Por : Gilberto LAVENANT
Desde la expropiación petrolera, llevada a cabo por el Presidente Lázaro Cárdenas el 18 de marzo de 1938, o sea hace 75 años, los mexicanos han venido machacando la cantaleta de que “el petróleo es nuestro”.
Bueno, en aquel entonces la referencia era apropiada, porque este producto era explotado por empresas extranjeras que operaban como si fuesen dueñas de todo México.
Un conflicto laboral dió pie para la decisión presidencial que hoy se celebra anualmente, como uno de los eventos más importantes de la historia de nuestro país.
¿Pero, a 75 años de la expropiación, los mexicanos pueden presumir o jactarse de que el petróleo, y por lo tanto PEMEX, es de ellos ? Definitivamente, no.
Y esto lo comprueban, cada vez que resienten un gasolinazo. Cada vez que se aplican los aumentos periódicos a los precios de la gasolina, incrementos estos que repercuten en prácticamente todas las actividades económicas, que directa o indirectamente reflejan en sus costos de operación y en los precios de sus productos o servicios, dichos aumentos.
La supuesta propiedad de los mexicanos respecto al petróleo, es algo que está a discusión, básicamente como bandera política de muchos, para hacer creer a los mexicanos que se defiende los derechos de ellos.
Esto, a partir de la propuesta de abrir la puerta de Pemex a la inversión privada, que algunos manejan como la privatización de la paraestatal.
A tal grado llegan las posturas de los partidos políticos, en torno a este tema, que PAN y PRD amenazan con distanciarse, luego de haber actuado coaligados en recientes elecciones. Debilónes que están los perredistas, consideran oportuno el aparentar que defienden la condición oficial de PEMEX, para fortalecerse ante el electorado mexicano. Como dicen por ahí, a río revuelto, ganancia de pescadores.
El polémico Andrés Manuel López Obrador, también se suma a esta contienda, ostentándose como defensor del patrimonio petrolero de los mexicanos. Ya anuncia que saldrá a las calles a manifestarse en contra de cualquier intención privatizadora.
Los panistas, de tendencia capitalista y de perfil empresarial, ya se pronunciaron a favor de la apertura de PEMEX a la inversión privada, postura que será coincidente a la del PRI-gobierno, cuya propuesta será dada a conocer la próxima semana por el Presidente Enrique Peña Nieto.
En Baja California, al menos en esta entidad, se sospecha y cuestiona que la postura del PAN es una forma de pago al PRI y al Presidente de la República, que le permitieron “servirse con la cuchara grande” en los comicios del pasado 7 de julio y quedarse con la gubernatura local.
Pero persiste el cuestionamiento : ¿Realmente el petróleo es nuestro ?
Y no sólo eso : ¿La privatización de PEMEX, es factible y recomendable, o es lesiva para los mexicanos ?
Bueno, como concepto básico el petróleo es propiedad de México, pero no de los mexicanos.
Es propiedad de los pillos incrustrados en la paraestatal, como funcionarios, empleados o dirigentes sindicales. Ellos, han manejado y explotado a PEMEX, como si fuese de su propiedad.
La cuestión no es si sigue siendo simplemente una institución gubernamental, al márgen del sector privado, o si se les permite a los capitales privados entrar. Para los mexicanos en general, las cosas serán iguales. La gasolina, y demás combustibles derivados del petróleo, seguirán siendo de los más caros del mundo.
El impedimento o freno para privatizar PEMEX, o al menos abrir la puerta a la inversión privada, no lo es tanto eliminar restricciones legales, sobre todo del órden constitucional. Es acabar la corrupción existente en dicha paraestatal.
Nadie va a arriesgar su dinero, sabiendo que al invertirlo en PEMEX será robado por todo tipo de pillos incrustrados ahí.
Nadie va a arriesgar su dinero, sin exigir claridad y eficiencia. En las condiciones actuales, nada garantiza eso.
Durante la administración de Felipe Calderón, un exfuncionario de PEMEX, hizo un amplio análisis sobre la corrupción en la paraestatal.
El analista advierte que : “A Petróleos Mexicanos, no sólo la limitan los elevados impuestos que paga. También carga con el pesado lastre que representan las cuantiosas prebendas que otorga al sindicato petrolero y su “generosidad” con proveedores y contratistas, además de las prácticas de abuso y corrupción de muchos de sus funcionarios”.
En el análisis, salen a relucir destacados personajes del panismo, y los familiares de estos. El Presidente Vicente Fox, su esposa Martha Sahagún, los hermanos e hijos de esta. Felipe Calderón, Juan Camilo Mouriño y César Nava, entre otros muchos.
Podrá abrise la puerta de PEMEX a la inversión privada. Pero nadie entrará a la “casa de la corrupción”. Eso pueden jurarlo.
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