Cargaba en la espalda
el asesinato por error de Édgar Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán Gonzalo
Inzunza Inzunza fue registrado en Culiacán, pero fuentes cercanas a la familia
afirman que nació en Navolato.
Su padre, don René
Inzunza, era originario de La Vuelta, ubicado a cinco kilómetros de la cabecera
municipal y se dedicó al negocio de las drogas cuando a los narcotraficantes
todavía se les llamaba gomeros.
De familia
clasemediera —estudió Primaria y Secundaria en el Colegio Sinaloa, administrado
por monjas— con domicilio en la colonia residencial Guadalupe, el destino lo
puso en el umbral de la delincuencia.
Nacido el 17 de agosto
de 1970, era un adolescente cuando su padre murió. Le dejó un Grand Marquis y
una pistola escuadra como herencia. Jugueteaba con el arma hasta que decidió
que debía tener alguna utilidad. Una noche, durante una fiesta en su casa, mató
a un joven que se estaba burlando de él. Fue el primer crimen que cometió.
Estaban cada uno en los extremos de una mesa y Gonzalo Inzunza tenía empuñada
la pistola por debajo del mantel. Le dejó ir cinco disparos y el tipo cayó de
espaldas con todo y silla, bañado en sangre. La fiesta terminó y media hora
después elementos de la Policía Municipal llegaron en una patrulla y se
llevaron el cuerpo para tirarlo en las afueras de la ciudad. Tenía 19 años.
Inzunza se fue a
Sonora, donde incursionó en el narcotráfico. Allá estuvo varios años trajinando
hasta que regresó, a finales de los años 90, convertido en un hombre de armas.
Estando allá se enemistó con un narcotraficante culichi, Jesús René Deldagillo
Meza, a quien acusaba de haberle robado una tonelada de mariguana y un millón y
medio de pesos. Lo persiguió y atentó contra su vida para cobrar la afrenta
pero nunca logró su objetivo de exterminarlo.
Delgadillo Meza se
vino a esconder a Culiacán y hasta acá regresó el Macho Prieto buscando
asesinarlo. Contrató sicarios con el único fin de cobrar la deuda como él
pensaba que debía hacerlo.
No se detuvo en
contemplaciones. El 15 de junio de 2001, en la colonia Las Quintas, un grupo de
pistoleros a su mando irrumpió en una fiesta infantil donde se encontraba René
Delgadillo e intentó matarlo. Murieron dos policías de la oficina estatal de
Protección Privada y una jovencita, Mirella Urquiza Benítez, pero su enemigo
logró escapar.
Ismael Zambada García
supo de la belicosidad del Macho Prieto y lo mandó llamar. Ahí empezó la
relación. Trabajó para él muchos años, pero siempre con niveles de autonomía
que le permitían también traficar drogas por su cuenta. El Mayo le decía el
Apache, por la forma en que usaba el pelo, con partida en medio y su piel
morena.
Se instaló en la
colonia Los Pinos, que convirtió en un búnker al que nadie entraba sin ser
monitoreado. Era su mundillo privado que celaba de incursiones de malandrines y
policías a costos de muerte.
Una vez, a finales de
los años noventa, un par de patrullas de la Policía Ministerial arribaron a una
de las calles de su colonia para ejecutar una orden de aprehensión en contra de
un joven que tenía líos legales relacionados con una muchacha. Cuando los
policías bajaron de sus unidades, fueron rodeados por gatilleros del Macho
Prieto que los habían ubicado desde que entraron a la colonia. Les preguntaron
a qué iban y respondieron que a ejecutar una orden de aprehensión. El joven por
el que iban no tenía nada que ver con la clica de Gonzalo Inzunza, pero estaban
invadiendo un territorio que para el Macho era sagrado.
“¿Quién es su jefe?”,
preguntaron los sicarios, la mayoría mozalbetes con “cuernos de chivo” al
hombro. “El comandante (Héctor) Ochoa Polanco”, respondieron. Se referían al
que entonces era jefe de Órdenes de Aprehensión de la Policía Ministerial.
“Díganle que venga”, ordenaron. Siguieron la instrucción y Ochoa Polanco se
presentó minutos después. En cuanto llegó al lugar hizo acto de presencia el
Macho Prieto, se acercó al comandante y le dio una bofetada. “¿Qué no sabes que
para entrar aquí tienes que pedir permiso?”, le espetó. Le dio otra cachetada y
le dijo que no se volviera a parar por ahí. Luego ordenó que desarmaran a los
policías y que los dejaran ir.
