Por : Gilberto LAVENANT
A unos meses de que concluya la administración estatal, encabezada por el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, directa o indirectamente, se distinguirá y reconocerá por los escándalos de índole sexual.
El más reciente, por no decir que sea el último, aún faltan tres meses para que concluya, trascendió este fin de semana. Algunos medios de difusión, aunque no todos, dedicaron importantes espacios para hacer referencia a la renuncia de Alberto Faustino Silva Galindo, al cargo de Secretario de Pesca y Acuacultura de Baja California.
Parecía absurdo que dejara el cargo, a poco de concluir la gestión de Osuna Millán. Sin embargo, ya no extrañó cuando se supo que fue porque en cualquier momento se desataría un escándalo, de índole sexual, en torno a su persona. Optó por retirarse, antes que enfrentar los cuestionamientos y miradas morbosas.
Como si estuviese programado, el escándalo surgió al mismo tiempo que la noticia de la súbita renuncia del funcionario. Las crónicas periodísticas refieren escenas bochornosas, consistentes en lo que podría llamarse masturbación del individuo, desnudo, frente a una cámara web. Supuestamente estableció contacto con otra persona, a través de la computadora y mediante cámara de video que transmite en vivo y permite a los interlocutores observarse recíprocamente.
Dicen que el funcionario, desnudo, se dió rienda suelta, acariciándose a sí mismo, al tiempo que su interlocutor le daba instrucciones de que proyectara la cámara hacia su órgano sexual y el resto del cuerpo. Las cosas no habrían pasado de ahí, pero el interlocutor gravó las escenas y luego trató de extorsionarlo, con la amenaza de que habría de difundir su contenido.
Al parecer, el receptor es un menor de edad, hábil en sistemas informáticos. El aludido no accedió al chantaje y optó por difundirlo, colocándolo en las redes. Esto se corrobora por el hecho de que hace unos días, el funcionario presentó denuncia ante la procuraduría de Justicia del Estado, por la posible comisión del delito de extorsión, en contra de quien resulte responsable.
Evidentemente, presionado, prefirió renunciar al cargo que había asumido apenas en noviembre del 2012. Faustino, no es un jovencito. Fácilmente pasa los 60 años. Resulta absurdo que siendo un funcionario estatal de primera línea, protagonizara tales actos bochornosos. En estos momentos, seguramente ha de estar encerrado en algún closet.
Cabe recordar que durante el pasado proceso electoral, se desató un escándalo cuando circuló un video en el que escuchaba y transcribía una charla de índole sexual entre el diputado Rubén Alaniz, coordinador del grupo parlamentario panista, y supuestamente un menor de edad.
La presunta interrelación entre Alaniz y su “amiguito”, según la historia, se dió a través de facebook. El contenido fue más que comprometedor. La relación de ese tipo entre un adulto y un menor de edad, se conoce como pederastía y es altamente censurable.
El diputado sigue en su cargo, presentó una denuncia ante la Procuraduría de Justicia, alegando que su voz había sido sacada de contexto, que fueron varias charlas, que se editaron y tantas cosas más. También sacaron la declaración de un jóven mayor de edad, tratando de desvirtuar lo que muchos dieron como cierto.
También durante el proceso electoral, se habló de un supuesto caso de corrupción de menores, en el que aparecía como presunto protagonista y agresor, el entonces candidato panista a la Alcaldía de Playas de Rosarito, Silvano Abarca Macklis, y una menor, con la que supuestamente procreó un hijo.
Ahora, ya con el carácter de Alcalde electo, el aludido afirma que fue un simple ardid para sacarle de la contienda por la alcaldía de Playas de Rosarito. Cierto o falso, persiste la duda o la sospecha de que puede haber veracidad en tales versiones.
Todo individuo puede hacer con su vida, lo que le venga en gana. Sin embargo, cuando se dedica a la función pública, debe conservar una línea de conducta con los valores morales más elementales. Debe ser ejemplo de valores ciudadanos.
El 5 de julio del año en curso, a dos días de los comicios en 14 entidades del país, en el portal Animal Político, se hizo referencia a las constantes denuncias y acusaciones que se hicieron entre sí los aspirantes a puestos de elección popular.
Y mencionó el tipo de estas : “Tráfico de influencias, millonarias propiedades que no alcanzarían a comprar con sus sueldos de servidores públicos, secuestros que no se sabe si ocurrieron, incluso, abuso de menores”.
Luego, hace referencia a los casos del diputado Alaniz y del ahora alcalde electo de Playas de Rosarito. La cuestión es que, no se supo que la Procuraduría de Justicia haya realizado la investigación más elemental al respecto. Como obviamente tampoco lo hará respecto a la denuncia por presunta extorsión, presentada por el ahora exSecretario de Pesca.
El que los funcionarios públicos tengan trastornos de índole sexual, que los lleve a realizar actos exhibicionistas, o relacionarse personalmente o a través de las redes con menores de edad o incluso con adultos, evidencia la pobre calidad moral de los individuos y la poca seriedad en el desempeño de la función pública.
Si quieren “salir del closet”, que lo hagan. Cada quien hace de su vida un papalote. Pero que renuncien al cargo público que ostentan, porque entonces se sospechará que lo utilizan para abusar de terceros. En especial de menores de edad. Qué bochorno.
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