Por : Gilberto LAVENANT
Los seres humanos utilizan las manos para realizar actividades diversas, tales como diseñar, armar, fabricar, operar aparatos eléctricos y escribir, entre otras, y los pies, básicamente los utilizan para caminar o correr. Ni para qué dar más detalles al respecto.
La expresión “con las patas”, se utiliza para calificar u observar que algo está pésimamente realizado, como que el individuo, en lugar de utilizar las manos para ello, como comúnmente debe hacerse, utilizó los pies. De paso, el cambio de la expresión patas, por pies, significa que lo realizó un ser irracional. Un animal, pues.
El lunes de esta semana, en el periódico capitalino Excelsior, se publica una información respecto de la cual surge el título : “Con las patas”.
Se dice que la Auditoría Superior de la Federación, organismo coadyuvante de la Cámara de Diputados, para la revisión de la cuenta pública, encontró un desastre contable en estados y municipios en el manejo de 850 mil 222 millones de pesos de los 11 fondos del gasto federalizado para educación, salud, seguridad pública e infraestructura.
El llamado gasto federalizado, se integra con los recursos que el Gobierno federal transfiere, conforme a las disposiciones de la Ley de Coordinación Fiscal y del Presupuesto de Egresos de la federación, a las entidades federativas y municipales.
Esto se hace en dos vertientes : el gasto no programable o sea las participaciones federales, que son de libre administración hacendaria por esos ordenes de gobierno y no son fiscalizables por la ASF, y el gasto programable o transferencias condicionadas, cuya asignación se establece anualmente en el Presupuesto de Egresos de la Federación, y su destino se encuentra definido en el marco normativo correspondiente y que, por su naturaleza, son auditables por la Auditoria Superior de la Federación.
Participaciones federales, no auditables, que las entidades gubernamentales utilizan para fortalecer su gasto y las transferencias condicionadas, programas especiales, que si son auditables. El tema es sobre las observaciones realizadas al auditar estas últimas.
Estos recursos, lo explica la propia ASF, en su portal de internet, coadyuvan a los estados y municipios a financiar sus necesidades en materia de educación básica, salud, infraestructura social, seguridad pública, asistencia social, educación tecnológica, y de adultos, así como saneamiento financiero, entre otros rubros.
Advierte dicha institución, que sin menoscabo de la importancia de esos recursos y de los significativos beneficios que generan, “debe mencionarse que existen algunas irregularidades en su ejercicio, las cuales en su mayoría son recurrentes”, o sea que se repiten con frecuencia, de tal forma que el gasto federalizado presenta insuficiencias en su gestión, resultados, transparencia y rendición de cuentas, que afectan el logro de sus objetivos.
Y cabe observar que el gasto federalizado programable, no son unos cuantos pesos y centavos. En el período 2000-2010, a Baja California le representó 208 mil 189.5 millones de pesos. Es más, tan solo en el 2011, ascendió a 31 mil 173.8 millones de pesos.
Este gasto federalizado, se opera mediante 11 programas, entre ellos el del Seguro Popular, el llamado Subsemun, que es un subsidio en materia de seguridad pública y otros más, para educación, salud e infraestructura.
Pues resulta, que la Auditoria Superior de la Federación, encontró un desastre contable –algunos le llaman desaseo, manoseo, cochinero o simplemente desmadre- en el manejo de tales recursos, en estados y municipios, que ascienden a 850 mil 222 millones de pesos.
La ASF encontró múltiples irregularidades, tales como obras y servicios imposibles de verificar, carencia de cuenta bancaria, falta de evaluación, opacidad, pagos, así como prácticas irregulares, consistentes en el exceso en adjudicaciones directas y en la subrogación de servicios médicos y abasto de medicamentos, el retraso en la firma de los convenios, y una carencia de registros que hacen imposible conocer el número real de obras de agua potable, drenaje, electricidad y caminos rurales que se proyectan.
Sin embargo, uno de los problemas más graves, no por lo cochino o deshonesto, sino por lo absurdo, es el subejercicio de los recursos. Sí, resulta inexplicable, el hecho de que habiéndoles asignado recursos, dinero pues, en muchos casos no los gastaron, o sea no los destinaron para el objeto asignado.
Nada más para citar algunos ejemplos del subejercicio, o sea el gastar menos que lo asignado, en el Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública de los Estados y Municipios, se asignó un presupuesto de 7 mil 124.3 millones de pesos, y solamente se gastaron 4 mil 252 millones, o sea dejaron de gastar 2 mil 872 millones, lo que representa el 40.3% de lo presupuestado.
Para el Seguro Popular, que se supone es un rubro que está destinado a cubrir enormes necesidades sociales, el presupuesto fue de 45 mil 165.8 millones de pesos, de los cuales solamente se gastaron 31 mil 418.1 millones de pesos, o sea se dejaron de gastar 13 mil 747.7 millones de pesos, o sea el 30.44%.
No solamente manejaron con las patas los recursos, sino que además no los utilizaron en lo que estaban asignados y eso sí que es gravísimo. Nada justifica esta torpeza. Con esa clase de “administradores” de recursos públicos, México nunca va a salir de las condiciones críticas en que se encuentra. Podría decirse que son seres irracionales. Lo de que lo hicieron “con las patas”, no es ninguna exageración.
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