Por : Gilberto LAVENANT
Fue “la comidilla” de ayer viernes. La publicación de una fotografía donde el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, sentado en el presidium de un importante evento, aparece recargado sobre su hombro derecho, dormido. La gráfica fue captada por el fotógrafo Israel Martínez Páez, de la Agencia Fronteriza de Noticias, que dirige Dora Elena Cortés Juárez. Como dicen, una foto vale más que mil palabras.
A su lado, al centro de la gráfica, el Alcalde tijuanense, Carlos Bustamante Anchondo, evidentemente lucha para no ser vencido por el sueño. Parece estar “a punto de caer en brazos de morfeo”.
A la extrema derecha, otro de los invitados especiales, aparece cabizbajo. Como disimulando el sueño, con una aparente concentración. Fuera de este mundo.
No se ha dicho cuanto tiempo permanecieron estos personajes, en esas condiciones, pero lo cierto es que dieron un espectáculo lamentable.
Esto fue en Playas de Rosarito, específicamente en el evento inaugural del 20 Congreso Nacional de Turismo de Reuniones.
De inmediato empezaron a surgir los rumores, especulaciones y bromas, respecto a estos “dormilones”.
Unos dicen que fue simplemente para demostrar que en Baja California, a diferencia de entidades como Michoacán o Tamaulipas, se vive en una “calma chicha”, al grado que los políticos pueden dormir plácidamente hasta en los eventos públicos.
Otros, un tanto en broma y con sarcasmo, advierten que lo que pasa es que Osuna y Bustamante, ya dieron el “viejazo”. Que ya no están para estos trotes.
Más bien pareciera que las responsabilidades de los cargos que ostentan, ya los vencieron.
Imaginen nada más, estaban ante la vista de numerosos visitantes. Seguramente, quienes vinieron de fuera de la entidad, estaban sorprendidos y quizás hasta escucharon los ronquidos. Han de haber pensado que esto ocurre comúnmente.
No es la primera vez que se captan este tipo de fotos. En el Congreso de la Unión, donde se desarrollan maratónicas discusiones, es común sorprender a Senadores o Diputados Federales, durmiendo a pierna suelta, en tanto se discuten temas esenciales para el país.
Sin embargo, se recuerdan casos como el del Presidente Luis Echeverría, que acostumbraba encabezar extensas reuniones de trabajo, sin siquiera pestañear. Concluídos los eventos, de inmediato se trasladaba al aeropuerto para viajar a otro punto del país, conforme a la agenda presidencial, previamente establecida.
Pocos, muy pocos, le agarraban el paso a Echeverría. Y cuidado con aquel funcionario que perdiera el paso. El propio Presidente lo reprendía y lo mandaba a la banca. No a alguna institución bancaria, sino a las filas de los desempleados.
La fortaleza y reciedumbre de don Luis, inspiraba confianza. Siempre estaba atento a todo.
Son muchas las cosas que se pueden decir, respecto a los “dormilones”, a los que el día de ayer se sumó Osuna Millán. Y Bustamante.
Los políticos que ocupan cargos importantes, en la administración pública, siempre deben tener cerca a un médico de cabecera, que cuide sus condiciones de salud. Dormir es lo de menos. Lo grave sería que les diera un infarto o quizás hasta un derrame. Tratándose del Presidente de la República, siempre se tiene a la mano una unidad médica, con todo lo necesario.
El dormir, durante el horario de labores, y peor, en un evento público, es evidencia de agotamiento físico, ya sea por desvelo o exceso de trabajo. Incluso anemia. Bajo tales condiciones, obviamente se descuidan las responsabilidades. Se disminuyen las posibilidades de eficiencia y rendimiento.
A veces, lo recomendable es el retiro de la función pública. Si ya no pueden, mejor que descansen. A casita, a cuidar a los hijos o a los nietos. Recuerden aquello de que “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”.
Cuando el individuo que gobierna, no tiene cabal salud, su débil capacidad física, y sobre todo la mental, no le permiten cumplir plenamente con su cometido. Se desvaría, se pierde el rumbo, se incurre en titubeos y errores.
La función de gobernar, no debe estar en manos de individuos debiluchos y mal comidos. No solamente dan lástima, sino que generan preocupación. Si despiertos, hay quienes cometen tropelías en sus narices. Dormidos, ni se diga.
Sorprendidos en la “pestañeada”, lo primero que deben hacer es acudir a consulta médica. Más vale prevenir que lamentar.
Les falta poquito para concluir sus respectivas gestiones. Que no se vuelva a repetir esta bochornosa escena.
Muchos políticos, suelen mostrarse en público haciendo ejercicio. Trotando, levantando pesas. No sólo para demostrar que están fuertes y sanos. Sino para presumir que están enteros para cumplir con sus funciones. Lamentable aquellos a quienes “se les cansa el caballo”. Mejor debieran de jubilarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario