Por : Gilberto LAVENANT
En la literatura cristiana, por llamarle de alguna forma, y bajo riesgo de la crítica por los conocedores de esos temas, destaca un personaje, muy popular en estos días, no precisamente porque sea conocida su historia, sino por un hecho en particular : aquel en el que procede a lavarse las manos, para tratar de demostrar que no tenía culpa alguna en el proceso y condena a muerte de Jesús de Nazareth.
Wikipedia, la enciclopedia libre, narra este pasaje, supuestamente basándose en los evangelios, y explica que Jesús fue apresado por un grupo de hombres armados, pertenecientes a la guardia del Templo, por orden de Caifás y los sumos sacerdotes. Que luego de un interrogatorio nocturno, lo llevaron ante el procurador, cuyo personaje era precisamente Pilato, solicitando lo ejecutara, ya que le habían hallado culpable de blasfemia.
Sin embargo, toda vez que la pena capital, solamente podía ser aplicada por los romanos, Pilato envíó a Jesús a Herodes Antipas, quien debido a un conflicto con la jurisdicción correspondiente a un reo de Galilea, se lo devuelve. Entonces, Pilatos se declara incompetente para resolver asuntos religiosos y declara no hallar culpable a Jesús. Los líderes judíos, ante esto, cambian la acusación sobre Jesús asedición. A pesar de no hallarlo culpable, Pilato -sabiendo que era víspera de Pascuas- deja que el pueblo decidiera entre liberar a un preso de nombre Barrabás o liberar a Jesús.
El pueblo, dirigido por los sumos sacerdotes, escogió la liberación de Barrabás y la crucifixión de Jesús.Ante esa decisión Pilato simbólicamente se lavó las manos para indicar que no quería ser parte de la decisión tomada por la muchedumbre y dice : “No soy responsable por la sangre de este hombre”. Ese acto, el de lavarse las manos, como una forma simbólica de eludir responsabilidades, se ha traído hasta esta época, principalmente por los políticos. Incluso, Pilato, a través de la historia, se ha convertido en un símbolo de la vileza y de la sumisión a los bajos intereses de la política.
Viene al caso comentar esto, no precisamente para reflexionar sobre cuestiones de carácter religioso, sino de índole político, porque la clase política mexicana, suele hacer suya la expresión de aquel personaje, cuando participan en un acto vergonzante o nocivo para la comunidad. Aunque evidentemente estén involucrados, dicen simplemente : “como Poncio Pilato: “me lavo las manos”.
Esto lo hizo el Senador del PT, Marco Antonio Blázquez, cuando en lugar de votar en contra de la reforma hacendaria, absurdamente, se abstuvo. Después trató de componer las cosas, argumentando que era una estrategia de práctica legislativa. Hasta quienes eran sus más allegados, presumen que el petista vendió su voto, por muchas monedas. El legislador simplemente se encoge de hombros y procede a “lavarse las manos”.
Algo similar acaba de ocurrir en la legislatura estatal de Baja California. Los legisladores se jalonearon cuando les tocó resolver sobre la Ley de Ingresos del gobierno del estado y el presupuesto de egresos, presentado por Kiko Vega. Las “negociaciones” estuvieron tan complicadas, no porque se tratara de corregir, adicionar o reconducir el gasto público, como habían pregonado los priístas y sus aliados, sino porque buscaban los mejores beneficios posibles, para ellos en lo particular.
Y conste, para nada tomaron en cuenta las observaciones o señalamientos hechos por el diputado del PRD, Roberto Dávalos, en cuanto a las incongruencias contenidas en el paquete hacendario, así como respecto a la petición de autorización para contraer deuda pública por casi 3 mil millones de pesos, lo que era contradictoria con la supuesta política de austeridad del actual gobierno estatal.
Al final de cuentas, con excepción del perredista Dávalos, todos los demás diputados, de todas las fracciones partidistas, entre ellos los priístas y sus aliados, aprobaron tanto la ley de ingresos, como el presupuesto de egresos. Con todo y sus incongruencias.
Cabe observar que los priístas y sus aliados, en lo general, votaron a favor del paquete hacendario estatal, pero estableciendo una reserva en cuanto a la solicitud de Kiko Vega para adquirir deuda por casi 3 mil millones de pesos, respecto a lo cual, obviamente para no verse tan mal, votaron en contra. Finalmente, los panistas y sus aliados, más algunos de los aliados de los priístas, dieron el visto bueno sobre el endeudamiento. Aquí es en donde se aplica aquello del lavado de manos.
Si los priístas y sus aliados, en realidad hubiesen tenido la intención de evitar el endeudamiento, pues hubieran votado en contra de la ley de ingresos y el presupuesto de egresos. Son negociaciones factibles de realizar. Pero no fue así, votaron a favor, bajo el supuesto de que a la hora de discutir sobre lo de la deuda, votarían en contra. Parece lógico, pero no lo es.
El comunicado oficial de la legislatura, emitido la mañana del martes, señalaba la aprobación del presupuesto estatal, con 24 votos a favor y uno en contra, el del legislador del PRD, Roberto Dávalos. En un segundo párrafo, refería la votación que permitió el endeudamiento : 14 votos a favor, del PAN, PANAL, PEBC, PES y PMC y 11 en contra del PRI, PRD, PT Y PVEM. Casi igual que lo de la abstención del Senador Blásquez, en cuanto a la reforma hacendaria federal. Los priístas podrían pregonar, que se opusieron, pero que les ganaron por votos. También esta es una forma de “lavarse las manos”.
Y así lo hicieron. Por la tarde emitieron un comunicado, manifestando que el grupo parlamentario del PRI, se opuso al incremento de la deuda. Como diciendo : si a alguien no le agrada esto, pues díganselo a los panistas y sus aliados. Cuando que ellos pudieron haberlo evitado. Si hubieran tenido la voluntad de hacerlo. Como Pilatos…
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