Los agentes se
retiraron en sus camionetas. Dos días después, personal de la Ministerial
recibió la indicación de que enfrente de la comandancia, por el bulevar
Emiliano Zapata, se encontraba un vehículo con las armas que les habían
asegurado dos días antes. El cargamento estaba intacto.
El Macho Prieto tenía
repulsión hacia los policías porque pensaba que muchos de ellos le brindaban
protección a Delgadillo Meza. Fuentes del Gobierno afirman que muchos de los
crímenes contra agentes policiacos fueron perpetrados por Gonzalo Inzunza bajo
esa presunción, aunque su nombre no forme parte de ninguna de las
investigaciones de estos crímenes.
En otra ocasión, en
abril de 2005, un convoy compuesto por dos patrullas de la Policía Estatal
Preventiva tuvo que replegarse a su base ante la amenaza de Gonzalo Inzunza de
que acabaría con los agentes si no se retiraban. Fue al mediodía, en la misma
colonia Los Pinos. Los policías se regresaron a su base, entonces por Bahía de
Ohuira y hasta ahí los siguió el jefe de los sicarios, se bajó de su vehículo y
después de recordarles a su madre a grito abierto, se retiraron.
Libertad “por arte de
magia”
Un mes después
ocurriría un hecho insólito. El 5 de mayo de ese año, Gonzalo Inzunza se
internaría en la clínica de rehabilitación Oceánica, ubicada en Mazatlán. Tenía
un fuerte problema de adicción a las drogas y quería resolverlo. Se trasladó
con un grupo de secuaces al puerto y cuando detallaban su estadía y la forma de
coordinarse mientras le daban atención, fueron detenidos por la Policía
Municipal del puerto, justo frente al extinto centro nocturno Toro Bravo, por
la Avenida del Mar.
Los gatilleros
viajaban en un vehículo Jetta y una camioneta Ford Lobo, donde también llevaban
un arsenal. Les aseguraron una bazuca, dos fusiles AK-47, dos fusiles AR-15,
uno de los cuales traía un lanzagranadas; tres pistolas y siete granadas para
fusil.
Los detenidos dijeron
llamarse: Cándido Roche Ortiz, José Miguel Castro González, Alberto César
Acosta Chaires, Fabían Montes Aragón y Abraham Alberto Salcedo Hernández, de
20, 22, 23, 26 y 26 años, todos culichis.
Asimismo aseguraron 185
municiones para fusil “cuerno de chivo”, 138 cartuchos para fusil AR-15,
pecheras, varios cargadores normales y de disco, además de dólares y diversas
joyas.
Desde el día de la
detención, corrió la versión de que los aprehendidos fueron ocho, pero que solo
habían sido presentados seis, un menor de edad entre ellos.
El mismo jueves, 5 de
mayo, se dieron a conocer los nombres de Bernabé León Parra y Juan Manuel
García Peiro, mismos que habrían sido liberados.
Fotografías tomadas
mientras eran detenidos en el lugar de los hechos, muestran a dos hombres que
nunca fueron presentados. En realidad, uno de ellos era el Macho Prieto y el
otro Ismael Bernal Cristerna, conocido como el Mongol.
Fuentes extraoficiales
de la Dspytm aseguraron que los sicarios habrían ofrecido, antes del traslado,
500 mil pesos para que los dejaran libres, pero que los policías los
rechazaron.
Los ocho detenidos,
afirmaron las fuentes, llegaron esposados a las celdas, pero allí “León Parra”
y “García Peiro” habrían dado un millón 500 mil pesos para ser dejados libres.
Pese a las evidencias,
testimonios e imágenes, Luis Noriega Ordorica, entonces director de la Dspytm,
aseguró que solo fueron seis los detenidos. Otro que negó los hechos fue el
alcalde Alejandro Higuera Osuna, de extracción panista.
Apenas el 31 de julio
pasado, después de una persecución que inició en el cruce de Obregón y
Terrones, el Mongol fue asesinado de carro a carro. Fuentes policiacas
extraoficiales aseguraron que fue el mismo Macho Prieto quien ordenó su muerte
al sospechar que lo estaba traicionando.
La casa de Frías
Castro
Era marzo de 2005 y en
todo el país las fuerzas del Partido de la Revolución Democrática se
movilizaron para impedir que el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal,
Andrés Manuel López Obrador, fuera desaforado. Un diputado sinaloense,
Francisco Frías Castro, formaba parte de la Comisión Instructora, y en Culiacán
un centenar de simpatizantes perredistas se plantaron en una casa que tiene en
Culiacán para exigirle que rechazara al desafuero. Fue el 30 de marzo de 2005.
