Por : Gilberto LAVENANT
A un año de haber asumido la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto ha generado más decepciones que reconocimientos, por su gestión pública. Lo dicen los ciudadanos comúnes y corrientes, en la calle, a bordo de un táxi. En donde quiera que pueden o consideran oportuno externar sus puntos de vista, sus preocupaciones o inquietudes.
Sin exageraciones, las expectativas que había generado, no el retorno del PRI a la Presidencia de la República, sino el arribo de Peña Nieto, que prometía un cambio y mejores condiciones de vida para los mexicanos, luego de los sinsabores y la violencia generalizada o acentuada por la narcoguerra de Felipe Calderón, están siendo sustituidas por meras decepciones.
Y aunque no está bajo su dominio el poder judicial, sino tan sólo el área de la procuración de justicia, los asuntos de carácter penal, son los que más han resaltado estas decepciones.
Primeramente, a fines de enero del 2013, la liberación de la francesa Florence Cassez, que había sido condenada a 60 años de cárcel, luego de haber sido detenida en diciembre de 2005, acusada de secuestro, la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó anular todo el procedimiento, por supuestas violaciones a sus derechos.
Muchos mexicanos, y en especial quienes fueron víctimas de las actividades ilícitas imputadas a la francesa, consideran que su liberación fue más que todo, para recomponer las relaciones con Francia y que por lo tanto, más que un asunto judicial, la determinación fue de carácter político.
Un mes después, a fines de febrero de este mismo año, la espectacular detención de la líder del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo, que había sido intocable durante los dos sexenios panistas, ahora era enviada a prisión, acusada de haber sustraído recursos del SNTE por más de 2 mil millones de pesos, no alcanzó las dimensiones esperadas. Evidentemente, ya fue negociado el asunto, pues ni hubo más detenciones, ni se recuperó el dinero sindical, ni se le confiscaron bienes.
Hay quienes aseguran que la Gordillo, aunque oficialmente sigue en prisión, la verdad es que ya se encuentra en retiro, descansando plácidamente, en una de sus residencias en San Diego, California.
Otro caso similar, fue el del exGobernador de Tabasco, Andrés Granier, acusado de haber despilfarrado los recursos públicos durante su gestión administrativa, inicialmente por un monto de 989 millones de pesos, a fines de junio pasado se entregó personalmente y ahora se dice que tan sólo con que garantice el pago de 2 millones de pesos, por supuesta evasión fiscal, podría salir libre.
Por cierto, luego de la detención de Gordillo, circularon rumores en el sentido de que era la primera de una enorme lista de líderes sindicales, que han acumulado riquezas y se han mantenido en cargos públicos durante muchos años. Hubo quienes se atrevieron a señalar, que el siguiente sería Carlos Romero Deschamp, el líder de los trabajadores petroleros. Pero, nada ha pasado. Tal parece que lo de Elba Esther, fue simplemente un “campanazo”, para obligarlos al sometimiento oficial. Nada más.
El miércoles 31 de julio de este año, otra información habría de generar más decepciones. Después de 16 años, un juez federal exhoneró a Raúl Salinas de Gortari del delito de enriquecimiento ilícito por más de 224 millones de pesos y ordenó que le fueran regresados los bienes que le aseguraron en abril de 1996 y se descongelaran las 6 cuentas bancarias en las que “el angelito” tiene guardados sus ahorros “de toda la vida”.
Peña Nieto no es juez, pero hay quienes presumen que la voz presidencial dió instrucciones al juzgador, para que resolviera en tal sentido, para quedar bien con el exPresidente Carlos Salinas de Gortari, quien ha regresado al escenario político mexicano y ejerce un enorme control e influencia entre la clase política.
Luego, el 9 de agosto un tribunal federal otorga amparo definitivo al narcotraficante Rafael Caro Quintero y ordena su inmediata liberación luego de 28 años de haber estado recluído. Se dice que lo liberó, porque fue juzgado por un tribunal federal, cuando que debió hacerlo un juzgado del fuero común. Nadie cree que durante 28 años no se hayan percatado de la pifia. El problema es que Estados Unidos lo reclamaba para procesarlo por la muerte del agente de la DEA, Enrique Camarena y delitos federales. Ahora, ya libre, nadie lo encuentra. De paso, otros narcos que están en circunstancias similares, también podrían recuperar su libertad.
Un día después de la liberación de Caro Quintero, el Tribunal Superior de Justicia de Veracruz, revoca la sentencia de 38 años de prisión, al presunto asesino de una periodista de la Revista Proceso, porque no hubo orden de aprehensión de por medio y además supuestamente fue torturado.
La última, al menos de este tipo, Sandra Avila Beltrán, conocida como “La Reina del Pacífico”, luego de 70 meses de haber estado en prisión en Estados Unidos, podría recuperar su libertad y regresar a México. La PGR ya dijo que aquí, es una “blanca palomita”.
Eso es en el terreno criminal, pero en materia de seguridad pública y violencia, las cosas están igual o peor que en el sexenio calderonista. Asesinatos y enfrentamiento violentos por todas partes, en especial en Michoacán, Tamaulipas y Coahuila.
Y en el terreno económico, la hambruna y el desempleo siguen azotando al país. El derecho a la educación pública es letra muerta en todos los niveles. La corrupción sigue en todo su apogeo. No se nota aún el cambio prometido. Por eso las decepciones.
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