Baja California ocupa el primer lugar
de abstencionismo, a nivel nacional.
En las elecciones intermedias de
2015, de una lista nominal de 2 millones 361 mil 747 electores, el 70.4% no
acudió a las urnas. Ese es el reto a vencer en los comicios del próximo domingo
5 de junio.
Muchos están sorprendidos por este
fenómeno y tratan de encontrar las causas, aunque pocos observan que los
verdaderos culpables de esta situación, son los políticos.
En términos generales, muchos
coinciden en que los electores no votan, porque los políticos no cumplen sus
promesas. Por el repudio que se ha generado, en contra de los partidos
políticos y de los políticos en general.
Se entiende y se reconoce. Por lo
tanto, cabe observar que los culpables del alto grado de abstencionismo en los
procesos electorales, son los políticos y las organizaciones que los postulan.
Los políticos, se ostentan como
tales, sin serlo, por el simple hecho de estar afiliados, militar o ser
postulados por un partido político.
Tratando de motivar a los electores,
reforman la ley electoral y crean la figura de los candidatos independientes o
ciudadanos.
Contra las altas expectativas que
había generado la posibilidad de que participaran en este proceso electoral,
individuos, hombres o mujeres, que no estuvieran respaldados por un partido
político, el debút de los aspirantes, por esa vía, ha resultado un fracaso.
¿Entonces, de qué se trata?
En principio, los políticos
tradicionales, los que durante años han militado bajo la sombra de
organizaciones partidistas, se disfrazaron de “ciudadanos” y pensaron que
engatusarían a los electores. Dándoles “gato por liebre”.
Pero eso no eso no es lo que reclaman
los electores, pues al final de cuentas “es la misma gata, nada más que
revolcada”.
Lo que reclama la sociedad, son
verdaderos políticos. Líderes sociales. Aquellos que dedican sus esfuerzos a
realizar labor social, de asesoría o gestoría, a favor de grupos vulnerables.
No vivales de la política.
Los políticos tradicionales, son
simples políticos temporaleros. Esos que surgen solamente en los procesos
electorales.
Se mantienen agazapados, cómodamente.
Asoman la cabeza, en los tiempos previos a un proceso electoral, involucrándose
en temas controvertidos, para que digan que tienen presencia social y que sus
partidos los tomen en cuenta.
Terminan los procesos electorales y
regresan al anonimato. No mueven ni un solo dedo para ayudar a alguien.
Carentes de liderazgo social, son
unos completos desconocidos. Por eso batallan a la hora de participar en una
contienda electoral. Porque nadie los conoce.
Algunos, tienen cierta trayectoria,
pero por las labores propias del cargo o posición que ostentan, no porque les
dé por hacer labor social.
En base a esto, dos personajes que se
desempeñaban como funcionarios federales, delegados de Sedesol e Infonavit,
fueron postulados como candidatos a legisladores, en esta contienda. Esos
fueron sus “méritos” para ello.
En tales casos, habría que preguntar,
si tales personajes, en el desempeño de sus encargos, cumplían como tales o se
aprovechaban de los mismos, para construir sus proyectos políticos, lo que
sería deshonesto, pues no les pagaban para ello.
Esto también ha propiciado el
desaliento de los electores.
Antes se pregonaba, que postularían a
los mejores hombres, o mujeres. Lo cierto es que son tan poco los
electores que acuden a las urnas, que quienes ganan, en un proceso electoral,
lo hacen con una minoría a su favor. Y votan, no por los mejores, sino por los
menos peores.
Por eso, Kiko Vega logra la
gubernatura estatal con sólo 442 mil 868 votos, de un listado nominal integrado
por 2 millones 361 mil electores. Por eso se advierte : si no votan, no se
quejen.
El abstencionismo, es el reto a
vencer el próximo domingo. Difícil de lograr, mientras los políticos no cambien
y sigan siendo meros simuladores.