La casa está ubicada
por la calle Ciudades Hermanas, en la colonia Guadalupe. Colgaron mantas y
lanzaron arengas durante algunas horas, para luego retirarse.
Lo que no sabían es
que Frías Castro no vivía allí y que, de acuerdo con informes confidenciales
del Ejército a los que se tuvo acceso, fue durante un tiempo casa de seguridad
de Gonzalo Inzunza Inzunza, el Macho Prieto.
Dice textual un
informe del GAE (Grupo de Análisis Especializado) dirigido al General de
Brigada… con fecha de 20 de marzo de 2006:
9/a. Z. M.
G.A.E.
PARA ATENCION DEL C.
GRAL DE BGDA. D.E.M. CMTE. 9/a. Z.M.
(20-MAR-06)
ASUNTO.
INFORMAR A ESA
SUPERIORIDAD DATOS OBTENIDOS A CERCA DE GONZALO INZUNZA INZUNZA (a) “EL MACHO
PRIETO”.
INFORMACION.
EN RELACION AL
INDIVIDUO DE NOMBRE GONZALO INZUNZA INZUNZA (a) “EL MACHO PRIETO” EN LOS
ARCHIVOS CON QUE CUENTA EL G.A.E. DE ESTA ZONA MILITAR SE OBTUVO LA SIGUIENTE
INFORMACION:
ANTECEDENTES.
SE TIENE INFORMACION
QUE CITADO INDIVIDUO ES GATILLERO DE ISMAEL ZAMBADA GARCIA (a) “MAYO ZAMBADA”,
ADEMAS DE CONTROLAR Y RECLUTAR A PERSONAL A ORDENES DE CITADA PERSONA.
SU DISTINTIVO DENTRO
DE LA ORGANIZACIÓN DEL “MAYO ZAMBADA” ES “GOLFO” Y SU (a) “EL MACHO PRIETO”.
PROPIEDADES
RELACIONADAS CON GONZALO INZUNZA INZUNZA, UBICADAS EN ESTA PLAZA:
(…)
DOMICILIO UBICADO EN
BLVRD. CIUDADES HERMANAS PONIENTE No. 168 ENTRE AVENIDA ANDRADE Y CERRADA
GUADALUPE (ESTA CASA ES DE COLOR CAFÉ CON UN PORTON DEL MISMO COLOR), LA CUAL
CONFORME AL CONTRATO DE LUZ SE ENCUENTRA REGISTRADO CON EL NOMBRE DE FRANCISCO
FRIAS CASTRO; DE ESTE INDIVIDUO SE SABE QUE TIENE UNA TRAYECTORIA POLITICA EN
EL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL (PRI), ACTUALMENTE ES PRESIDENTE DE LA
FUNDACION LUIS DONALDO ADHERIDA AL PRI; Y EN EL REGISTRO PUBLICO DE LA
PROPIEDAD SE ENCUENTRA REGISTRADA A NOMBRE DE NADIA ACUÑA DELGADO DE FRIAS.
Francisco Frías Castro
es ahora secretario de Educación Pública del Gobierno de Mario López Valdez.
Mayo de 2008, el
parteaguas
El poder de Gonzalo
Inzunza Inzunza se vino abajo desde la noche del 8 de mayo de 2008, cuando fue
asesinado Édgar Guzmán López, en el estacionamiento del City Club.
Recién había empezado
la guerra entre los hermanos Beltrán Leyva y el cártel de Sinaloa, y por un
tiempo se pensó que el ataque había sido perpetrado por gatilleros al servicio
del Barbas, Arturo Beltrán Leyva.
Pero no fue así. En
realidad la muerte del hijo del Chapo Guzmán y de Griselda López Pérez se debió
a una confusión. Un comando de Gonzalo Inzunza ubicó a un grupo de jóvenes que
charlaban en el estacionamiento de la tienda citada y lo reportó a sus
superiores. A través de los radios se cruzaron datos, preguntas y órdenes. Los
jóvenes fueron confundidos con los contrarios y se dio la orden de disparar.
Murió junto con Édgar Guzmán un hijo de Blanca Margarita Cázarez Salazar,
Arturo Meza Cázarez y un sobrino del Chapo, César Ariel Loera Guzmán.
Se sabría después que
los jóvenes habían acudido al lugar con el fin de tratar dos camionetas
blindadas.
A partir de entonces
la vida se le complicó al Macho Prieto, que habría sido protegido por Ismael
Zambada. Hasta que tuvo que abandonar el estado.
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