se observó que son los derivados del trigo, tales como tortillas, incluyendo las llamadas integrales, pastas de harina para sopas sin especies, condimentos, relleno ni verduras, el pan no dulce, como bolillo, telera, baguette, chapata, birote y similares, blanco e integral, incluyendo pan de caja.

Así mismo, alimentos a base de cereales de trigo, sin azúcares, incluyendo integrales. También los derivados de maíz, como tortillas, incluso tostadas, harina, nixtamal y masa de maíz.

Igualmente quedan libres, alimentos a base de cereales para lactantes y niños de corta edad, alimentos a base de cereales sin azúcares, incluso integrales, así como el pan no dulce de otros cereales, integral o no, incluyendo pan de caja.

Pero la lista  de los alimentos que sí serán gravados fiscalmente, es larga. Sumamente larga. Empezando por las botanas, conocidas también como “productos chatarra”, productos elaborados a base de harinas, semillas, tubérculos, cereales, granos y frutas, fritos, horneados o tostados.

Igualmente, productos de confitería, dulces y confites, los caramelos, dulce imitación de mazapán, gelatina o grenetina, gelatina preparada o jaletina, malvaviscos, peladilla y turrón, entre muchos otros. Se agregan flanes y pudines, pudín, dulce preparado a base de bizcocho o pan de desecho en leche y con azúcar y frutas secas.

Así mismo, dulces de frutas y hortalizas, tales como ates, jaleas o mermeladas, derivadas de pulpas o jugos de frutas u hortalizas con edulcorantes, adicionados o no de aditivos para alimentos. Incluso las frutas y hortalizas cristalizadas o congeladas.

Se incluye cremas y pastas de cacahuate y avellanas, tostados y molidos, salados o endulzados. Las bebidas energizantes, incluyendo concentrados, polvos y jarabes para preparar bebidas energizantes. También las bebidas saborizadas, concentrados, polvos, jarabes, esencias o extractos de sabores.

Esto no es nada sencillo. Los mexicanos son muy dulceros y consumidores de pan dulce por excelencia. Para cambiar los usos y costumbres alimenticias o de consumo en general, tendrá que pasar mucho tiempo, pero mientras tanto, irán a la quiebra  y al cierre, panaderos y dulceros, entre muchos otros.

Y si bien es cierto que en este tipo de alimentos, la aplicación de gravámenes es positiva, en tanto que se pretende desalentar el consumo de productos nocivos para la salud de los mexicanos, muchos de ellos calificados como “chatarra”, en la elaboración y comercialización de los mismos, laboran numerosas personas. El cierre de empresas será a corto plazo. Los beneficios alimenticios, serán a muy largo plazo.

Aunque aún es pronto para palpar en su plenitud las repercusiones sociales y económicas de la reforma fiscal planteada por el Presidente Enrique Peña Nieto, pues la misma se reflejará no nada más en materia alimenticia, sino en las de transporte y educación, entre muchas otras.

En general, toda la economía nacional se verá contraída, habrá reducción en el flujo de dinero circulante. La capacidad adquisitiva de muchos mexicanos se desplomará, y en sentido contrario el desempleo ascenderá, como también se elevará el número de mexicanos en condiciones de pobreza, incluso de pobreza extrema.

No se explica aún cómo el Presidente Peña Nieto, manifiesta satisfacción y confianza en que las reformas estructurales, permitirán combatir la pobreza y la inseguridad. Que explique cómo y cuándo, porque muchos mexicanos ya tienen el agua “hasta el cuello” y están a punto de sucumbir. Para empezar, ya saben perfectamente que en este 2014, la cuesta, cuesta.
                                                                               

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