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domingo, 7 de diciembre de 2014

Palco de Prensa A limpiar la casa.



                                         Por : Gilberto LAVENANT

Este sábado, la Junta de Gobierno de la UABC, nombró a Juan Manuel Ocegueda Hernández, como nuevo Rector de la Máxima Casa de Estudios, para sustituir a Felipe Cuamea Velázquez, quien concluye su gestión el 27 de enero del 2015.

Definitivamente, la Universidad Autónoma de Baja California, es una de las instituciones más importantes de la entidad. Atiende a 61 mil 500 estudiantes y en ella laboran 5 mil 470 académicos, más 9 mil 248 empleados administrativos.

El reto para el nuevo Rector, es sumamente serio. En especial : limpiar la casa.

Su antecesor, Felipe Cuamea Velázquez, llegó al cargo, luego de un accidentado y cuestionado proceso de selección. Y concluye, en medio de una tormenta generada por supuestos malos manejos de los recursos de la institución.

El Organo de Fiscalización del Congreso del Estado, detectó que la administración de Cuamea, invirtió recursos en la Bolsa de Valores. Al grado de sufrir pérdidas por 26 millones de pesos.

Y eso no fue un “errorcillo”. En total, dispuso de 150 millones de pesos para esas actividades bursátiles.

El dictamen del Orfis, hizo 13 observaciones a la Cuenta Pública 2012, de la UABC.

Se detectó a profesores universitarios, con horarios simultáneos en dependencias del gobierno estatal. Por ejemplo, 20 de ellos, aparecían al mismo tiempo en la nómina universitaria y en las del Sistema Educativo Estatal. Incluso, hubo 15 casos con doble plaza en la propia Universidad.

También se detectaron irregularidades en las obras. Algunas pagadas sin haber sido concluidas. Otras a un costo mayor de lo presupuestado inicialmente.

La información completa, fue frenada, cuando se suscitó el escándalo. Viéndose acosado, Cuamea hizo la farsa de que se atentaba contra la autonomía universitaria. Retó a los diputados locales, acusándolos de que se querían meter “hasta la cocina”.

En su defensa, recurrió a todo. Proclamó que la UABC era un botín apetecible, como advirtiendo que los políticos iban tras los recursos económicos de la universidad.

Pero, como dirían, “lo salvó la campana”. Los señalamientos en torno a los malos manejos financieros y administrativos de los recursos universitarios, amenazaban viciar y estropear el proceso de selección del nuevo Rector.

Por mera sensatez, los legisladores locales decidieron marcar un compás de espera. Esperar hasta luego del 27 de enero del 2015, en que Cuamea concluye su gestión, para llamarlo a cuentas. Cuando sea un simple ciudadano y ya no pueda proclamar, falsamente, que las acciones en su contra son un atentado a la autonomía universitaria.

La primera responsabilidad del nuevo Rector, es precisamente, entregar al Orfis, toda la documentación relativa a la gestión administrativa de la gestión de su antecesor, para que se precisen las fallas y los excesos. Y se proceda en consecuencia.

Así mismo, determinadas, fallas y excesos, aplicar los correctivos pertinentes, para que dejen de estar especulando con los recursos universitarios.

No es cualquier cosa. Se dice que al interior de la UABC, hay mucha cochinada. Salarios de privilegio para unos cuantos, malos manejos en los costos de obras y servicios.

El reto mayor, para el nuevo Rector, será romper los cotos de poder, que han dado origen a tantas irregularidades. La imagen de la UABC, no es tan impecable, como presumen.

Algo también sumamente importante, revisar la legislación universitaria y actualizarla, para que deje de funcionar con una filosofía mercantil, en la que varios exrectores aparecen como socios principales.

Y, ya enderezado “el barco”, involucrar a los universitarios, tanto maestros como estudiantes, en la problemática social.

No es posible, que la sociedad pensante de la entidad, viva ajena de los problemas que afectan a los bajacalifornianos. Los económicos, de salud, de educación en general.      

El potencial del conocimiento universitario, es enorme. Es lamentable que no sea encausado en beneficio de la sociedad misma.

Así mismo, se debe tener cuidado, de que la UABC no se convierta en una institución elitista o clasista, en la que solamente tienen acceso los jóvenes superdotados. Que le bajen “dos rayitas” a las exigencias, para que también tengan oportunidad de ingresar, jóvenes con capacidades básicas.

La Máxima Casa de Estudios, debe ser un centro de desarrollo de recursos humanos y no se debe caer en criterios discriminatorios.

Juan Manuel Ocegueda Hernández, no debe ser simplemente el relevo de Cauamea en la Rectoría. Debe ser el impulsor de la transformación positiva de la UABC.

Una institución, donde se de amplia libertad a la discusión de las ideas y al conocimiento de la problemática social.  Sin regateos, ni medias tazas.

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