Por
: Gilberto LAVENANT
Este sábado,
la Junta de Gobierno de la UABC, nombró a Juan Manuel Ocegueda Hernández, como
nuevo Rector de la Máxima Casa de Estudios, para sustituir a Felipe Cuamea Velázquez,
quien concluye su gestión el 27 de enero del 2015.
Definitivamente,
la Universidad Autónoma de Baja California, es una de las instituciones más
importantes de la entidad. Atiende a 61 mil 500 estudiantes y en ella laboran 5
mil 470 académicos, más 9 mil 248 empleados administrativos.
El reto
para el nuevo Rector, es sumamente serio. En especial : limpiar la casa.
Su
antecesor, Felipe Cuamea Velázquez, llegó al cargo, luego de un accidentado y
cuestionado proceso de selección. Y concluye, en medio de una tormenta generada
por supuestos malos manejos de los recursos de la institución.
El Organo
de Fiscalización del Congreso del Estado, detectó que la administración de
Cuamea, invirtió recursos en la Bolsa de Valores. Al grado de sufrir pérdidas
por 26 millones de pesos.
Y eso no
fue un “errorcillo”. En total, dispuso de 150 millones de pesos para esas
actividades bursátiles.
El dictamen
del Orfis, hizo 13 observaciones a la Cuenta Pública 2012, de la UABC.
Se detectó
a profesores universitarios, con horarios simultáneos en dependencias del
gobierno estatal. Por ejemplo, 20 de ellos, aparecían al mismo tiempo en la nómina
universitaria y en las del Sistema Educativo Estatal. Incluso, hubo 15 casos con
doble plaza en la propia Universidad.
También se
detectaron irregularidades en las obras. Algunas pagadas sin haber sido
concluidas. Otras a un costo mayor de lo presupuestado inicialmente.
La
información completa, fue frenada, cuando se suscitó el escándalo. Viéndose
acosado, Cuamea hizo la farsa de que se atentaba contra la autonomía
universitaria. Retó a los diputados locales, acusándolos de que se querían
meter “hasta la cocina”.
En su
defensa, recurrió a todo. Proclamó que la UABC era un botín apetecible, como
advirtiendo que los políticos iban tras los recursos económicos de la
universidad.
Pero, como
dirían, “lo salvó la campana”. Los señalamientos en torno a los malos manejos
financieros y administrativos de los recursos universitarios, amenazaban viciar
y estropear el proceso de selección del nuevo Rector.
Por mera
sensatez, los legisladores locales decidieron marcar un compás de espera. Esperar
hasta luego del 27 de enero del 2015, en que Cuamea concluye su gestión, para
llamarlo a cuentas. Cuando sea un simple ciudadano y ya no pueda proclamar,
falsamente, que las acciones en su contra son un atentado a la autonomía
universitaria.
La primera
responsabilidad del nuevo Rector, es precisamente, entregar al Orfis, toda la
documentación relativa a la gestión administrativa de la gestión de su
antecesor, para que se precisen las fallas y los excesos. Y se proceda en
consecuencia.
Así mismo,
determinadas, fallas y excesos, aplicar los correctivos pertinentes, para que
dejen de estar especulando con los recursos universitarios.
No es
cualquier cosa. Se dice que al interior de la UABC, hay mucha cochinada. Salarios
de privilegio para unos cuantos, malos manejos en los costos de obras y
servicios.
El reto
mayor, para el nuevo Rector, será romper los cotos de poder, que han dado
origen a tantas irregularidades. La imagen de la UABC, no es tan impecable,
como presumen.
Algo también
sumamente importante, revisar la legislación universitaria y actualizarla, para
que deje de funcionar con una filosofía mercantil, en la que varios exrectores
aparecen como socios principales.
Y, ya enderezado
“el barco”, involucrar a los universitarios, tanto maestros como estudiantes,
en la problemática social.
No es
posible, que la sociedad pensante de la entidad, viva ajena de los problemas
que afectan a los bajacalifornianos. Los económicos, de salud, de educación en
general.
El
potencial del conocimiento universitario, es enorme. Es lamentable que no sea
encausado en beneficio de la sociedad misma.
Así mismo,
se debe tener cuidado, de que la UABC no se convierta en una institución
elitista o clasista, en la que solamente tienen acceso los jóvenes
superdotados. Que le bajen “dos rayitas” a las exigencias, para que también
tengan oportunidad de ingresar, jóvenes con capacidades básicas.
La Máxima
Casa de Estudios, debe ser un centro de desarrollo de recursos humanos y no se
debe caer en criterios discriminatorios.
Juan Manuel
Ocegueda Hernández, no debe ser simplemente el relevo de Cauamea en la Rectoría.
Debe ser el impulsor de la transformación positiva de la UABC.
Una
institución, donde se de amplia libertad a la discusión de las ideas y al
conocimiento de la problemática social. Sin regateos, ni medias tazas.
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